domingo, 31 de agosto de 2008

Verano

Contra todos los pronósticos seguimos en verano. Por lo que nos habían dicho aquí en agosto ya hay que poner la calefacción. Pero debían ser sólo rumores. Porque llevamos un fin de semana de lo más calentito.

Y aprovechando que tenemos aquí a mi cuñada María y a su novio, José Manuel, ayer y hoy hemos ido a una piscina que hay cerca de casa. Y la verdad es que quedamos impresionados. Varias piscinas (una de ellas olímpica), un tobogán gigante, una pradera inmensa que conecta con un lago... y lo mejor, poca gente.

Los niños han disfrutado de lo lindo, especialmente los pequeños cuando nos hemos tirado por el tobogán que tanto miedo les daba. Es curioso, pero cuanto más pequeño es un niño más fácil le es confiar en su padre: Esther no ha dudado ni un solo momento en lanzarse agarrada a mí. Me recuerda al pasaje del Evangelio donde Jesús dice que el que no se haga como un niño no entrará en el Reino de los Cielos. Esa fe, ese abandono en las manos del Padre es lo que me hace falta a mí, que tantas veces estoy buscando la seguridad donde no está (especialmente en el dinero). La misión te ayuda a ver milagros, pero no te quita la tentación de tratar de agarrarte como loco a cualquier cosa que te ayude a asegurarte el futuro. Otro día hablaré algo más sobre esta lucha...

En definitiva, que el Señor nos ha regalado dos estupendos días de descanso al sol, para que no echemos mucho de menos el sol de España.

Mañana me toca seguir haciendo papeleos. Iré solo (Luciano ya se mueve lo justito del lado de Mamen), así que ya veremos qué sale. Gracias a Dios, el sacerdote Franklin ha venido esta tarde para ayudarme a traducir y rellenar un montón de papeles. Que Dios le bendiga. Sólo de pensar que tuviera que hacer estas cosas sin ayuda se me remueven las tripillas...

jueves, 28 de agosto de 2008

Los hijos

En las últimas entradas hablaba por encima de nuestros hijos, de algunas anécdotas relacionadas con ellos. Pero creo que es importante dedicar unas cuantas líneas a comentar cómo están viviendo esto de la misión.

Esther y yo comentábamos el otro día lo impresionados que nos tienen. No hablo ya sólo de la iniciativa de Miriam por ir a pedirle a la Virgen por su sufrimiento. Hablo de todos en general. Imagino que todos nos hacemos una idea de por todo lo que han pasado en estos últimos meses: nervios, inquietud, desasosiego, tristeza incluso. Y es que han dejado atrás, a unos dos mil y pico kilómetros, familia, amigos, compañeros... y hasta novia. Ahí es nada.
Y para colmo les hemos traido a un país en el que no se enteran ni del nodo, que tienen que estar horas y horas sentados como palos en una mesa sin saber de qué les hablan (yo el otro día en la reunión del cole, fue hora y media y casi me sacan con los pies por delante), que a duras penas pueden hablar con nadie, que para encontrar a alguien por la calle tienes que ir a buscarlo, etc etc.
Es cierto, les hemos desarraigado completamente por algo en lo que creen sus padres. De hecho, algún domingo lo han comentado miestras rezamos laudes: "esta es vuestra misión, vosotros la habeis elegido, no nosotros". Tratamos de que esos momentos de oración, con Cristo en medio de la familia, sean un tiempo para compartir las experiencias de la semana, inquietudes, alegrías, problemas... y sobre todo de comentar cómo nos encontramos en la misión y si queremos seguir o no. Pero siempre a la luz de la Palabra de Dios, que solemos tomar al azar. Esa Palabra es la que nos ayuda a todos, a cada uno en su situación particular, grandes y pequeños.

Pues bien, si decía que nos tenían impresionados es porque (a pesar de todo) se encuentran bien. En ningún momento se han rebelado ni han echado las patas p'arriba diciendo que quieren volverse. Están en misión. Y creo que el Señor les está ayudando mucho. Si hay algo de lo que estoy convencido es de que es a ellos a quien más va a ayudar la misión. De hecho, hoy por hoy son ellos los misioneros, la primera línea. Es a ellos a quienes preguntan por qué están en Alemania sin hablar una sola palabra de alemán, por qué tienen tantos hermanos...

