martes, 21 de julio de 2009

Epílogo

Hasta las peores novelas tienen un epílogo. Así que no podía faltar en nuestro pequeño culebrón...


Ahora que dejamos atrás todo un año de experiencias, que se entremezclan los recuerdos con lo que nos espera, quería reunir en esta última entrada del blog algunas reflexiones sobre lo que ha representado la misión para mi familia.


Ante todo debo darle gracias a Dios por este tiempo. Ha sido sin duda un tiempo duro, muy difícil. Muchos pensarán que ir de misión por Europa no tiene sentido ni mérito. Pero no es verdad. Europa necesita testigos. Personas que hayan descubierto el amor de Dios en sus vidas y no tengan miedo de decirlo. Y que no teman perder un poquito de sus vidas para darla por otros. Hay quien piensa que el que lo deja todo para anunciar a Cristo o es un héroe o un tarado. Quizá tengan razón... en ambas cosas. Pero, como bien decimos los locos, yo no estoy loco... ni tampoco soy Superman. Hoy leía en un correo unas palabras que se atribuyen a Einstein y vienen muy bien al caso: "Dios nos hizo perfectos y no escoge a los capacitados, sino que capacita a los escogidos". Lo único que se necesita es un poco de fe para confiar en quien llama, para creer que quien escoge tiene poder para sostenerte, para ayudarte, para darte lo que necesites.

Nosotros somos testigos de que así es: durante este año no sólo nos ha dado lo que necesitábamos para vivir, sino que nos ha mantenido fuertes incluso en los momentos de prueba más fuerte.

Si hay algo que me llevo de este tiempo es ver cómo el Señor me ha ayudado a ser humilde. Os aseguro que para alguien tan soberbio como yo no es plato de gusto estar siempre con la cara de Forrest Gump. Desde que llegué siempre he dicho que aquí el misionero es ciego, mudo, sordo y un poco tonto. Porque no sabes hablar, ni entender ni moverte sin ayuda. En la misión realmente eres tú y el Señor. Él es el único que está siempre ahí, el único con el que puedes hablar, te entiende, te ayuda y te guía.

El Señor nos ha regalado muchas ocasiones para conocer lo que hay en nuestros corazones, para ver nuestra debilidad.

Pero sobre todo nos ha concedido crecer como familia. Ninguno sabemos qué nos deparará el futuro. Pero de lo que estoy convencido es de que este año quedará sellado en nuestro corazón. Nunca olvidaremos lo que hemos vivido aquí. Ahora sabemos que se puede vivir de una forma diferente a como dice la razón, que los milagros existen... que Dios existe.
Hemos visto cosas portentosas, como las lágrimas de Miriam suspirando por la intercesión de la Virgen para que el Señor le concediera una amiguita. También hemos experimentado cómo el Señor nos ayudaba en nuestro sufrimiento por la injusticia y cómo nos concedía paz en medio de la persecución.

Mañana tomamos el avión de vuelta. Y nos llevamos con nosotros miles de recuerdos. Pero dejamos cachitos de corazón con tantas y tan buenas personas que hemos conocido. Algunas en la Iglesia, otras no. Algunas católicas, otras no. Curiosamente, las que más nos han ayudado en este último tiempo no tenían nada que ver con la misión. Y es que Dios siempre sorprende. Es capaz de hacer una historia insólita, de mover los corazones de los que nos rodean, de hacer posible lo imposible...

Nos vamos apenados por dejar atrás tanto, porque vivir en misión es vivir en gracia. Pero sabemos que la misión continúa. De momento, en Alcorcón. Quizá algún día en otro sitio. Quizá algún día empiece un nuevo blog, un nuevo "mission: xxxx".
Hoy toca decir hasta siempre. O mejor dicho, hasta pronto, porque muchos nos veremos en los próximos días.
Pero a todos los que habéis estado ahí desde todos los rincones del mundo (aún estoy sorprendido por la difusión que ha tenido el blog; y si no, echad un vistazo al contador que añadí a la página: http://webstats.motigo.com/s?tab=1&link=1&id=4569606&last=more), pues eso, que a todos vosotros, muchas gracias por haber estado siempre ahí. Espero que este blog os haya ayudado un poquito. Que nuestras experiencias os hayan servido para ver el infinito amor de Dios, cómo ha actuado en la historia de una familia concreta. Gracias por vuestras oraciones y vuestro apoyo. Y aunque la mission:Germany se acaba, empieza la mission:Alcorcón, que también necesita de vuestras oraciones.

Un abrazo.

FIN

lunes, 6 de julio de 2009

El principio del fin

No corren buenos tiempos para la misión. El otro día nos decían de unos hermanos en misión en Sudamérica que parece que se vuelven a casa; y ayer nos lo confirmaban ellos mismos.

Y nuestra misión aquí toca también a su fin. Sí, como suena. Día tras día los acontecimientos nos lo han ido confirmando. Y no hemos visto signos de que pudiera ser de otra forma. No es que el Señor no haya podido cambiar el devenir de los acontecimientos. Él puede, en un instante, hacer posible lo imposible. Nosotros lo hemos visto, somos testigos. Pero en este caso creo que es el Señor mismo el que nos lleva de vuelta. Nuestra "próxima misión" será en casa. Y es que la misión no es un lugar, sino una vocación. Como decía San Pablo, "no viviendo ya más para sí".

Sólo Dios sabe por qué nos sacó con tanta premura de España y por qué nos devuelve ahora. Pero lo que tenemos claro es que nos ha regalado un año sin igual a la familia. Cuando se habla de familia en misión es porque la misión en primer lugar ayuda a la propia familia. Ha sido sin duda un año de gracia que no nos ha dejado indiferente a ninguno. No creo que lo olvidemos fácilmente, puesto que ha dejado una huella profunda. Hemos aprendido a vivir sostenidos por el Señor. Por el Señor y por las oraciones de tantos que habéis estado al otro lado del hilo. Os agradezco de todo corazón que hayáis estado ahí, alentándonos en todo momento.

Ahora se abre un tiempo duro y difícil. Debemos retomar nuestra vida donde la dejamos hace un año. Pero estoy convencido de que el Señor nos va a ayudar. Dificultades no nos faltarán. ¿Pero qué sería la vida de un cristiano sin dificultades y sin aventuras? No tendríamos forma de agarrarnos fuerte a la cruz, a la oración, a Cristo.

¡Así que allá vamos, España! Nos vemos pronto.

Por cierto, no quiero dejar pasar la oportunidad de saludar a una de las grandes fans de este blog, a Mari Carmen, a la que el Señor dio una misión mucho más difícil que la nuestra: cuidar y sacar adelante sola a sus siete hijos. Su testimonio nos ha mantenido fuertes en la misión.
Desde aquí, un beso muy fuerte. Nos vemos pronto para tomar esa cerveza FRÍA que nos prometiste...

domingo, 28 de junio de 2009

Mi alimento es hacer Su voluntad


Aquí estoy de nuevo. He pensado: seguro que a alguien le alegro un poco el lunes por la mañana leyendo algo que no sean cosas de trabajo o el Marca...

Tampoco tengo cosas especialmente divertidas. Como siempre, hay noticias buenas y no tan buenas. Eso sí, no como en los telediarios, que son todas deprimentes.

Para mí la mejor noticia es que cada vez entiendo y hablo más alemán. Eso no quiere decir que pueda entablar grandes conversaciones, claro. Mi vocabulario sigue siendo muy cortito. Pero si el que tengo enfrente tiene paciencia, ganas de que le entienda y no habla dialecto, normalmente me entero y puedo contestar.
El otro día salimos por las casas, dando razón de nuestra fe, y me lancé a dar mi experiencia en alemán. ¡Cómo sudé! Con la primera señora no tuve mucho éxito; ni siquiera me enteré de que me había dicho que no tenía tiempo y que me iba a cerrar en las narices (me lo tuvo que soplar mi compañero de fatigas). La segunda mujer era protestante. Me escuchó pacientemente. Pero no tenía muy claro a qué veníamos, si queríamos dinero o qué. Cuando le dije que sólo queríamos traerle la buena noticia del amor de Cristo, se relajó y me dejó balbucear un rato. Repito: sudé como un cochino...

Con el trabajo sigo igual, es decir, buscando. No es fácil, nada fácil, sin tener cierto dominio del idioma. A través de la oficina de empleo estoy yendo a una consultora que me están ayudando a poner en forma el currículum, la carta de presentación, etc. Aquí todo tiene su formato, su estilo. Con la oficina de empleo me ayudó mi vecino. La verdad es que el muchacho se ha portado fenomenal. Nos entendemos en inglés (su alemán es sencillamente indescifrable, porque es dialecto cerrado). Así que él me sirvió de intérprete en mi primera visita, me ha ayudado a rellenar mil papelotes, ha telefoneado por mí... Vamos, que un ángel.

En cuanto a la pequeña "crisis" que comentaba en la última entrada del blog, seguimos igual, con muchos altibajos. Son muchas las causas de esta crisis. A los temas que ya vienen de antes, temas económicos como el no tener trabajo, lo cara que es la vida aquí..., se nos ha añadido que no les dejan repetir a los mayores en el insituto. En principio no había problema para que repitieran curso, pero hace unas semanas nos pegaron el estacazo diciéndonos que no era posible. Así que estamos viendo si es posible que les puedan aceptar en otro instituto de nivel algo inferior. El martes tenemos una entrevista con el director para que le demuestren que entienden y saben hablar. Así que, por favor, si os acordáis, incluidnos ese día en vuestras oraciones de una forma especial.
Pero la cuestión ya no es el tema económico, o el colegio, o que tengan o no amigos, o... El motivo para que estemos en lucha estos días es porque no tenemos claro (al menos yo) si todo esto son pruebas que el Señor nos va poniendo para ver lo que hay en nuestro corazón (nuestra fe, en una palabra) o si son señales que nos va poniendo el Señor para decirnos que la misión ha terminado. Y os puedo asegurar que es una lucha sin cuartel. Porque en nuestro corazón está hacer la voluntad de Dios. Y queremos hacerla donde sea: aquí o en España. Es decir, que no se trata de emperrarnos en permanecer aquí o empeñarnos en volver. Como me decía el otro día un hermano, el Señor habla muy claro. Pues bien, en eso estamos, esperando a que el Señor hable. Decía el responsable de la evangelización en este país cuando le contaba todo esto: "vamos a esperar; lo que pase es palabra de Dios". Esa paciencia es la que neceistamos. Y fe. Fe para creernos que lo que el Señor tenga preparado para nosotros será con mucho lo mejor. Fe en que Él va a allanar los caminos para que podamos hacer su voluntad. Lo más importante es que aquí o allí, estemos de misión. Eso quiere decir vivir el hoy con alegría, como un regalo, sostenidos material y espiritualmente por el Señor, vivir libres de ataduras, de miedos, de afectos, de esclavitudes que no nos dejen decirle .

Una vez más, por favor rezad por nosotros. Lo necesitamos.

Por cierto, cuelgo una foto de Juan, que el otro día participó con el coro del insituto en un concierto. Nos dejó alucinados porque tenía un solo y no nos había dicho nada más que "sí, en una canto y los demás me siguen". Por la foto se puede ver que el coro está un poco flojo en alguna de las cuerdas...

martes, 16 de junio de 2009

Año de gracia

Siento tener el blog un poco abandonado. Le he tenido que quitar las telarañas...

