martes, 16 de diciembre de 2008

Ya viene mi Dios

La convivencia que hemos vivido este fin de semana pasado ha sido sencillamente excepcional. Hay ocasiones en que se "masca" la presencia del Espíritu Santo. Y esta ha sido una de esas. El Espíritu se puede hacer presente a través de personas concretas, de sus palabras. Lo he visto patente. Y me ha impresionado, francamente.

No puedo contar el hecho concreto porque es muy personal, y no nuestro sino de nuestros hijos. Y es que el itinerante responsable de toda la evangelización en Alemania y Holanda, Toni, fue preguntando y hablando con todos los muchachos que están en misión con sus familias. Es impresionante el discernimiento que tiene este hombre, cómo ayuda y con qué cariño habla a estos jóvenes. Muchos llevan toda su vida en la misión. Pero todos tienen su combate. Y una experiencia de fe y una madurez que dejan anonadado. Dios quiere hacer (y de hecho la está haciendo) una obra fantástica con todos ellos. Ellos son los primeros misioneros, los primeros evangelizadores. En la escuela, con los amigos, en el barrio. Ellos son los que primero aprenden el idioma y los que menos problemas tienen para dar testimonio de su fe, de por qué están allí. ¡Y todos hablan tres o cuatro idomas! Me sorprendía un muchacho, de Albacete, de misión en Holanda desde hace dos años, que preguntaba si hablaba en español o en italiano. Así, como lo más normal del mundo.

Y yo que todavía ando balbuceando el alemán... Intento utilizar lo menos posible el inglés. Aunque hay veces que no queda más remedio. Como ayer que estuve en el dentista. O esta mañana que he estado hablando con las profesoras de José y de Miriam, porque ayer se quedaron en casa los dos con la tripa pachucha. Empiezo en alemán con el discurso ensayado (una frase, escueta, concisa). Pero en cuanto me salgo del guión me voy corriendo al inglés, que es donde me encuentro cómodo. Más que nada porque tengo el vocabulario en la cabeza. En alemán todavía tengo que rellenar muchos huecos en mi cabeza. Es como un puzzle de 5000 piezas de las que sólo tengo 300 y desordenadas. Vamos, que es difícil ver el cuadro que representa el puzzle. En fin, tiempo al tiempo.

Y al mal tiempo, buena cara. Este fin de semana, que estuvimos en Munich, pudimos ver cómo es una ciudad bajo la nieve. Preciosa... Hasta que tienes que andar por ella, jeje. Cuando la nieve se convierte en hielo deja de ser divertida. A mí me pilló desprevenido, con mis zapatillas de bailarina...

¡Y el jueves volvemos a España! Pasaremos allí las Navidades. Otro regalo del Señor. Espero veros a muchos. Y a los que no, ¡¡¡feliz Navidad!!! Espero que el Señor encuentre nuestro corazón preparado y pueda Él nacer en él.
No dejéis de rezar por nosotros. La oración no puede tomarse vacaciones. Ni un sólo día.

Que Dios os bendiga.

1 comentario:

jesús dijo...

Pues nada hermanitos, nos alegramos de los dones que el Señor os está permitiendo ver.
Espero que nos veamos muy pronto en Madrid, ¡Buen viaje!