Una de las principales razones para ponernos en disposición de ir a donde Dios quisiera fueron ellos. Muchas veces me lo he planteado: ¿qué legado podré dejar a mis hijos? ¿Una casa (o su hipoteca...)? ¿Algo de dinero? ¿Una buena educación? ¿Unos estudios?
Francamente, todo eso no les va a ayudar NADA en su vida. Así de claro. Si ven en nosotros que andamos constantemente corriendo detrás del dinero (aunque sea por ellos), eso es lo que aprenderán y como vivirán siempre. Y serán unos desgraciados; como lo he sido yo, que daba más importancia a llegar a ser alguien y a tener bienes que a Dios y a mi familia. Pero nunca es tarde para darse cuenta de lo que dice clarito el evangelio: "o Dios o el dinero". Nosotros hoy hemos apostado por Dios. Y es lo que están viendo nuestros hijos. Y ellos van a ser testigos de que Dios provee, de que Dios da el ciento por uno. Y eso va a ser un sello imborrable para ellos.

Nuestro legado, si Dios quiere, será haberles dejado un testimonio vital. Espero que ese testimonio les ayude a combatir la fe que el Señor ya les ha regalado ("el buen combate de la fe", decía San Pablo). La fe es lo único que les va a ayudar. Y llegará el momento en que tengan que defenderla solos, sin nosotros. Nuestra misión aquí (y en cualquier otra parte, pero hoy estamos aquí) es que ellos vean y sean testigos de la fe sobre la tierra. Y que esa fe no se extinga.

Ayer me enternecía cuando, estando con el obispo de Speyer (nuestra diócesis), nos dijo que nos arrodilláramos para recibir la bendición. Desde el más grande al más pequeño (menos Mateo, claro, que sólo quiere ponerse de pie) todos nos arrodillamos. Tenía a mi lado a José, Miriam y Esther, que se quedaron quietos como estatuas esperando la bendicón del obispo. Ver para creer.

En cuanto a la visita al obispo, sólo un apunte (porque estoy que me caigo de sueño). Fue corta pero intensa. Me dijo que presentara brevemente (lo repitió, o sea que debe conocer a alguien del Camino un poco pesado...) a la familia, que le contara qué hacíamos aquí, nuestra historia, etc. Y en español (porque decía que entendía... a lo mejor me tomó el pelo??). El caso es que así lo hice. Esther le añadió más o menos lo que he contado arriba: que los niños hoy por hoy son un testimonio para nosotros. Nos dio la bendición y nos despidió muy contento.
Después, el jefe de personal de la diócesis, mano derecha del obispo, nos invitó a un helado y estuvimos charlando un buen rato. Él sí que nos dio más cancha para hablar. Así que tuvimos oportunidad de proclamar la fe una vez más ;-)
Una experiencia estupenda.

Otro día, más. Y una vez más, gracias a todos los que seguís el blog. Especialmente a los que tanto os gusta y me animáis para que escriba más a menudo. Ya me gustaría... Se hace lo que se puede.

martes, 26 de agosto de 2008

Visitas




¡¡¡Por fin me han dejado el ordenador!!! Cómo se nota que es un bien escaso. Y eso que está hecho polvo. El día que funcione bien esto va a ser la guerra!!
Como de costumbre me toca cuando ya nadie quiere, es decir, casi de madrugada. Y lo malo es que a estas horas tengo tanto sueño que no sé muy bien qué cuento. Cualquier día de estos escribo roncando y os cuento mis sueños...

Quería comentar lo contentos que estamos porque no nos sentimos solos en absoluto. A pesar de estar a cientos de kilómetros de casa, de haber dejado familia, comunidad, amigos, compañeros, vecinos... en muchos momentos nos sentimos como en casa.

Por un lado hay una página web que te permite hablar a través de tu teléfono durante media hora gratis. Ya sé que no es sitio para hacer publicidad, pero esta gente se lo merece. La dirección es http://www.peterzahlt.de/c2c-peterzahlt/index.do Permite llamar desde Alemania a fijos de otros muchos países, entre ellos España, Estados Unidos, China, Dinamarca, Australia... Vamos, un chollo.

Pero lo que más sorprendido me tiene y lo que más me alegra son las visitas que estamos teniendo. Porque francamente yo no esperaba ninguna. Me acordaba cuando una hermana muy querida de nuestra comunidad se iba de misión a Kazajstan y todos le decíamos que en cuanto pudiéramos iríamos a verla. Pues han pasado ya unos añitos y sigue esperando...