Le comentaba ahora a mi hermano que estamos atravesando una situación un poco complicada. Y que cuando estoy en medio de esas pequeñas "crisis", como que no tengo mucho ánimo para ponerme delante del ordenador.



Lo malo de estas pequeñas "crisis" es que siempre empiezan como un terremoto, que te dejan devastado. A mí al menos me ocurre. Gracias a Dios, me ha enseñado a tener un poco de paciencia, a enfriar la cabeza y no echar a correr demasiado pronto.


Lo importante, lo fundamental es no dejarse abatir y buscar la palabra de Dios detrás de cada acontecimiento. Si miras sólo en el plano horizontal, lo que hacen y dicen los hombres, lo mal o lo bien que se portan contigo, lo justos o injustos que son... al final terminas atrapado en una espiral de juicios y odio que no conducen a nada. Sólo a destruirte.
Si hay algo que me ha ayudado este tiempo de misión es a ver que Dios está detrás de todos los acontecimientos, permitiéndolos o haciéndolos posibles. Que todo lo que ocurre en nuestra vida tiene un sentido. Que todo es para nuestra salvación. Ni más ni menos. Se puede decir más alto, pero más claro...
Muchas veces esos acontecimientos no nos gustan. Pero, ¿a qué niño le gusta que le curen una herida? ¿Quién es el guapo que le encuentra sentido a la pérdida de un ser querido? ¿Quién entiende que un cáncer es para su salvación (y para los que le rodean)? Si vemos a Dios en esos acontecimientos, lo más fácil es que sencillamente le echemos la culpa.


Me diréis que qué fácil es hablar cuando no se ha pasado por una situación de esas que te rompen el alma, que te hacen dudar de todo. Es cierto. Como decía alguien un poco más listo que yo, "sólo sé que no sé nada". Pero a pesar de eso tengo la seguridad de que Dios ha hecho maravillas incluso a través de acontecimientos que no me han gustado, que me han hecho sufrir, que no entendía, que me superaban. Pero en el transcurso del tiempo he visto, como dice el Géneis, que "todo era muy bueno". Y que todas esas situaciones me han conducido a lo que hoy soy y a donde hoy estoy.




Por cierto, hoy estoy de aniversario. Y es que hace poco más de un año que empecé este blog. Así que para celebrarlo voy a poner un extracto de mi primera publicación. Decía por entonces algo como esto:
"He recibido tanto, tantísimo del Señor que sólo me sale agradecimiento hacia Él. Como dice el salmista "¿cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la bendición". Eso es lo que quiero, alabarle, bendecirle, darle gracias siempre y en todo lugar. Pero, ¿como hacerlo si mi vida y mi corazón están ocupados por muchos diosecillos (el dinero, el trabajo) que me tienen esclavizado? ¿Qué podría ofrecerle al Señor, si todo me lo ha dado Él? Dice "no quiero sacrificios ni oblaciones... un corazón quebrantado y humillado yo no lo desprecio". Pues bien, eso es lo que puedo ofrecerle hoy: mi corazón, mi vida, mi familia. Es lo único que tengo. Lo más valioso. Él me lo ha dado, a Él se lo ofrezco."

El resumen de este año es que ha sido un año de gracia, un año de salvación.


Otro día más. Quiero contaros cómo evoluciona mi búsqueda de trabajo en estas tierras. Y más anécdotas, que por aquí siempre hay unas pocas.



Rezad por nosotros, por favor. Lo necesitamos.

lunes, 1 de junio de 2009

Los frutos del Espíritu

Cosas que parecen impensables en España hoy día, aquí son posibles. Un ejemplo: hoy ha sido día de fiesta. Ayer fue Pentecostés, y se celebra durante dos días (domingo y lunes). Otro ejemplo: las iglesias tocan las campanas durante largo rato (a veces más de un cuarto de hora) para llamar a misa, a vísperas o incluso en el momento de la consagración, dentro de la eucaristía. Son cosas que aún me resultan tremendamente llamativas, viniendo de donde venimos. Todos conocemos la "persecución" (aún se puede poner entre comillas) social, mediática y política que sufre nuestra Iglesia. Yo no sé cuánta gente comparte en Alemania la fe de la Iglesia Católica. Pero lo que veo al menos es un gran respeto por las costumbres, las tradiciones, la cultura, la religión y las raíces de esta sociedad. Por desgracia todo eso lo hemos perdido en nuestra patria y viajamos a la deriva zarandeados por toda clase de doctrinas y supuestos modernismos que no han hecho sino debilitar los fundamentos de la sociedad.

Pero no quiero entrar en debates políticos que no llevan a nada. La verdad es Cristo y Cristo resucitado. Lo demás son pamplinas, engañifas que desorientan al hombre y le alejan de lo que realmente importa.

Y lo importante de estos días no son las próximas elecciones. Lo fundamental es lo que hemos celebrado y vivido durante este tiempo pascual y que coronamos ayer con la fiesta de Pentecostés. Para mí personalmente ha sido un tiempo de gracia. El Señor nos ha regalado un tiempo de alegría y de paz, de descansar, de volver a confiar en Él.

Se leía en el evangelio del domingo "paz a vosotros". Pues eso es lo que el Señor nos ha concedido. Como a los apóstoles, el demonio se ha empeñado en meternos miedo (al futuro, a las incertidumbres, a las inseguridades) para que no llevemos a cabo nuestra misión. Pero en medio de nuestra debilidad Cristo se ha mostrado fuerte y nos ha invitado a seguir, a perseverar, a mirarle sólo a Él. Sólo Él ha vencido a la muerte y al pecado. Sólo Él es todopoderoso. ¿Por qué preocuparse? ¿A quién o a qué temeré? Si Él da de comer cada día a las aves del cielo y viste a los lirios del campo mejor que a los reyes, ¿cómo no va a proveer para nosotros, hombres de poca fe?

Al hilo de esto, decía el Santo Padre tras la oración del Regina Caeli de este domingo de Pentecostés:

"El Espíritu Santo, que con el Padre y el Hijo creó el universo, que guió la historia del pueblo de Israel y habló por medio de los profetas, que en la plenitud de los tiempos cooperó en nuestra redención, en Pentecostés bajó sobre la Iglesia naciente y la hizo misionera, enviándola a anunciar a todos los pueblos la victoria del amor divino sobre el pecado y sobre la muerte.

El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia. ¿Sin Él a qué quedaría reducida? Sería ciertamente un gran movimiento histórico, una compleja y sólida institución social, quizá una especie de agencia humanitaria. Y, en realidad, así la consideran quienes la ven fuera de una perspectiva de fe. Sin embargo, en su verdadera naturaleza y también en su más auténtica presencia histórica, la Iglesia es incesantemente modelada y guiada por el Espíritu de su Señor. Es un cuerpo vivo, cuya vitalidad es precisamente fruto del invisible Espíritu divino."

Pero frente a la precariedad y a vivir confiando en la Providencia, la sociedad nos mete por todos los sentidos que lo que importa es tener. Y si no tienes, al menos parecer que tienes.
Este sábado estuvimos con la prima de Esther en un pueblecito cerca de aquí, en una exposición de Mustangs y Ferraris. Sencillamente impresionante. Y no lo digo sólo por los coches (que lo eran, claro está) o porque allí pareciera que la crisis económica es algo inventado. Lo realmente impresionante es ver lo engañado que está el hombre, que pone su felicidad en las cosas, que sólo aspira a ser admirado, envidiado, amado. Se apenaba San Agustín cuando confesaba que en su pasado miraba a la creatura en lugar del creador, que buscaba la belleza en las criaturas en lugar de buscar al hacedor de la belleza. Eso mismo nos pasa a todos, en mayor o menor medida. Y estamos, muchas veces sin darnos cuenta, esclavos del ser, del tener, del parecer.

Afortunadamente tenemos a alguien que puede romper esas cadenas. ¿El secreto para que nos ayude? Pedírselo. La oración dice que mueve montañas. Yo no he visto moverse ninguna (debe ser por mi poquita fe...), pero lo que tengo claro es que la oración es capaz de enternecer a Dios, de mover su corazón para que nos ayude.
A mí me ayudó. Y fruto de esa ayuda es que hoy estamos aquí en Alemania. Y contentos, que no es poco.
No dejéis vosotros de rezar por nosotros, por favor. Conocemos bien nuestra debilidad.

domingo, 24 de mayo de 2009

Recuerdos


Decía el Papa el otro día, en su viaje a Tierra Santa:
"En el plan de Dios para la familia, el amor del marido y la mujer produce el fruto de nuevas vidas, y encuentra su expresión cotidiana en los esfuerzos amorosos de los padres para asegurar una formación integral humana y espiritual para sus hijos."

Y los hijos notan sin duda esos esfuerzos que hacemos los padres. Yo no sé qué recordarán de mí mis hijos cuando ya no esté por aquí. Pero espero que al menos les quede impresa en la memoria mi ilusión para que conocieran y vivieran en primera persona el Evangelio, la mejor noticia para el hombre de todos los tiempos. Y que se acuerden, al verse entre tantos hermanos (al menos para los estándares modernos), que sus papás estaban abiertos al plan de Dios.
Cualquier esfuerzo es poco si a ellos les quedan estas cosas en la memoria.

Pero los papás hacemos muchas más cosas, que desde luego no pasarán a los anales de la historia, pero que a nosotros se nos quedan muuuuy grabadas. Como la reunión del cole de José a la que fuimos Esther y yo esta semana. Llevamos aquí casi un año, pero sigue siendo como estar en un asentamiento alienígena. ¡Caramba, cómo es posible que la gente hable tan raro!? Al menos íbamos los dos y nos pudimos reir un poco (por no llorar, claro...).
Y eso que estaba muy satisfecho porque esa misma mañana y la del día anterior me había citado con las profesoras de José y Miriam para hablar sobre ellos, sobre cómo les ven. ¡Y les había entendido!

Pero bueno, lo de mi alemán no es demasiado importante. Al menos al lado de las buenas noticias que me dieron sobre los niños. La profesora de Miriam me habló de ella como si fuera su propia madre: la puso por las nubes. La de José también me habló estupendamente de él; aunque le falta una cosa: hablar. No hay quien le suelte la lengua. Su timidez no le deja. Pero no le culpo; yo sé de otros que era igual de pequeñito... Así que sólo es cuestión de dejarle tranquilo, que coja confianza, que se sienta seguro y ya nos sorprenderá a todos el día menos pensado. De momento, sólo habla alemán en la intimidad...

Hoy estoy un poquito espeso. Serán las horas. Además he estado toda la mañana pintando la casa del cura de la misión y estoy un pelín cansado. Uno ya no está para muchos trotes. Mañana nos espera una misa con el obispo en nuestra parroquia, que hay confirmaciones, y luego nos invita a comer una familia de la parroquia. Día completo.

Rezad por la misión, por favor.

martes, 19 de mayo de 2009

Con la boca de los niños de pecho

Iba a escribir sobre cosas un poco banales, del día a día. Pero entonces he visto una presentación que me han mandado y que de verdad me ha encogido el corazón. Ha hecho que se me saltaran las lágrimas. Es una pena que no se puedan añadir presentaciones al blog. Ésta merecía la pena.

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Ante estas atrocidades a las que puede llegar el hombre, te quedan dos alternativas: dejarte arrastrar por la ira contra los que promueven, aceptan, facilitan, realizan, colaboran, consienten o buscan el aborto; o lo pasas a la fe. ¿Y qué es eso de pasarlo a la fe? Pues sencillamente ver que detrás de la persona, de su carne (que como decía San Pablo, es débil y muchas veces hace lo que no quiere), hay un espíritu que bien busca la verdad y a Dios, o bien vive aturdido por los dardos envenenados del demonio y se deja llevar por sus engaños.


La lucha es a vida a muerte. El gran problema de nuestra sociedad es que piensan que no hay tal combate. Siempre he pensado que la gran victoria del demonio en nuestro tiempo es haber desaparecido, conseguir que la gente piense que no existe. De un plumazo ha hecho que para la mayoría de la gente no exista la trascendencia: ni Dios, ni los ángeles, ni el demonio, ni la vida eterna ni nada del mundo espiritual. Tan sólo lo que se ve y se oye; lo que se puede tocar, evaluar y demostrar. Ante esta perspectiva, ¿cómo no entrar en desesperación cuando lo único que tienes, tu vida chata, se tuerce, va mal? ¿Cómo no vas a cometer atrocidades o aberraciones si la vida como tal pierde su sentido?
Hoy me contaba el sacerdote de la misión que iba a celebrar un funeral por una muchacha de 27 años que se había suicidado. Pero la semana pasada lo celebraba por un niño de 15 años. Demoledor.
El hombre se ha convertido en un lobo para el hombre. Incluso para sí mismo.


Pero ante esta sociedad que parece abocada a un futuro pesimista, lóbrego y oscuro, los cristianos tenemos una luz que puede realmente iluminar las tinieblas del mundo. Esa luz es Jesucristo. En las fotos y dibujos de arriba quería de laguna forma significar esto. El sufrimiento de nuestra existencia, de lo que vemos en la sociedad, tiene un sentido. Cristo ha tomado todo ese sufrimiento, todos nuestros pecados y ha sufrido por nosotros el castigo que merecían. Él ya ha pagado. Nuestra labor es presentarle a Él ese sufrimiento de tantas personas que nos rodean y que están sumidas en el desánimo, el sinsentido, la depresión, el cansancio existencial. Nuestra oración es un tesoro. Aprovechémoslo.

Nuestra misión ante tantas personas sin esperanza es presentarles un modo de vida que les anime a vivir, donde puedan descubrir que hay alguien que les ama tiernamente. Que les ama tanto que ha sido capaz, por amor, de derramar hasta la última gota de su preciosa sangre. No sé quién decía que con una sola gota de Cristo hubiera bastado. Pero no, Él quiso donarse por completo. Así nos quiere. Así no invita a quererle: con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra mente, con toda nuestra alma, con todo nuestro corazón.

 

Bien, al final creo que me he pasado un poquito de místico, ¿verdad? Prometo que otro día escribiré algo un poco más divertido, con anécdotas y esas cosas.

Rezad por nosotros, por favor, no os olvidéis.

jueves, 14 de mayo de 2009

Como un niño pequeño en brazos de su madre


En el oficio de lectura de este pasado miércoles se leía la carta a Diogneto.
Hablaba de los cristianos en el mundo. Y entre otras cosas decía:
"Los cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que viven, ni por su lenguaje, ni por su modo de vida. [...] Viven en ciudades griegas y bárbaras, según les cupo en suerte, siguen las costumbres de los habitantes del país, tanto en el vestir como en todo su estilo de vida y, sin embargo, dan muestra de un tenor de vida admirable y, a juicio de todos, increíble. Habitan en su propia patria ,pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña. Igual que todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que conciben. Tienen la mesa en común, pero no el lecho. Viven en la carne, pero no según la carne. Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el cielo.
[...]
Tan importante es el puesto que Dios les ha asignado, del que no les es lícito desertar."
Me sorprendía esta última frase. El resto lo estamos empezando a vivir. Pero la última frase me llamaba especialmente la atención, porque habla de la misión que tiene el cristiano, que todos tenemos, y que el Señor mismo nos ha confiado. Una misión de tal importancia que no nos toca a nosotros decidir cuándo empieza o cuándo acaba. El soldado que va a la guerra no decide cuándo acaba la guerra.
Hablaba en mi última entrada de que estábamos en un tiempo de intensa lucha. Lucha contra el demonio, qué duda cabe, que nos ha estado pintando de negro el futuro y metiéndonos miedo a través del dinero, el trabajo... las seguridades, en definitiva. En esa lucha estábamos al borde de la derrota, puesto que nos plateábamos muy en serio abandonar la misión por las dificultades, por la incertidumbre frente al futuro, por los sufrimientos.
Pero es cierto que la misión no es nuestra. Es mucho más grande que nosotros, mucho más importante. Por supuesto somos libres para decir en cualquier momento "hasta aquí hemos llegado". Pero creo que por encima de nuestros miedos y pesares, debe estar la fe y la confianza en el Padre bueno. Abandonarse en la Providencia no es un ejercicio sencillo. Pero como todo ejercicio, cuanto más lo practicas, más fácil sale. A nosotros el Señor nos concedió hace un año poder dar un salto en la fe (algo así como lo que hacen los trapecistas, que esperan que al otro lado del vacío haya unas manos que le agarren con fuerza y no le suelten). El Señor estuvo allí, al otro lado, actuando a través de nuestra débil fe.
Todo este tiempo ha sido fiel, se ha mostrado fuerte y potente. Ha provisto hasta ahora. ¿Por qué he de temer? ¿a quién temeré?, canta el salmista. Si Dios está conmigo, ¿quién contra mí?
La lucha está ahí, porque el demonio -que existe- está empeñado en hacer naufragar la misión. Quiere que nos vayamos. Que todo sea un fracaso. Una aventura. Una pesadilla.
Pero es cierto que el Señor provee. Unas veces, a través de cosas tangibles, como el dinero que me concedió al salir de Ericsson. Otras veces, mediante palabras. Este fin de semana pasado hemos estado de convivencia. No sabíamos de qué iba. Pero ciertamente el Señor nos sorprendió, cuando nos encontramos con unas catequesis que parecían hechas a la medida de la situación que estábamos atravesando (por culpa del dinero, por la tentación de buscar seguridades, por olvidar la historia que Dios ha hecho con nosotros...).
El Señor nos ha devuelto la paz. Es cierto que actúa. Nos lo ha demostrado una vez más.
Es nuestro padre. Nos ama tiernamente. Y desea que nos acojamos a su gracia, a su Providencia. Que nos dejemos cuidar y querer "como un niño pequeño en brazos de su madre", sabiendo que estamos en las mejores manos.
Para terminar, quería agradecer de corazón a mi hermana estos días que ha participado en la misión. Ha estado cuidando de nuestros hijos para que nosotros pudiéramos recibir esa palabra que tanto nos ha ayudado.
La evangelización no es cosa de unos pocos locos que lo dejan todo y se piran a hacer las américas. Detrás de esos "locos" hay una comunidad, un pueblo. Esa pueblo es también parte de la misión, es también evangelizador. Volviendo al símil de la guerra, un par de soldados solos en el frente no pueden combatir contra el ejército enemigo. Necesitan de todo un ejército detrás que les proteja, les arrope, les aliente, les acompañe, les alimente, les consuele, les tenga informados, les vende las heridas...
Como me escribía mi hermano Jesús, un gran sabio de nuestro tiempo:
"el Señor os ha traido hasta la Galilea de los Gentiles, una tierra en la que ya no existe la fe, ni la esperanza ni la alegría de la salvación. Alemania es tierra de misión para que se vea su acción y su potencia, es el medio que Dios ha dispuesto para darle gloria. Esta misión tan concreta ha sido prevista por el Padre desde toda la eternidad para esta comunidad de hermanos pobres y pecadores, siervos inútiles, vasos de barro; pero pese a todo, fuertes en Cristo, con un mismo espíritu, en comunión de bienes y de oración, para su conversión. La comunidad entera está en misión para que el alejado, el pobre de verdad, el que vive sin esperanza y en la muerte más profunda, viendo vuestras buenas obras, se convierta y crea y así se salve."
No dejéis de rezar por nosotros. Que la paz de Cristo resucitado inunde vuestros corazones.

lunes, 27 de abril de 2009

Mirad las aves del cielo

Decía Cristo: "ninguno puede servir a dos señores, porque amando a uno desprecia al otro. No podéis servir a Dios y al dinero".

Y es una verdad como un piano. Porque cuando te dejas llevar por la seguridad que te da el dinero, el trabajo, el futuro planeado; cuando Dios es sólo un negocio más en tu vida, al que te acojes porque te hace sentir bien a veces y, sobre todo, por si acaso aquello de la vida eterna es verdad; cuando el prójimo se convierte en tu contrincante, en tu enemigo... entonces, la vida deja de ser hermosa. La angustia reemplaza a la alegría; la desconfianza, al cariño; el miedo, a la paz. Algo falla ahí. Lo malo es que vivimos así sin darnos cuenta, pensando que es lo normal, que no se puede salir de ese círculo vicioso. Pero sí se puede. Cristo nos demostró que se puede ser libre.

Podría decir que me he liberado de ese yugo. Que siendo misionero, habiéndolo dejado todo, ya no soy esclavo del dinero, de las "seguridades". Pero no es así. El misionero sigue siendo humano y sigue siendo tentado por el demonio. El otro día pensaba que en cierto modo estamos pasando por lo mismo que Cristo (salvando las distancias, claro está): el Espíritu Santo nos ha empujado al desierto para tentarnos. Durante este último tiempo nos hemos visto en este desierto: hambrientos de afectos, necesitados de palabras que nos acompañaran en nuestro caminar, sedientos de comprensión, vapuleados por el sol de la injusticia, abrasados por el temor al futuro.
El Señor quiere que veamos qué hay en nuestro corazón. Quiere acrisolar nuestra vocación. Y el demonio aprovecha para tentar, para malmeter, para plantar cizaña, para crear división.

Quizá estoy hablando un poco en clave, ¿verdad? Voy a ser un poco menos místico. De lo que hablo es que últimamente vemos con bastante inquietud el futuro. El tema del dinero, los estudios de los hijos y algunos follones que ha habido en la misión, nos han hecho tambalear. Si os dais cuenta siempre el futuro parece horroroso. El demonio se encarga de pintártelo así. Para quitarte la paz. Una vez te la ha quitado, ya tiene la mitad de la batalla ganada. Un día de estos hablaré de un autor espiritual que me encanta; se llama Jacques Philippe (o algo así, no tengo ganas de buscar ahora su nombre). Tiene un libro realmente estupendo que se llama "La paz interior". Lo recomiendo. Es una maravilla. Pues en este libro, el autor habla de la importancia de recuperar la paz; entre otras cosas para que el Señor pueda actuar y hacer su obra.

Pues bien, como decía, mirar al futuro nos ha quitado la paz. Por ejemplo, con el tema del dinero. Ver las dificultades para encontrar trabajo (con el nivel de alemán que tengo, que aún es lamentable) y que el dinero empieza a escasear, nos pone delante la duda: ¿tendré que fiarme de Dios o es algo que tengo que resolver por mis fuerzas? ¿Realmente Dios puede ayudarme en esto? ¿Y si me falla, qué futuro me espera, qué ocurrirá con mi familia?