Primero fue mi cuñada Noemí, que vino acompañando a Esther en el avión. Una inestimable ayuda en los momentos más difíciles, los del comienzo.

Hace unos días contaba que vinieron por aquí unos días los padrinos de Mateo, Jesús y Carmen. Una bendición. Su compañía, dedicación y ayuda nos han hecho mucho bien. Lo peor, que los pobres perdieron el avión de vuelta. ¡Qué mal sienta, ¿verdad?! Yo me sentía fatal. Pero estaba claro que el Señor quería que se quedaran un par de días más con nosotros. A la vuelta les estaban esperando acontecimientos de esos que cuesta trabajo aceptar y asimilar. ¡Ánimo, hermanos! Desde aquí nos unimos a vuestras oraciones.

Este viernes viene otra de las hermanas de Esther, María, con su novio. Y el mismo día que se marchan llegan Salvador y África. Como decía hoy mi suegra, "¡¡parece que están haciendo cola para ir a visitaros!!"

Y hablando de visitas, mañana somos nosotros los que iremos a visitar al obispo de esta diócesis. Iremos con nuestros catequistas de aquí. Ya os contaré en la siguiente entrada qué tal ha ido .

Como ya no tengo fuerzas para más (me estoy volviendo alemán: no son aún las 12 y tengo más sueño que cuando tenía exámenes...) os pego un trozo de un mail que le mandaba a una hermanita muy querida:

"Ánimo. Vas a hacer feliz a tus hijos allí donde estés. Si es en Alcorcón-Móstoles o donde sea. Lo que va a hacerles felices es que puedan conocer a Dios. El resto son paparruchas. Y gracias a ti (vosotros, se entiende) lo van a conocer. Eso es lo que importa. Esa es tu misión. Pero hay una cosa que es cierta. El sufrimiento madura a las personas y acerca a Dios. Por eso no les ahorres sufrimientos a tus hijos. Si no lo único que conseguirás es que no valoren nada y no necesiten nunca a Dios. Es un misterio, eso de que a través del sufrimiento se llega a Dios. Suena a masoquismo, verdad? Pero es la cruz. Y no es que busquemos los sufrimientos. Sencillamente llegan. Pero cuando llegan si los afrontas con Dios no tienen nada que ver. Y de eso tenemos experiencias de sobra, ¿o no? Pues eso, que no sufras por lo que podría pasar, en un hipotético caso, si por algún casual... el que te pone por delante el futuro es el demonio. Y su intención es meterte miedo, que pierdas la confianza en Dios. Pero Dios es todopoderoso. Yo he visto cosas que jamás hubiera pensado que eran posibles. Carambolas a 3 bandas que te hacen quitarte el sombrero. Y es que Dios puede.
Estaba releyendo lo que decías de nuestra fe. Es cierto que hay que tener fe. Pero no es cuestión de mucha o poca fe, sino de responder a una llamada, a una vocación. Y no es valentía. Es gratitud. Es confiar en que si hasta la fecha Dios ha provisto, si ha sido bueno, lo seguirá siendo. Y que cuando Dios da y bendice, derrocha. Porque puede. Como dice el salmo, lo que quiere lo hace. Y punto pelota. No hay "¿y si...?" Y no creas que no hay momentos de duda, de miedo, de incertidumbres, de tentaciones, de tirarlo todo por la borda. Pero ya se nos han dado las armas para combatir. Sólo hay que usarlas. Me da pena cuando los hermanos no bajan a la eucaristía o a la palabra, como si fuera algo accesorio o algo que hay que hacer. ¡Qué va! Es que te va la vida en ello!! La tuya y la de tus hijos. ¿O es que dejarías de comer sabiendo que tus hijos dependen de ti? Hace un rato hablaba con Teresa, mi suegra, que como sabes está de misión en Tanzania. Me decía que Africa es durísimo (y lo dice ella que es africana). Pero que gracias a la oración se mantienen fuertes. Es lo único que les mantiene. Y el Señor les regala la gracia de la alegría, de reirse hasta de su propia sombra. El otro día nos mandaban un correo, y nos meábamos de la risa. Si lo encuentro os lo mando."