Ha sido (y es) un tiempo de lucha. Tratamos de apoyarnos en la oración, nos hemos confiado a la Virgen. Y hoy por hoy el Señor nos está concediendo la paz que tanto necesitamos. Tengo esperanza; creo firmemente que el Señor proveerá. Igual que nos mostró su brazo poderoso para poder venir a este país, volverá a sorprendernos. Espera en Dios, que volverás a alabarlo.

Hoy más que nunca imploro vuestras oraciones para poder vivir con alegría y con paz este tiempo de misión. No os podéis imaginar lo que nos ayudan.

Y no quería terminar sin poner unas palabras que el Señor inspiró a Santa Faustina sobre la eucaristía. Dice así:
"cuánto me duele que muy rara vez las almas se unan a mí en la Sagrada Comunión. Espero a las almas y ellas son indiferentes a mí".
¿Se refiere a los que rara vez se acercan a la eucaristía, o a los que nos acercamos cotidianamente pero sin darle mayor importancia, indiferentes, fríos...? Para la reflexión.

lunes, 20 de abril de 2009

En comunión

Hoy hemos celebrado la comunión oficial de nuestro José. Ha sido un día estupendo, a pesar de que no hemos podido realizar lo que teníamos planeado. Nuestra idea era ir a un parque muy grande que hay en Mannheim, la ciudad que está al otro lado del río. Es un parque con animales, zonas de juegos, lagos y riachuelos. Vamos, que tenía a priori buena pinta. Pero estos últimos días ha llovido tanto que ni siquiera el sol de hoy nos ha animado a ir.

Lo cierto es que el Señor nos ha trastocado nuestros planes, pero el día que nos ha regalado ha sido con mucho el mejor que podíamos soñar. Como suele ocurrir, sus planes son más altos que los nuestros.

Al final sólo han podido venir una prima de Esther, Melinda, con su novio Fabri (y su Shelby GT), que viven en Stuttgart. También nos han acompañado en la misa el matrimonio alemán que está en misión con nosotros aquí.

Tras la eucaristía nos hemos ido a comer a un chino (a un restaurante, se entiende…). El restaurante ha sido casi para nosotros. Los niños han podido jugar fuera, en los columpios del jardín. Buffet de mariscos, carnes y platos chinos típicos. ¡Y todo por un precio más que razonable! Vamos, un chollazo.

Y para terminar, hemos ido a la casa de la otra familia en misión, la española, que también celebraban la Primera Comunión de su pequeña Mamen. Ahí, tartas, parrillada, tortillas…

Pongo fotos de hoy. Pero también de la que realmente fue su Primera Comunión (el Jueves Santo), y de la Pascua, donde pudo comulgar bajo el pan y el vino.

No cuento más. Mañana empieza de nuevo el cole para todos. Bueno, para todos menos para José, que por haber hecho la Comunión, libra (como en España, ¿verdad?… es broma). Yo tampoco empiezo. Mi cole es de lo que no hay: impresentables hasta decir basta. Nueva fecha para comenzar el siguiente nivel: 4 de mayo. Esperemos que sea la definitiva…

Rezad por nosotros.

 

miércoles, 15 de abril de 2009

¡Verdaderamente ha resucitado!

Después del disgusto de que se me haya borrado todo lo que había escrito, no sé si voy a repetirlo o voy a poner el punto y final y que le den morcillas a Bill Gates y sus compinches. Y es que me ha descargado (descarga recomendada por MSoft) una aplicación llamada Windows Live Writer que NO almacena automáticamente lo que escribes. En fin, correremos un tupido velo… Debe ser que había puesto algo que no debía, jeje.


Bueno, como queda claro por el título, quería escribir sobre la Pascua. Y es que este año ha sido distinta a todas las que habíamos vivido. No sólo por el idioma, sino sobre todo por la precariedad. Estamos acostumbrados a grandes celebraciones de la Pascua, con mucha gente, donde todo tiene que salir perfecto, todo ha sido preparado con todo cuidado, en todo momento hay alguien pendiente hasta de los mínimos detalles, etc.

Pues bien, aquí no hay nada de eso. En primer lugar, la Pascua la celebramos a más de una hora en coche. No encontramos nada más cerca. Pero eso sí, preparamos la sala con todo el esmero y el cariño del mundo.
La celebración en sí fue como un ensayo, donde nadie tiene muy claro qué se hace, cuándo y cómo. El punto culminante fueron los bautizos, que un poco más y se lían a tortas uno de los padres y el cura.
Afortunadamente la única sangre derramada fue la de Jesucristo. Decía el apóstol Pedro en el oficio de lectura de hoy:
“es cosa hermosa si, por la experiencia que cada uno tiene de Dios, soporta que lo maltraten injustamente. […] si, obrando el bien, soportáis el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios. Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. […] Cargado con nuestros pecados subió al leño, […] Sus heridas os han curado.”

Eso es lo que he vivido este tiempo de Cuaresma y en esta Semana Santa: Cristo me ha dejado unas huellas luminosas; imposibles de seguir por mis fuerzas, pero con su Espíritu, asequibles. La Cruz sin Cristo te aplasta; con Él es llevadera, porque Él mismo te ayuda a llevarla, le da sentido, la hace gloriosa. Basta con que confíes, con que digas “sí, quiero”.
Parece fácil. Pero qué difícil es cuando estás en medio de la prueba. Sólo su misericordia te puede ayudar a ver su mano donde el demonio te pone las tres “pes”: personas, palabras y pensamientos, que sólo te llevan a murmurar y a rechazar la cruz.

Pero Cristo ha resucitado. ¡Verdaderamente ha resucitado! Está vivo. A mí me ha ayudado a ver mi pecado. Ha bajado conmigo a mi infierno y me ha sacado de él. Y eso no lo hace ningún muerto.

Y me da la alegría de una nueva creación. Porque me va recreando, una y otra vez. Todo lo hace nuevo. Todo lo ha hecho nuevo. Siempre lo digo: a mí me ha dado la vuelta como a un calcetín para traerme hasta aquí. Y estoy contento. Estamos contentos.


Por cierto, antes de acabar, comentaros que nuestro José ya ha hecho su Primera Comunión. Estaba más contento que unas castañuelas. Y eso que la misa fue de lo más normalita. Y lo mismo cuando en la Pascua ya pudo comulgar como un mayor. Cómo pasa el tiempo. Y cómo crecen estos niños. Parece que fue ayer cuando sostenía a un bebito en las manos; y ahora ya está hecho un hombrecito. A ver si en la próxima entrada cuelgo alguna foto suya.


Feliz Pascua de Resurrección. Feliz cincuentena. Que Dios os bendiga.

sábado, 11 de abril de 2009

El paso del Señor

Todo pasa. Todo caduca. Todo nace, vive y muere.
Hoy nuestra hermana Neme ha traspasado el umbral de la vida. Ha entrado en el día sin ocaso, en el día de reposo y de santidad. Ese que Abraham vio y se alegró.
Pero no ha entrado sola. Porque el Señor ya ha pasado por ahí. Hoy hemos celebrado la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Lo celebramos porque a través de su muerte nos ha enseñado el Camino al Padre. Porque el Padre lo ha recibido, lo ha glorificado, le ha dado el nombre sobre todo nombre. Gracias a Él tenemos la promesa de la resurrección y de la vida eterna en una Pascua eterna. "Hoy -le dijo al buen ladrón- te aseguro que estarás conmigo en el paraíso". Esa es nuestra esperanza. Y nuestra alegría.

Os deseo a todos una Pascua estupenda. Que sea realmente un paso fuerte del Señor por nuestras vidas. Que nos lleve a abandonarnos en sus manos y en su voluntad para que pueda hacer nuestra cruz gloriosa y convertir nuestra agua en vino.
Alegrémonos. Verdaderamente Cristo ha resucitado. Si no, vana es nuestra fe.

La paz. Rezad por nosotros.

domingo, 5 de abril de 2009

Las florecillas de San Francisco

Hace unos días contaba cómo esta Cuaresma ha sido realmente diferente a todas las anteriores. El Señor nos ha regalado ver lo que hay en nuestro corazón a través de sufrimientos muy concretos. Y unos sufrimientos de tal envergadura que hemos llegado a poner en duda que tuviéramos que estar aquí. Aquello de "si hay que pasar por esto por estar de misión, mejor nos volvemos a casa, que al menos allí puedo hablar y me entienden...". El demonio ha estado a punto de acabar con nuestra misión, desanimándonos, minando nuestra moral. El otro día le decía a Esther: "si el Señor no me pone bien claro que nos quiere aquí y obra un milagro, en julio, en cuanto acaben los niños el colegio, nos volvemos". Y no lo decía en broma.

Pero el Señor siempre acontece. Y te da una caricia. Te regala una florecilla. A nosotros fue a través de los catequistas que tenemos aquí. Son unos hermanos que viven a unos 500 km de aquí, en una ciudad donde mis padres, hace ya más de 40 años, tuvieron a mis hermanos mayores (¡qué pequeño es el mundo!, ¿verdad?). Y se hacen todos esos kilómetros sólo para visitar a las pequeñas comunidades que sobrevivimos en esta parte de Alemania, para traernos la buena noticia. Esta vez, la buena noticia de la Pascua.

Así que aprovechamos su visita para contarles cómo estábamos. Y nos dieron una palabra que nos ha ayudado muchísimo. Ves en seguida quién tiene discernimiento. Y ellos lo tienen. Porque son capaces de ver la mano de Dios detrás de los acontecimientos donde otros sólo ven la mano de los hombres. Nos decían que esta injusticia que habíamos sufrido era una prueba del Señor para probar nuestra fe, un tesoro para nuestra familia, que nos va a ayudar a madurar en la misión.

La verdad es que el Señor es un ingeniero impresionante: con mover ciertos palitos es capaz de sacudirte los cimientos, de ponerte delante una situación que te pone patas arriba, que te saca de tu vida aburrida y mediocre. Decía Esther el otro día: estoy convencida de que el Cielo no es para memos. Y hombre, no suena muy teológico, pero suena a aquello de "despierta tú que duermes". Y es que Dios quiere hacer algo importante en tu vida, quiere despertarte de tu letargo y espabilarte. Porque si no pasará y te lo perderás. Por eso el Señor mueve personas, pone acontecimientos, que te ayuden a ver que la historia perfecta no es la que tienes en la cabeza, sino la que está en Su mente. De eso me acordaba esta mañana cuando leíamos la Pasión de nuestro Señor. Concretamente la oración en el huerto, cuando Cristo pliega su voluntad a la de su Padre. Porque sabe que hacer la voluntad del Padre, su sacrificio por nosotros, es la única forma de abrirnos el camino hacia Él. Para eso ha venido al mundo. Y todo es para bien. Para nuestro bien.

A veces la voluntad del Señor pasa por caminos insospechados y desconcertantes. Son esos renglones torcidos con los que escribe el Señor la historia de los hombres. La lente para poder leerlos es la fe. Confía en el Señor, que volverás a alabarlo. En eso estamos: dándole gracias, alabándolo. Porque hoy nos permite disfrutar del tiempo que nos ha concedido. Porque estamos contentos. Porque ha perdonado nuestros pecados. Porque ha devuelto la paz a nuestros corazones. Porque nos regala a su Hijo. Porque quiere hacer una alianza eterna con nosotros. Porque sólo nos pide un sí, quiero.
¿Qué más se puede pedir? Dios está por nosotros. ¿Quién contra nosotros? O en frase de Esther, "Dios y yo, mayoría absoluta"...