Y para terminar otro par de fotos. Una vista de la casa desde el jardín y una celebración de laudes con nuestros hermanos murcianos en la misión. Están un poco borrosas porque mi cámara está también un tanto perjudicada.
Bueno, se me han quedado las fotos arriba y no puedo moverlas. En fin, no son horas...

lunes, 25 de agosto de 2008

Así son los alemanes

Estoy que lo tiro. ¡¡Otra vez puedo publicar algo!! Y es que esto en vez de un diario se estaba convirtiendo en semanario o anuario...

Tenía ganas de escribir un día sobre lo que he visto hasta la fecha de cómo son los alemanes. Porque había oído muchas cosas, pero claro, ¿qué hay de objetivo en tales historias? Porque lo mismo es como aquello de que los españoles somos todos toreros y flamencos.

Por ejemplo, es mundialmente conocido aquello de que los alemanes tienen la cabeza cuadrada. Pues bien, algo tiene de cierto. Por lo que he visto hasta ahora son en general bastante poco originales. Es decir, todo aquello que se sale de lo establecido, de la norma, de lo que esperan, de lo planificado, les descoloca totalmente.

Como muestra, un botón. Cuando fuimos a empadronarnos nos costó la friolera de 7 viajes. ¿Por qué? Pues porque nuestra situación familiar es un poco peculiar, cierto. Puesto que Esther tiene un matrimonio anulado y nuestros hijos mayores no son de los dos, tenemos dos libros de familia. Y no os podeis imaginar el crujido neuronal que les dio cuando vieron que Esther aparecía como soltera en ambos libros. ¡Imposible, no puede ser, aquí no es así, tendría que aparecer como divorciada! Un drama mental. Se les licuaba el cerebro.
Esto nos supuso tener que llevar los libros de familia, más el documento que acredita la nulidad, más el documento donde declara que la custodia pertenece a la madre, más... todo ello con su original debidamente acreditado (con un sello oficial) y también traducido por alguien con sello oficial. Ahí es nada. Afortunadamente a Luciano se le ocurrió que si la Iglesia es aquí un poder establecido, el propio sello de la parroquia podría valer como aval para las traducciones. Así que un par de documentos nos los selló Hermann Joseph. Otro nos lo tradujo y selló una señora de esta ciudad que se dedica a estos menesteres; 24 euritos del ala por un par de páginas. (¿Por qué no se me ocurrirán a mí este tipo de negocios?).
Y lo peor de todo es que cada vez que íbamos con lo último que nos habían pedido se les ocurría otra cosa (ahí sí eran originales, ¿ves?).
Pues eso, que al final nos tocó darnos un montón de madrugones, toda la familia (porque curiosamente querían vernos a todos, pero no aguantaban que los niños estuvieran allí y les echaban fuera). Al hilo de eso, uno de los días Luciano se acercó un poco a la muchacha que nos atendía para explicarle algo sobre uno de los papeles que llevábamos (la muchacha era modelo XXXXL: 1 * 2 * 2 - alto * ancho * profundo). Le pegó tal bufido que Luciano saltó hacia atrás como un gato. Luciano se lo tomó con humor y decía: "probablemente es lo más cerca que ha estado de un hombre y estaba a punto de mojarse las bragas..."

Otro rasgo que he visto en los alemanes es que son poco afectuosos, poco expresivos, bastante desconfiados, diría que un tanto fríos. Y es que el clima debe modelar mucho el carácter de las personas. No tienen nada que ver con el carácter mediterráneo, mucho más abierto, cariñoso, amistoso.
También tiene su lado positivo, porque son mucho más directos, menos dados a dejarse llevar por los afectos. Lo que tienen que decir lo dicen, caiga quien caiga.

No obstante, el recibimiento que hemos tenido nosotros aquí ha sido estupendo. Los hermanos de estas comunidades nos han acogido con alegría. Nos han dado un montón de cosas (vajillas, muebles...). También es cierto que alguno ha aprovechado para hacer limpieza... pero no voy a ser malo. La verdad es que se han portado fenomenal. Es cierto que Dios provee y que mueve los corazones. Quizá nuestra presencia aquí sólo sirva para testimoniar que hay algo más importante que el dinero y que el trabajo. Y es encontrar a Dios.

Bien, abandono de momoento, que tengo a Mateo encima llorando como un poseso...

viernes, 22 de agosto de 2008

Ya sé alemán: Subanempujenestrujenbajen

En la última entrada decía que el hombre había vencido a la máquina, ¿verdad? Pues bien, me ha empatado... y después de los últimos acontecimientos tengo que declarar muy a mi pesar que ha remontado y me está ganando por goleada!! Y es que este bicho está muy perjudicado. Ayer tenía ya escrita una entrada, lista para publicarla, cuando se me quedó colgado. Me cagué en todo lo cagable :-(
Con lo bien que me había quedado. Ahora como para repetir todo lo que puse... snif, snif.