Y para terminar, sólo algunas noticias de por aquí. Un resumen informativo, podríamos decir.

A Juan le han quitado las cuatro muelas del juicio, con anestesia general. Pero está muy bien. Le hicieron pruebas exhaustivas para ver si podía tener alguna complicación con la anestesia: ¡nada menos que rellenar un cuestionario! Debe ser que si consigues que no se te caiga el boli es que tu cuerpo es lo bastante fuerte para aguantar una anestesia general... Gracias a Dios todo ha ido bien.

Hoy, Domingo de Ramos, hemos estado celebrándolo en nuestra parroquia del barrio. Aquí es donde José hará la Primera Comunión. Y para atraer a los papás a las celebraciones parroquiales, los niños tienen que estar presentes en todo lo que haya durante estos días. Pues bien, como hemos llegado un poquito apurados no hemos visto de dónde ha sacado la gente los ramitos. Pero de olivo tenían sólo el color. Me da la impresión de que los habían cortado de los setos que rodean la parroquia... La procesión ha consistido en subir los 4 escalones de la iglesia. Y otra curiosidad: el evangelio (la Pasión) se ha leído con todos sentados. Me recordaba a los padres que por evitar el disgusto de los hijos les evitan hasta el menor sufrimiento (no sea que se acomplejen, me dejen de querer o algo por el estilo).

Otra curiosidad que no sé si ya he contado (esto del alzheimer...). José va a hacer su Primera Comunión oficialmente el 19 de este mes. Pero efectivamente, la hace este Jueves Santo. ¿Motivos? El párroco dice que aprovecha el día que se celebra la instauración de la eucaristía. Y además que, haciéndola así como de incógnito (sin más invitados que los padres y hermanos) los niños no se despistan y están más metidos en la celebración. Parece coherente. Pero... entonces lo del día 19... ¿es sólo un teatro para la familia, para hacerse fotos? Pues eso parece. Ver para creer. Esta gente no deja de sorprenderme.

Ya está bien por hoy. Os deseo a todos de corazón que viváis estos días con intensidad, con tensión. El Señor va a pasar. Velad y orad...
Rezad por nosotros.

miércoles, 25 de marzo de 2009

¿Humildes o perdedores?

El otro día caía en la cuenta de algo que sé, pero que me es difícil de asumir. Y es que estamos llamados a ser los últimos entre los últimos. Suena bonito, incluso romántico. Pero es algo que, si el Señor no te concede la humildad necesaria para ello, es imposible de aceptar. Porque lo que te sale es rebelarte. Queremos que se nos considere, que se nos tome en cuenta, que se nos entienda, que se nos respete, que nos quieran, que se nos valore justamente, que se vitoree lo que hacemos bien, que se perdone lo que no hacemos tan bien. En definitiva, queremos ser.
Yo creo que tengo un ego tan grande que a duras penas cabe dentro de mí. Por eso me debe salir tan fácilmente...

Alguien me decía que lo mejor para el cristiano es la humillación. No se trata sólo de no esquivarla, sino de buscarla. Parece una memez, ¿verdad? ¿En qué mente cabe pensar que es bueno que te humillen? Pues en la mente de Dios para empezar. Porque Él sabe qué es lo que necesitamos para nuestra salvación. Y cuando nada funciona, cuando no nos dejamos, cuando el demonio nos tiene tan pillados que no vemos la acción de Dios y vamos derechos al abismo, el Señor tiene que ir un poco más allá. Por amor. Y nos manda acontecimientos que nos humillan. Cosas que nos ayudan a ver qué hay en nuestro corazón, a quién servimos. Y nos llama a cambiar, a la conversión.

Eso es lo que hemos experimentado esta Cuaresma. Los hechos y las personas por las que viene la humillación dan igual. Es la mano amorosa del Señor la que está detrás. Si no lo ves, estás abocado a caer en el juicio una y mil veces. Gracias a Dios a nosotros nos ha concedido un poquito de luz para ver lo que dice San Pablo, que nuestra lucha no es contra la carne ni la sangre, sino contra los espíritus del mal.
Y aun así el demonio me ataca, una y mil veces, con virulencia. Porque siempre me presenta a las personas y al lado su pecado; para que inmediatamente entre en juicio, para que no tenga misericordia, para que nunca me convierta.

Pero el Señor siempre me da una nueva oportunidad para que me convierta. Mañana tenemos una celebración penitencial. Una oportunidad única para empezar de nuevo, para dejar a un lado el lastre de mi alma, para darle una patada al demonio donde más le duele.
Esperemos que esta vez haya algún sacerdote que hable/entienda español...

Y hablando del idioma, voy a estar más de un mes sin mi curso de alemán. Seguimos esperando a que haya quorum. Y ahora vienen tres semanas de vacaciones. Son las vacaciones de primavera. La buena noticia es que se acabaron los madrugones durante unos cuantos días. Lo malo de tanta espera es que el poco oído que había ganado se va perdiendo. Ayer estaba en el anestesista que va a ayudar a intervenir a Juan para quitarle las cuatro muelas del juicio; pues bien, empezó a hablar y me pareció como estar escuchando a un pastor alemán. ¡Qué pena la mía! Menos mal que había en la consulta una enfermera que hablaba algo de español!!

Ya queda poco para la Pascua. ¡Ánimo! El Señor quiere pasar por nuestra vida, quiere transformarla, quiere tomar nuestros pecados y hacernos hombres nuevos. Es la oportunidad que estábamos esperando. No la dejemos pasar.

Rezad por nosotros. Unidos en la oración.

lunes, 16 de marzo de 2009

La Vida se abre camino

¿Era Gonzalo de Berceo el que decía "Como decíamos ayer..." depués de un año sin ver a sus alumnos? Yo voy a acabar diciendo lo mismo. Y no es que no quiera escribir. Pero es que todo el mundo necesita contar algo a alguien... y sólo hay un ordenador. Tengo que poner números, como en la pescadería.

También es cierto que estoy pasando por un tiempo de bajón y que me cuesta escribir.
Me decía Esther que siempre me quejaba de que se me pasaban inadvertidas las cuaresmas. Pues bien, este año está siendo de lo más movidita (espiritualmente hablando). Y es increible ver cómo el demonio es capaz de sacar petróleo de cualquier resquicio que hay en tu alma. Especialmente cuando en tu corazón albergas un juicio contra alguien. Es suficientemente hábil como para bombardearte por mil sitios para alimentar ese juicio. Y es suficientemente listo para pasar inadvertido mientras te inyecta el veneno de un pensamiento aparentemente inocente, de unas palabras que te llegan sin querer... El remedio parece sencillo: acudir a la confesión. Bien, así lo hice. Sé que contra eso no puede nada. Pero, ah, inocente de mí. Incluso después de confesarme, fue capaz de engañarme para abandonar la gracia y volver a recaer en el mismo juicio.

Y una vez te tiene agarrado, le es sencillo dominarte, llevarte a su terreno. Y es entonces cuando empiezas a verlo todo mal, todo y todos te molestan, todos parecen enemigos, nada es como debería ser. Y sólo piensas en escapar, en huir de tu realidad, en alienarte. Te surge la soberbia, el egoísmo, la ira y las pasiones; y no puedes combatir, porque además te convence de que no merece la pena rezar, ni acudir a los sacramentos, ni nada de nada. Te quedas solo ante el peligro. Y si la misericordia de Dios no te sacara de ahí por puro amor por ti, porque te ha escogido como a una perla preciosa y porque quiere hacer contigo una historia maravillosa, caerías al pozo más profundo de desesperación y soledad.

Pues esto que parece poesía es tan cierto como que estamos en marzo. Yo he estado cerca de ese pozo. Porque además me apartó de mi mayor apoyo, de Esther, por una discusión que empezó siendo nada pero que acabó en una auténtica guerra civil.

Si hay algo que este tiempo de misión nos está ayudando como familia, es a descubrirse cómo es cada uno y cómo son los demás. Están saliendo a la luz rencores, temores, sufrimientos y heridas de las que jamás habíamos hablado, pero que estaban ahí, en lo más profundo de nuestros corazones y del corazón de nuestros hijos. Eso es lo que estamos viendo en nuestro matrimonio. Y ciertamente nos está ayudando a madurar en él. Porque lo que se pone al aire puede ser curado, aunque escueza. Como decía mi tío Pepe cuando me echaba un escupitajo en una herida, si escuece es que está curando. Y las situaciones que han provocado que hayamos llegado a sincerarnos unos con otros, se han producido porque el Señor nos ha traído aquí. Como alguien me decía, para hacer de nosotros una familia nueva.

Si alguien está preocupado por saber cómo estamos ahora, le diré que el Señor es grande. Que es capaz de sacar vida de donde no la hay. Este domingo pasado nos salía al azar en los laudes la anunciación del ángel a María; el anuncio de que por amor Dios puede hacer lo imposible, posible. Y eso es lo que ha hecho en nuestro matrimonio, en nuestra familia. Por eso nos ha regalado la reconciliación. Pero como el Señor cuando da, derrocha, nos ha regalado algo mucho más grande: nos ha regalado un nuevo hijo!!!! Sí!! Parece que el Señor sigue confiando en este par de pobres locos. Por eso estamos contentos, realmente felices. Y los niños también. Gracias a Dios ven el milagro de la vida como algo natural, como un regalo. Y desde el principio ya lo han aceptado como uno más de la familia.

No me quiero enrollar mucho más, que mañana tenemos cole. Por cierto, seguro que alguno se ha quedado intrigado sin saber cómo me fue el examen de mi cole de alemán. Pues fue muy bien. Así que ya estoy en el siguiente nivel. Pero como suele ocurrir entre cada dos niveles, nos han dejado unos días de "vacaciones" porque no tienen gente suficiente para continuar. En fin.
Seguimos viendo cómo hacemos para arrancar todos a hablar. Los niños lo necesitan para el colegio. Y los mayores para sobrevivir en esta soledad poblada de aullidos... Dios proveerá.

Y hablando de cómo provee, la verdad es que el Señor no deja de sorprenderme. Llevo un tiempo preocupado con el dinero, que como le ocurre a todo el mundo, se va. Pero en nuestro caso, al no trabajar todavía, es como un poco más preocupante. Pues bien, ahí está mi Padre al quite para darme lo que necesito. Ahora mismo recibía un correo donde me notificaba mi banco que mi nómina ya ha sido ingresada...(??????). ¿Mande? ¿Será un spam? ¿Phishing? (el que no sepa qué es esto que lo mire en la Wikipedia). No hay enlaces que pinchar, no me piden que confirme datos... ¿¡Qué demonios es esto!? Miro en la cuenta y me encuentro un ingreso realizado por Ericsson, la empresa que abandoné hace más de ocho meses!!
Madre... y a veces todavía dudo. ¡Pero qué pena de hijo tienes, Señor! Con la rabia que me da a mí que mis hijos duden de lo que digo. Pero como el Señor afortunadamente no es como los hombres, no me lo toma en cuenta. Es cierto lo que dice la escritura de que el Señor cuida de sus hijos, que sustenta al huérfano y a la viuda, que da a su tiempo lo que necesitamos. Pero tantas veces nos falta la fe para creerlo. Señor, somos tan débiles, tan necios para creer al demonio y no a ti. Pero tú tampoco nos lo tomas en cuenta. Nos levantas, nos enjugas las lágrimas y nos invitas a seguirte, a quererte con toda nuestra mente, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas. Como tú ya lo has hecho antes con nosotros.
Cuelgo una foto del cumple de Esther. Tres años nada menos. Qué alegría verlos crecer.