Intentaré hacer un resumen.

Contaba que nos han vuelto a retrasar el comienzo del curso de alemán para inmigrantes en la universidad popular (Volkshochschule, o algo así) hasta el 10 de septiembre. Así que sigo sin enterarme de ná. En las celebraciones siempre hay alguien que nos traduce. Normalmente es Luciano, que se le da muy bien. Y como aparte mete sus comentarios personales, te lo pasas de miedo. Pero el otro día que no estaban (porque Mamen está ya muy fastidiada por lo avanzado del embarazo), me hizo de traductora otra hermana de la comunidad: Maureen. Es india de nacimiento, pero lleva muchos años viviendo ya aquí. Así que me traducía al inglés y yo lo que podía se lo contaba a Esther. De chiste.

El jueves tuvimos doble reunión en el cole de los niños. Como aquí la gente sólo suele tener un hijo, las dos reuniones eran a la misma hora en sitios distintos. Así que aplicamos la vieja máxima de divide y vencerás. Gracias a Dios nos acompañó Johanna, la muchacha que estuvo comiendo días atrás con nosotros. Entró con Esther a la clase de José. Yo me fui solo (así de macho soy) con Frau N'jamasch, la profesora de Miriam. Yo la llamo el coloso, por aquello de "el coloso n'jamasch" (es un chiste espinosa, no espero que os riais ;-) Luego le pedí a Johanna que me acompañara a hablar con ella para que me hiciera un resumen, porque no había cogido ni media. La profesora estaba admirada de que hubiera aguantado todo el rato sin entender ni jota. En fin, son los pequeños sacrificios que se hacen por los hijos. Pero me vino estupendamente, porque empecé a apreciar lo que deben sentir los niños en el cole, que hora tras hora están sentados escuchando sin entender, pero también sin protestar. Ciertamente son ellos los que más se están sacrificando por la misión, aun sin entenderla en algunos momentos. Pero el Señor les está concediendo alegría, ilusión y sobre todo paciencia.

Te das cuenta de que Dios no se ha equivocado al enviarte a un sitio desconocido, donde no conoces la lengua, hostil a priori. La misión en primer lugar es una ayuda para la familia que se pone en esa disposición. Porque pasa por hacerte pequeño, necesitado. ¿De qué? Del otro, de Dios en definitiva.

Otra característica de la misión es el servicio. Nosotros hemos tenido un buen maestro con Luciano, que ha estado ayudándonos desde el primer día que pisamos Alemania en todo: desde los interminables trámites burocráticos (de los cuales todavía me quedan unos pocos por hacer), hasta dónde comprar mejor y más barato. Nos ha puesto el listón muy alto para cuando me toque hacer algo similar con Javier y María Dolores (la otra familia española que viene aquí, pero que siguen siendo homeless -sin casa-).

Hoy hemos tenido la oportunidad de ponernos al servicio de uno de los sacerdotes de la parroquia, Franklin, que se mudaba de la iglesia donde estaba hospedado (y vendida a la iglesia grecorromana) a la nuestra: la Santísima Trinidad. Franklin se queda como administrador de la parroquia por la jubilación del párroco, Hermann Joseph. Aunque no será para mucho, porque parece que ya hay nuevo párroco: un muchacho de 31 años. Ya veremos qué nos depara.

Voy cerrando, que estoy molido de la mudanza y estas no son horas. Pero a pesar de que ha sido un día duro, el Señor siempre te conforta. Por eso nos ha regalado una eucaristía estupenda (con un montón de niños, por cierto) y una frugal cena para celebrarlo: el cocido que no nos habíamos comido al mediodía por causa de la mudanza... Nos han acompañado el propio Franklin y Jörg y Mónica (la familia en misión alemana). Se habrán quedado alucinados con lo que cenamos los españoles, jejeje.

Pongo otra foto de la casa, para que os vayáis haciendo una idea. Se ve nuestro jardín.

domingo, 17 de agosto de 2008

Una de milagros (y III)

Vuelvo a retomar el blog, tras una dura lucha con el ordenador. Como suele suceder, el hombre ha vencido a la máquina: me he cepillado el disco duro y he reinstalado el sistema operativo. Ahora me toca dejarlo como antes para que nadie se queje (pero funcionando, claro).


Bien, como lo prometido es deuda, aquí va la mejor experiencia en lo que va de tiempo de misión. Tiene que ver con nuestra pequeña Miriam. Con sus 6 añitos ha empezado este curso lo que en España corresponde a primaria (aquí se llama Grandschule... creo). Empezó muy contenta, como los demás, con la expectativa de nuevos amigos, aprender un nuevo idioma, etc etc. Pero al enfrentarse con la realidad cara a cara y encontrarse sola y desamparada, la pobre empezó a pasarlo muy mal. No quería ir al colegio, lloraba, le dolía la tripa, iba al servicio. La única amiga que había hecho durante la primera semana llegaba a clase aún peor que ella: gritando y pataleando como la niña del exorcista. Y no era la única. Un panorama desolador.

Pero entonces llegó el milagro. Aquí en Ludwigshafen hay una réplica de la casita de la Virgen (esa que algunos hemos tenido la gracia de visitar en Loreto) en una parroquia cercana. Pues bien, la propia Miriam nos pidió ir a la casita de la Virgen para poder pedirle que le ayudara. Nosotros sólo les habíamos hablado de la existencia de la casita, porque teníamos la intención de ir a visitarla cuando tuviéramos tiempo. Y le habíamos dicho para ayudarle en el cole, que cuando se sintiera sola que rezara y que se acordara de que su ángel de la guarda estaba a su lado para abrazarla y consolarla. Pero fue su propia iniciativa ir a visitar a la Virgen para rezar. Cuando llegamos allí se acurrucó a mi lado, cerró los ojos y se puso a rezar. Los demás hicimos lo mismo.


Yo llevaba toda la semana con el corazón encogido por verla. Está visto que el demonio sabe por dónde atacar. Y dado que por otro lado debe ser que no lo veía muy claro, decidió atacarme por donde más duele: por la niña de mis ojos. Pero como digo, la visita a la Virgen nos ayudó a todos. Miriam ahora va mucho mejor al cole. Y yo descansé, porque sé que ahora el asunto está en manos de mi madre del Cielo. Y ella tiene buenos contactos.

De hecho, al día siguiente había quedado con la profesora de Miriam, porque nos había llamado Luciano (que a su vez le había llamado Mónica -la mujer de Jörg-, que es con la que había hablado la profesora) para decirnos que la profesora estaba muy disgustada con Miriam (!!!). Pero como suele suceder con estas cosas que pasan de boca en boca (siempre me acuerdo de ese juego que se llama el teléfono escacharrado), la cosa no era para tanto. Iba ciertamente tranquilo a verla, sabiendo que la Virgen ya estaba moviendo sus hilos. Y en efecto, me encontré con que la profesora no estaba disgustada, sino muy preocupada por ella, por verla triste. Yo le conté que acabábamos de llegar de España y por qué habíamos venido, que ni la niña ni nosotros hablamos alemán, que la niña es muy tímida y que se siente sola porque no tiene amiguitas. La profesora lo entendió perfectamente. Estaba deseando verla sonreir. Me aseguró que trataría de hablar con otros niños para que jugaran con ella (eso no lo veía yo muy claro, pero...).


Una vez más he visto la mano fuerte del Señor. El evangelio de este domingo hablaba del poder de la oración, de la mujer extranjera que le pedía con fe al Señor que curara a su hija. Y el Señor se lo concedió. Estoy seguro que por la fe de mi hija va a obtener lo que ha pedido, que va a volver a sonreir. Aquí pongo una foto de esa sonrisa, desdentada pero preciosa.


Pero lo que me conmueve es que esto de lo que hemos sido testigos aquí, probablemente no lo hubiéramos visto jamás estando en Alcorcón. Porque cuando lo tienes todo no necesitas recurrir a Dios. Sencillamente no necesitas clamarle. Esta experiencia de gritar a Dios y ser escuchada va a ser un sello que Miriam llevará en su corazón el resto de su vida. Sólo por esto ha merecido la pena la misión. Como dice un salmo, "Dayenú" ("eso nos habría bastado"). Pero estoy seguro de que el Señor aún nos reserva más caricias como esta.