No dejéis de rezar por nosotros, por favor. Nuestra misión depende de vosotros. Ninguna oración es en vano.

jueves, 5 de marzo de 2009

Anecdotario

Voy a empezar con una pequeña anécdota que me hizo mucha gracia el otro día. Resulta que en un momento de la tarde les dio a mis peques por hacerme un masaje en la espalda. Como es algo a lo que no me puedo negar (ni creo que nadie pueda), me tumbé boca abajo en el sillón y les dejé que se divirtieran un rato. En esto José me dijo: "papá, tienes la espalda como la masa". ¡Vaya! -me dije - y eso que apenas hago ejercicio. Pero debe ser que estoy cachas y que sólo me falta el color verde y unos pantalones 3 tallas por debajo para parecerme a Hulk. Cuando estaba disfrutando de la música celestial, me espetó: "sí, sí, pareces la masa... con la que hacemos el pan". Fin de los violines. En fin. Ante tanta sinceridad me he propuesto salir otra vez a correr... pero en cuanto haga un poquito de sol y calor.

Hoy voy a ser muy breve, porque mañana tengo examen de alemán. Es una prueba de unas 3 horas, con partes de comprensión oral y escrita, una parte escrita y una última de expresión oral. No es moco de pavo. Porque además, si no lo paso, tengo que repetir este nivel. Así que más me vale estar medianamente descansado.

Sólo contar otra pequeña anécdota, para que veáis cómo estamos por aquí con el tema del idioma, lo indefensos y desvalidos que nos encontramos.
Ayer tuvimos una celebración penitencial (qué falta me hacía, la verdad). Normalmente suele haber varios presbíteros que hablan español. Entre ellos el sacerdote de la misión, que es venezolano. Pues bien, ayer no estaba. Ni él ni nadie que hablara o entendiera ni jota de español. Los cuatro españolitos que aún no tenemos el don de lenguas nos miramos con cara de horror. Porque evidentemente no es una situación como para llevar intérprete. Vale que el sacerdote representa a Jesucristo mismo; pero y el intérpete ¿quién es? ¿Juan el Bautista?

Así que acto seguido nos ves sacando el diccionario y una libreta para llevar anotados los pecados (traducidos al alemán, claro). Era una situación de lo más cómica. Parecía que íbamos al carnicero con la lista de la compra. Esther fue la primera en ir a confesar. Y resulta que le salta el sacerdote que no importa, que le hable en inglés. ¡Vaya, pero si los tengo escritos en alemán, no en inglés! Así que se entendieron en deutschpichinglish. Yo, que soy un poco más vergonzoso para aquello de hacer el ridi, me aprendí corriendo unas cuantas palabras de memoria para el momento (no es tan difícil, que ya las hemos oído unas cuantas veces). No sé a ciencia cierta si me entendió o no, pero al menos lo aparentó. De la penitencia no me enteré muy bien. Pero como decía la otra hermana: "no me he enterado de nada de lo que me ha dicho, pero por si acaso voy a rezar un Padrenuestro, que siempre viene bien".
Esta es nuestra realidad.

Sólo un apunte más. Hoy he visto que la Conferencia Episcopal Española publicó el pasado noviembre una instrucción sobre la misión ad gentes en España. Según ella, la "misión" englobaría tanto el concepto tradicional de misión a territorios lejanos como la "nueva evangelización" en Occidente que han pedido los últimos Papas. Y como dice en otro lugar: "
la nueva evangelización se refiere a los grupos enteros de bautizados que han perdido el sentido vivo de la fe o que no se reconocen ya como miembros de la Iglesia". No me lo he leído aún en profundidad, pero parece interesante. Si la queréis ver entera la podéis descargar desde:
http://www.conferenciaepiscopal.es/documentos/Conferencia/ActualidadMisionAdGentes.pdf

Que Dios os bendiga. Feliz viernes de Cuaresma.

domingo, 1 de marzo de 2009

Tiempo... mi tesooorooo

Diréis que cada día estoy más vago para escribir, ¿verdad? Pues no es cierto, no. Lo que ocurre es que cada día parece que hay menos horas y más cosas que hacer. Esta semana se me han pasado mañanas enteras entre médicos, dentistas, papeles...

Y es que por un lado tenemos a Miriam con pruebas para que le miren qué le pasa en la tripa, que lleva mucho tiempo con molestias. Esta semana le han hecho un par de pruebas para ver si es intolerancia a la lactosa, una bacteria o qué demonios. Seguro que alguno pensará que son los nervios, que se le agarrotan en el estómago por el idioma, etc etc. Bien, para que nadie tenga la tentación de pensar eso, le diré que ya tenía las molestias muuuucho antes de venir aquí. Yo pienso que son gases. Que la niña es muy "fisna" y no le sale lo que tiene que salirle por donde tiene que salirle... Tiempo al tiempo.

Pero ella está muy contenta aquí. En el colegio va muy bien. Ayer le invitó su amiga Selina a su cumpleaños. La primera invitación que recibimos aquí en Alemania. Pero para ella todo es como lo más natural del mundo. Y se lo pasó chupi. No hay nada como la inocencia de un niño. Cuánta falta nos hace a los mayores, que le damos cien vueltas a las cosas y estamos constantemente proyectándonos un futuro inexistente, siempre con miedo. Y cuánto nos hace falta confiar en el Señor, en lo mucho que nos quiere. Si me creyera en lo profundo de mi ser que es mi Padre, y que como tal cuida de nosotros, otro gallo me cantaría. Lo veo en mis hijos: cómo confían en mí, ciegamente. Porque saben que nada malo les puede ocurrir yendo a mi lado, que su papá cuida y vela por ellos. Y ellos viven tranquilos, en paz, sin miedo. Cada vez entiendo más lo que decía Cristo, cuando hablaba de que el que no sea como un niño no puede entrar en el Reino de los Cielos. Estaba pensando... que será divertido estar en el Reino de los Cielos... todo lleno de niños, jeje.

Luego, tengo a mi Esther (la grande) cambiando los dientes. Esta vez está echando los definitivos... pero fuera de la boca ;-) No, en serio. Tenía unas fundas que estaban en peores condiciones que los tacones de la Lola Flores. Así que no ha quedado más remedio que cambiarlas (la alternativa era que se le quedaran clavadas en algún trozo de carne, jeje). Si es que la edad no perdona. Y aunque para algunos no nos pasan los años, para otras los años hacen estragos... Por cierto (y que quede entre nosotros), el sábado es su cumpleaños. Así que si alguien quiere felicitarla y quedar como un señor/señora, ya sabe.

Y desde esta semana tenemos a mi otra Esther (la pequeña) en el Kindergarten. Va más contenta que unas castañuelas. Y es que desde hace meses llevaba esperando este momento. Está a punto de hacer 3 años y ya tenía ganas de ir al cole como sus hermanos. Cualquier día nos vendrá hablando en alemán. Aunque para mí ya lo hace, porque tiene una lengua de trapo...
Pero los niños aprenden a una velocidad vertiginosa. El otro día Miriam nos traducía a Javier (el otro hermano de la misión) y a mí lo que decía la profesora de Esther. ¡Qué humillante, verdad?! Menos mal que uno ya está curado de espanto. Y cualquier ayuda con el idioma es una bedición del cielo. Así que yo le digo: "Miriam, cuando veas a papá con cara de romano, acude en mi ayuda, porfa."

El otro día pensaba: si estuviera ya trabajando (como me dice tanta gente), creo que ya me habrían echado tres veces del curro. Y es que tendría que haber pedido permiso cada dos por tres por causas varias (ya digo, médicos, dentistas, colegios, papeles... y demás cosas que sólo se pueden hacer por las mañanas). Por suerte o por desgracia soy el que habla y entiende un poquito de alemán y me defiendo en inglés. Eso que parece una tontería, es lo que marca la diferencia entre poder hacer algo o nada. Y no subestimo en absoluto la capacidad de Esther para hacerse entender (al contrario, es sorprendente ver cómo es capaz de hacerse entender incluso hablando en español!!). Pero la barrera del idioma es algo que te limita tanto, que te encuentras absolutamente indefenso si no eres capaz de comunicarte mínimamente. En fin, lo que siempre digo, tiempo al tiempo.

Quería contar alguna cosa más. Como que hoy nos ha invitado a comer a toda la familia una viuda de nuestra comunidad. O que hemos salido por las calles a anunciar la Buena Nueva. O que el otro día recibimos una catequesis estupenda sobre la Cuaresma. O en qué estoy intentando ponerme a trabajar. Pero ya las horas que son no es para estar delante del ordenador.

Además, no quería terminar sin pediros que recéis por unos hermanos de nuestra parroquia, Enrique y Belén, que también han salido de misión hace muy poquito. Están en Guatemala. Por lo que nos han contado hoy, él ha tenido un accidente y está en el hospital. No sé si está grave o no. Lo que sé es la dificultad que tiene la situación, por estar en un país extranjero, porque acaban de llegar, porque sólo se tienen el uno al otro, porque tienen muchos niños. Por favor, acordaos de ellos en vuestras oraciones.
Pongo una foto de la familia al completo (al menos de los que estamos por estas tierras). Es del otro día, que fuimos a ver a unas monjitas que están rezando por nuestra misión. Nos daba el sol de frente, así que no salimos muy afortunados...

lunes, 23 de febrero de 2009

Don Carnal y Doña Cuaresma

Por aquí sigue haciendo fresquito. Cuando te descuidas te levantas por la mañana y encuentras todo cubierto por la nieve. Eso sí, todo está precioso.
El otro día un hermano de la comunidad de aquí, Fulvio, nos propuso ir a su trabajo (trabaja en un instituto de astronomía en Heidelberg). Está en lo alto de una montaña. Y todo alrededor está completamente nevado. Tienen una zona preparada para realizar esquí, otra para lanzarse en trineo. Así que allí nos fuimos, con el trineo de madera que le regalaron a José por su cumple. Lo pasamos de maravilla. Por lo menos hasta que a alguno se le empezaron a congelar los deditos... Luego este hermano nos invitó a un chocolate caliente (lo que aquí llaman chocolate, que es colacao realmente) para entrar en calor.
Alguno dirá: "sí que sufren los misioneros, ¿eh?" Bueno, tiene que haber de todo, ¿verdad?

Y hay cosas que mejor te las tomas con humor, porque si no... Como todo lo que se monta aquí con lo de los carnavales. Para que veais un poco cómo están las parroquias por estos andurriales, os contaré algo. Como ya he comentado alguna vez, los consejos pastorales son los que gobiernan las parroquias, no los párrocos. Y de lo que tratan es de tener el mayor número posible de "feligreses". Para ello no dudan en permitir lo que sea en las parroquias para que la gente no se vea defraudada y se vaya. Y es que gente significa ingresos...
Pues bien, en la parroquia se celebra el carnaval por todo lo alto. Tanto es así que el complejo parroquial queda prácticamente clausurado durante un par de fines de semana para que los distintos grupos parroquiales puedan celebrar su carnaval.
Pero tiene su parte positiva, porque hemos podido celebrar la eucaristía en la iglesia. Y es que normalmente celebramos la eucaristía en un salón parroquial, junto a futbolines y cosas por el estilo.

Otra anécdota. El sábado me dejaban en el buzón un papel de nuestra parroquia del barrio, donde José está haciendo sus catequesis para la primera comunión. El caso es que invitaba a los niños y a sus papás a que participaran de la eucaristía del domingo. E invitaba a que los niños acudieran a la misa disfrazados para participar en la celebración (no sea que al ser carnaval los niños se traumaticen si se quitan el traja de pirata). Pero con muy buen criterio advertía que no se les ocurriera llevar armas de fuego!!! Es decir, que los que fueran de Rambo sólo llevaran el machete, no la ametralladora... En fin.

Menos mal que ante tanta locura carnavalesca llega un tiempo de ayuda para nuestro cuerpo y nuestra alma: la Cuaresma.
Otro día más. Rezad por nosotros.

viernes, 13 de febrero de 2009

Rezando a los pies de la cruz

Esta semana que ha pasado desde la última vez que escribí ha sido desconcertante. No sé si describirla como una bendición o como una locura. Han ocurrido muchas cosas. Pero no voy a entrar a dar detalles de nada. Se siente... ¿Y por qué? Porque sólo serviría para que yo o vosotros entrarais en juicio contra alguien. Y, ¿qué necesidad, verdad?


Lo importante es descubrir quién está detrás de lo que te ocurre y qué hay en el corazón de uno.
No hay duda de que el Señor te pone acontecimientos para ver qué hay en el fondo de tu corazón, para que nos conozcamos, para que veamos que no somos ni mucho menos tan santos ni tan perfectos como nos pensamos. El problema es que el demonio aprovecha esas pruebas para meter cizaña, para que nos rebelemos, para meternos en crisis, en juicio, en murmuración, para quitarnos la paz.


Y es que es curioso ver cómo reaccionamos ante la cruz, ante el sufrimiento, ante el sinsentido. ¡Qué rápido perdemos la paz cuando las cosas no son como queremos o como pensamos que tienen que ser! Enseguida nos sale el juicio, la ira... y en el fondo, la soberbia.
¡Y qué fácil nos dejamos llevar, qué prontos somos para defendernos, y qué tardos para recapacitar, para rezar, para pedir el discernimiento y para pedir perdón! Pero eso es lo que somos: hombre y mujeres débiles.

A pesar de todo yo estoy contento. El Señor nos regaló una convivencia estupenda, con una palabra fuerte que nos ha ayudado muchísimo. Y la misión sigue ayudando enormemente a la familia. Cada vez estoy más convencido de que el Señor llama a la misión a familias imperfectas, que necesitan ser reconstruidas desde los cimientos. En eso esta el Señor. Por eso dice el salmo: "si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los constructores".

Ánimo a todos los que rezáis por nosotros. No lo dejéis, ¿eh?
Ayer conocimos a unas hermanas, novicias carmelitas, que están rezando por la misión aquí en Ludwigshafen. ¡Qué bueno es el Señor que pone personas a lo largo y ancho del mundo rezando por nosotros! Y doy fe que la oración es eficaz. ¿Qué sería de nosotros sin ella?

jueves, 5 de febrero de 2009

Los planes de Dios

Hoy tenía una agenda de lo más apretada. Anoche la repasaba con Esther para que no se me olvidara nada (ya se sabe que el Alzheimer...).

Después de dejar a los niños en el cole a las 8 y hablar con la profesora de Miriam para decirle que mañana irá más tarde (tenemos médico), volvería a casa corriendo para rezar laudes y salir pitando para el centro con Javier y Luciano (de las otras dos familias en misión) para arreglar temas pendientes de Javier (seguro médico, curso de alemán). Luego, recogería a los niños y tenía cita con la profesora de José para que me contara cómo le ve después del primer semestre (una conversación corta, porque su inglés está al nivel de mi alemán, jeje).

Comer corriendo, porque hoy (en teoría) empieza el siguiente nivel de mi curso de alemán en la Volkshochschule - eso si somos el número suficiente; si no, a seguir esperando -. Y después del curso, unas vísperas y a salir por las casas a anunciar el amor de Dios a la gente.

En definitiva, un día de lo más completito. Pero mira tú por donde, que el Señor ha pensado que sus planes no son mis planes. Así que ayer noche me regaló un dolor en la cadera que me ha dejado en fuera de juego. Tras una noche de dolores, me he levantado más cojo que el "mantecas". Así que tengo a Esther haciendo mi parte y yo la suya. Bueno, realmente sólo estoy cuidando de los peques, porque hacer... poco puedo hacer en la casa, más que arrastrarme de un lado a otro como los caracoles. En fin, el Señor sabrá por qué me quiere aquí, en el dique seco.

Por cierto, el otro día me quedé con las ganas de escribir algo que leía en el oficio de lectura. Es del Decreto Ad gentes, sobre la actividad misionera de la Iglesia, del Concilio Vaticano II. Me vino muy bien, porque a veces te parece que estás haciendo una locura y que no pintas nada en una tierra hostil como esta.

Entre otras cosas, decía así:

"Aunque a todo discípulo de Cristo incumbe el deber de propagar la fe..., el Señor, de entre los discípulos, llama siempre a los que le parece bien, para tenerlos en su compañía y para enviarlos a predicar a las naciones. Por lo cual, por medio del Espíritu Santo... inspira la vocación misionera en el corazón de cada uno...
Son marcados con una vocación especial aquellos que ... están dispuestos a emprender la obra misional, sean nativos del lugar o extranjeros: sacerdotes, religiosos o seglares. Enviados por la autoridad legítima, se dirigen con fe y obediencia a los que están lejos de Cristo...
El hombre debe responder al llamamiento de Dios de tal modo que... se entregue totalmente a la obra del Evangelio. Pero no puede dar esta respuesta si no lo inspira y alienta el Espíritu Santo... Debe estar dispuesto a perseverar toda su vida en la vocación, a renunciarse a sí mismo y a hacerse todo para todos.
El que anuncie el Evangelio entre los paganos anuncie, con toda libertad, el misterio de Cristo... se atreva a hablar como conviene, sin avergonzarse del escándalo de la cruz... manifieste que su yugo es llevadero y su carga ligera.
Dé testimonio de su Señor con una vida enteramente evángelica, con mucha constancia..., con caridad sincera, y, si es necesario, hasta el derramamiento de su propia sangre.
Dios le concederá valor y fortaleza para que vea qué abundancia de gozo se encierra en la experiencia interna de la tribulación y de la absoluta pobreza."

Es una descripción estupenda del misionero, de la llamada y el auxilio del Espíritu, de la vocación, de la labor y la obra que hace el Señor a través de nosotros, que somos hombres, mujeres y niños débiles, pobres y poco útiles (especialmente según los estándares del mundo).

Pero es cierto que el Señor va haciendo su obra. Y nos permite ver maravillas. Ayer, por ejemplo, venía nuestro vecino a casa. Cosa impensable porque los alemanes, según dicen, aparte de poco sociables (especialmente con los extranjeros), no son de presentarse sin anunciar en tu casa. Pues bien, este debe ser un alemán atípico o es que se está españolizando. Es un muchacho joven, de veintitantos años. Y con gran inquietud religiosa, aunque no es religioso. Nuestra presencia debe cuestionarle tanto que siempre que hablamos es él el que lleva la conversación hacia Dios, la fe, la religión. Ayer tuve la oportunidad de decirle lo que decía el texto del Concilio: atreverse a hablar, sin vergüenza, del escándalo de la cruz. Porque él, fruto de la mentalidad ecléctica de nuestros días (es decir, cojo lo que me conviene de donde me conviene y creo al final lo que me da la gana), me decía de las cosas buenas que hay en todas las religiones. También de las cosas malas, terribles, que hay y ha habido en la Iglesia, contrarias a lo que se predica desde los púlpitos. Yo le señalé que el cristianismo tiene algo que no tienen el resto de las religiones: la presencia de un Dios encarnado, que ha querido entrar en la historia de los hombres. Y no solo eso. Algo absurdo: ha querido morir en la cruz para salvar a los hombres. ¿Por qué? Por amor, sencillamente. ¿Que en la Iglesia se han cometido y se cometen atrocidades? Cierto. La Iglesia está compuesta de hombres y mujeres, débiles por naturaleza; muchas veces corrompidos por el dinero, por el poder, por los afectos. San Pablo mismo decía aquello de "no está en mi mano hacer lo que quiero; queriendo hacer una cosa, es otra la que sale de mí".

Me hacía gracia, porque me recomendaba que, para poder cobrar más dinero del Estado, que tenía que ser un poco deshonesto, mentir de vez en cuando, que en Alemania todo el mundo lo hace, que los turcos que vienen aquí viven de gorra (sin trabajar) sólo con las ayudas estatales. Ya le dije que lo de ser misionero y pirata a la vez no me cuadraba mucho... Pues mi padre - me contaba - ha sido honrado toda su vida y claro, no ha llegado a nada. ¿Cómo le diría que a eso estoy llamado, que es mi meta? ;-)

Pues ahí estuvimos, charlando como pudimos (rodeados de niños) durante más de una hora. Ahora se marcha un tiempo a otro estado, a seguir estudiando. Espero que no pierda su ansia por conocer, por descubrir. Porque así llegará al que es la fuente de la sabiduría.
Rezad por nosotros. Este fin de semana estamos de convivencia. Espero que el Señor pase como de costumbre: con brazo fuerte, pero con misericordia y palabras de vida eterna.
Incluyo una foto de nuestro envío en Roma. Pasamos varias horas en la plaza de San Pedro, esperando a alcanzar nuestro rincón en la basílica...

viernes, 30 de enero de 2009

Reconciliado con el pasado

Hace relativamente poco entendí y pude comprobar la importancia del sacramento de la reconciliación. Hasta entonces me parecía un sacramento como si dijéramos menor, y bastante incómodo por cierto. Eso de tener que decirle tus pecados a otro no es plato de gusto. Pero fue leyendo a mi teólogo favorito, Scott Hahn, - "Reconciliados con Dios", creo que se llama el libro que trata de este tema - como descubrí el tesoro oculto que hay detrás. Realmente la confesión supone una reconciliación con el Padre, con aquellos con los que tenemos alguna deuda y sobre todo con uno mismo. De ahí viene la paz y la alegría que sientes tras acudir al sacerdote. Pero también de la gracia que conlleva el sacramento. Esa gracia te fortalece y te ayuda para el combate.

Menciono esto porque hace unos días tuvimos una celebración penitencial. Y es curioso, pero la gracia empezó a actuar ya antes de la propia celebración. Es sólo una anécdota. Pero a mí me ayudó a ver lo débil que soy y lo mucho que necesito al Señor en el día a día.

La historia empezó unos días antes, cuando los pequeños trajeron del colegio unas hojas para solicitar ayudas para material escolar para el curso que viene. Me convencieron para que las rellenase, aunque me parecía un poco tonto porque con los ingresos que tenía antes de "jubilarme" me salgo de todas las tablas. El caso es que entregué los papeles y a los pocos días me llegó una carta en la que me requerían justificantes de ingresos actuales y pasados. Concretamente las nóminas de este año anterior. Me entró la risa, porque la última nómina incluía el incentivo que me concedió Ericsson por la baja voluntaria (una nota al margen: ¡qué bien hace el Señor las cosas...!). Vamos, que era absurdo presentar esa nómina porque cuando la vieran sí que les iba a entrar a ellos la risa floja. Así que me pasé la tarde pensando cómo trucar el tema: que si no presentar la última nómina, que si escanearla, retocarla e imprimir una versión menos escandalosa (total, no iban a poder comprobar nada)...

Pero, cómo diría, no me sentía muy allá. Llámalo remordimientos. Llámalo conciencia. Yo lo llamo Espíritu Santo, que vino en mi auxilio.
De repente me dí cuenta de lo ruin que puedo llegar a ser, y total por cuatro duros. Me acordé de ese pasaje de la escritura que dice que si no eres fiel en lo poco, en lo que no importa, ¿cómo te van a confiar lo que importa? Y pensé también: vaya, y dentro de un rato, en la confesión ¿qué le digo al sacerdote? Padre, me confieso de que mañana voy a defraudar. Pues hijo, es fácil, no lo hagas. Ya, pero es que con lo que me ha costado...
Por eso decía antes que el sacramento de la reconciliación, su gracia, empezó a actuar "con carácter retroactivo", en el pasado... La paz que me quedó en el cuerpo cuando tomé la determinación de no ser un pirata (me dije: menudo misionero estás hecho; y luego se te llena la boca diciendo que lo has dejado todo; y resulta que eres capaz de vender tu alma por un plato de lentejas). Porque además tengo experiencia de que el Señor ayuda, de que va por delante cuando vas con la verdad, cuando apuestas por Él.

Otro día, más. Toca dormir un rato. No dejéis de rezar por nosotros, por favor. Ya veis que somos débiles. Y que necesitamos vuestras oraciones más que el comer.

lunes, 26 de enero de 2009

Hijos de Dios

Últimamente estoy un poco bajo de forma. Será el constipado, que ya me dura un par de semanas. Es como el buen desodorante, que no te abandona. Y así estamos todos, con los mocos colgando y tos perruna. Y eso que ya está llegando la primavera a Ludwigshafen. ¡Hoy hemos llegado a los 3º!

Ayer estuvimos de celebración: ¡el pequeño Mateo ha cumplido un año! Cómo pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando supimos que íbamos a tener otro pitufillo en casa, y hoy ese pitufillo ya corre que se las pela. A ver si descargo las fotos de la cámara y cuelgo (Google mediante) alguna más actual en la página.
Aunque es un poco travieso y desobediente (como su mamá...), es una bendición. Cada hijo es una bendición. Sobre todo de pequeñitos, que están para comérselos (luego te arrepientes de no habértelos comido, jeje). Es cierto que a medida que crecen dan quebraderos de cabeza y aceleran la aparición de las canas en los papás. Doy fe, que ya empiezo a peinar plata en mis sienes. Pero aun así, cada hijo que el Señor concede es un milagro. Es el milagro y el misterio de la vida (y si no que se lo digan a los matrimonios que no pueden tenerlos). En Roma conocimos a un matrimonio estupendo que llevaban muchos años casados sin descendencia. Estaban como locos con nuestros hijos. Ahora están en trámites para adoptar a un niño oriental. ¿Por qué el Señor elige a unos sí y a otros no? O como dice el salmo, ¿por qué la estéril queda encinta, mientras la madre de muchos queda baldía? Es un misterio. Porque el plan de Dios para cada hombre es un misterio. Pero para todos es un plan de salvación; para sí y para los que les rodean.
¿Quién me iba a decir a mí que sería padre de familia numerosa; yo, que soy egoísta hasta decir basta? Pues precisamente por eso. El Señor conoce mi corazón. Y lo que necesito para poder encontrarme con Él. Y me ha metido de lleno en una misión (la de ser esposo y padre) que me ayuda para que ese plan de salvación tenga éxito. ¿Qué original es el Señor, verdad?!
Hoy leía que está casi listo el proyecto de ley que va ampliar la vigente ley del aborto en España. Y me daba mucha lástima. Lástima no tanto por los niños; que, como los Santos Inocentes, van directamente al Padre a formar parte del ejército de los santos, nuestros intercesores ante Él. Sino lástima por los padres; por esas parejas, esas madres que quedan marcadas, heridas en lo más profundo.
¿Cómo es posible que el demonio haya sido capaz de engañar de tal forma a esta sociedad para que se vea el regalo, el don de la vida como una amenaza, como una enfermedad de la que hace falta curarse, protegerse y evitar a toda costa? Gran victoria la suya, sí, señor.
Pero para eso estamos los cristianos. Para desenmascararle. Y para decir sin miedo que la vida es un don del que no somos dueños. Que es una gracia inmensa para los padres. Y es que tener un hijo te ayuda a salir de ti mismo, de la comodidad que te aplasta en el sillón, de mirarte al ombligo, de dártelo todo. En definitiva, te ayuda a ser persona.

Ahora que digo lo de que la vida es un don, me acordaba de un compañero de mi antiguo trabajo al que le han detectado un cáncer de colon. ¿A quién pertenece la vida, sino a Dios, que la da y la pide cuando quiere? El tiempo que nos concede en este mundo es un camino hacia Él. Y nos pone acontecimientos en los que desea que le descubramos, que nos volvamos hacia Él, que descubramos lo mucho que nos ama. La enfermedad no es un castigo divino, como se oía decir antes. Es una oportunidad inigualable para abandonarnos en los brazos del amado, para descansar en su voluntad. Pero claro, eso es complicado verlo cuando estás sufriendo por el dolor y cuando el miedo y la incertidumbre por el futuro te atenazan. Espero que el Señor le ayude en este tiempo de combate. Yo rezaré. Es lo único que puedo hacer. Pero sé el poder que tiene la oración y la fe. Y sé que Dios le va a ayudar.

Me voy a la cama. Hoy he podido colgar una foto. Es de estas Navidades, de la eucaristía que tuve con mi comunidad de Alcorcón.


domingo, 18 de enero de 2009

El caos de Roma

Después de unos cuantos días sin poder acercarme al ordenador por motivos varios, por fin tengo un ratillo (o eso espero...).


El otro día decía que marchábamos a Roma para el envío que nos iba a hacer el Papa. El resumen es que fue un caos que mereció la pena. Fue un caos en cuanto a cómo se organizó la entrada y la colocación de tantísima gente. Según leía el día anterior, se esperaban del orden de 25.000 personas. Y ciertamente aquello fue una marea humana, descontrolada y ansiosa por entrar en la basílica y conseguir un asiento. La verdad es que en estas situaciones es cuando ves salir lo peor de cada uno, sea cristiano o no. Y si encima no está mínimamente organizado, la cosa se convierte en una batalla campal. Nosotros, que íbamos con los niños, llegamos a temer por su integridad. Nos costó un triunfo llegar todos juntos, sin que nadie se perdiera. Pero claro, cuando conseguimos entrar allí ya no cabía un alfiler. Por mucho pase que lleváramos nos tocó estar de pie (o en su defecto, sentados en el suelo) en un lateral de la basílica donde no se veía ni oía prácticamente nada. Tanto es así que Esther decidió salirse fuear de la basílica, a la plaza, para poder ver y oir algo en las pantallas que había fuera. Y la verdad es que probablemente fue la única que se enteró. En fin, con la ilusión que nos hacía el envío, el que los niños sintieran la cercanía del Papa... Pues no pude ser.


Pero por otro lado tuvimos una experiencia maravillosa con la comunidad que nos recibió allí en Roma. Nos cuidaron, nos mimaron como si fuéramos el mismo Cristo que venía a vistarles. Estuvieron pendientes constantemente de nuestras necesidades, nos abrieron sus casas, nos invitaron. Realmente un regalo. Vimos cómo la comunión de los santos en la Iglesia es algo real. Y cómo el Espíritu Santo concede el don de lenguas y el entendimiento. Nos regalaron el poder compartir una eucaristía, donde nosotros y otra familia en misión (polacos ellos, destinados a Estocolmo, Suecia) pudimos dar nuestra experiencia y hablar de nuestra vocación.
Estoy seguro que el Señor les concederá el ciento por uno por habernos acogido como lo hicieron.


Por lo demás, hemos vuelto a la rutina, que no ha sido fácil después de tres semanas de vacaciones en Madrid. Y no ha sido fácil porque allí, por unos días, te sentías de alguna forma especial. Mucha gente te paraba por la calle, te preguntaban, se interesaban por la misión. Entendí lo que debe sentir los famosos cuando salen a la calle... Llegó un momento en que ya iba mirando sólo al suelo para evitar encontrarme con nadie más, jeje.


Pero la prueba dura era para los niños. Ellos fueron los mejor acogidos y más agasajados. Eran el centro de atención. Y de fiesta, sin colegio ni deberes, yendo y viniendo con sus amigos, pues la vuelta resultó dura. Menos mal que los Reyes Magos venían aquí para darnos motivos de peso para regresar...


Ahora llevamos todos unos días con los mocos colgando. Hemos visto (y sentido) los 15º bajo cero famosos de los que me hablaban. Me parece increíble que la temperatura máxima un día puedan ser 10º bajo cero. Pero más increíble aún es que al día siguiente lo mismo, y al otro y al otro. Se ha hecho un poquito largo. Porque da una pereza siquiera asomar la nariz por la ventana. La nieve que cayó antes de que llegáramos ha durado más de diez días. Hasta prácticamente ayer, que subió la temperatura y ahora está lloviendo.


Y ayer sin ir más lejos me pillé yo un trancazo de aupa. Estuvimos moviendo muebles. Porque desde el pasado domingo están por fin aquí en Ludwigshafen la cuarta familia en misión. Les encontramos casa en diciembre. Pero estaba más vacía que la cabeza de alguno que yo me sé: sin muebles - siquiera en la cocina -, sin electrodomésticos... nada de nada. Así que, sobre la marcha, estamos amueblando la casa con todo lo que hemos ido reuniendo en los últimos meses (de gente que renovaba el mobiliario, de la parroquia que se cerró, etc.). Se trata de que estos primeros días sean lo menos traumáticos posible. Porque ciertamente lo van a ser. Haberlo dejado todo, romper con tu tierra, con tu gente, con tu familia y especialmente con tu idioma, no es plato de gusto. Pero como dice el Evangelio, el Señor provee. Esta mañana lo leíamos al rezar laudes. El Señor envió a los apóstoles sin nada más que lo puesto, pero con poder para expulsar demonios y para curar. Es decir, el Señor no te manda solo. Va contigo, te acompaña y va por delante en la misión que te encomienda. Así venimos nosotros. Así vamos todos los que hemos partido a los cinco continentes. Con la esperanza y la confianza de que la misión la lleva el Señor y de que Él nos va a cuidar como lo ha hecho hasta la fecha.


Bien, corto y cierro. Tengo a Mateito encima y también quier escribir.....