Me voy a la cama. Ya me he pasado tres pueblos del horario alemán. Aquí todo el mundo está roncando desde hace tres horas. Yo sigo con el chip español. Pero qué narices: ¡¡que viva España...!!!

jueves, 14 de agosto de 2008

Una de milagros (II)

Hablando de milagros, ayer nos dijeron que el obispo de esta diócesis, Speyer, quiere vernos dentro de unos días. Quiere ver a todas las familias en misión que han llegado nuevas a esta región; como somos los únicos, creo que vamos a estar bastante íntimos.

Pero quería contar algunos otros acontecimientos que para mí han sido auténticos milagros y de los que hemos sido testigos en estas últimas semanas.

Primero fue cómo conseguimos esta casa. Creo que ya lo he contado, pero no está de mal recordar que alquilar una casa por aquí sin una nómina que te respalde es misión imposible (hasta ahí es lo normal). Pero lo que no quieren ver ni en pintura es una familia con niños: prefieren que tengas perros, gatos o incluso cocodrilos antes que una manada de feroces niños. Pues bien, al dueño de esta casa no le importó ni una cosa ni la otra. ¡De hecho nos decía que por él podíamos tener 5 niños más!


Otra maravilla fue el viaje de Esther con los niños. A pesar de todo lo que habíamos cargar en el coche, aún llevaban maletas para aburrir. Abajo teneis una foto de su llegada a Frankfurt Hahn. El muchacho del mostrador de Ryanair les dijo que les sobraban kilos, que tenían que dejar parte del equipaje. Esther le contó brevemente (o al menos eso me ha dicho) que iba de misionera, etc. Aún así le contestó que no había posibilidad, que tan sólo podía dejarle pasar algún kilo extra. En ese momento llegó alguien para informar en el mostrador que la cinta o no se qué se había estropeado y que tenían que dejar pasar todo el equipaje. Imaginaos los gritos de alegría y las acciones de gracia que le llegaron a Dios en ese momento.






Otra para nota. Encontrar colegio para todos los niños parecía complicado a priori, porque sin hablar una palabra de alemán podían poner todas las pegas del mundo. Sin embargo con José y Miriam no hubo problema. Jörg y Luciano (de las otras dos familias en misión) lo solventaron con éxito.
Otro cantar fue el instituto para los mayores. Aquí la enseñanza a esos niveles está clasificada por la valía del muchacho: hay un instituto para los chavales que valen (el Gymnasium), otra para los que son un poco petardos con los estudios y prefieren que estudien un oficio (Realschule) y una tercera que es para los macarras y gente de mal vivir, los que no quieren estudiar pero no pueden andar por la calle sin escolarizar (la Hauptschule). Todos los intentos por meterles en alguno de los dos primeros fueron vanos. Al no hablar alemán la única opción que nos daban era la escuela de quinquis. Sin embargo por otro lado nos decían que los muchachos tenían derecho a matricularse en las otras. A Luciano se le ocurrió involucrar al párroco de nuestra parroquia, Hermann Joseph (que se jubila este mes). Y es que en este país la Iglesia es un poder, una institución (como en España antes de Zapatero, González...). Nos entrevistaron en el Gymnasium más cercano a casa y la respuesta fue que tenían que consultarlo con el ayuntamiento, porque nunca habían tenido un caso igual. Pero al cabo de unas horas nos llamaron para otra cita al día siguiente, esta vez con los muchachos. El párroco no podía venir y Luciano tampoco. Pero sí Jörg, que al menos habla cuatro palabras de italiano. Así que allí estuvimos, sin enterarnos de nada, pero intentando dar la mejor impresión posible (ya les había aleccionado previamente: boca cerrada a no ser que pregunten). Lo mejor fue cuando preguntaron qué era eso de "Insuficiente" que aparecía en las notas de los chicos. Lo entendí perfectamente, pero yo seguí impertérrito, callado como un muerto. Qué dijo Jörg al respecto no lo sé, pero el caso es que les debió dar un pase torero que ya no se volvieron a acordar del tema. Al final el Señor les ablandó el corazón y nos dieron luz verde. ¡Otro tanto para el Señor! ¿Acaso no canta el libro del Éxodo que "caballos y caballeros ahogó en el Mar Rojo" para librar al pueblo de Israel de los egipcios? Lo nuestro en comparación era pecata minuta y lo solventó en un periquete.


El próximo día continuaré con la experiencia que a mi parecer es más conmovedora, donde he podido contemplar la gracia tan inmensa que es la misión. Y sobre todo, que la misión no es tanto para los demás como para nosotros mismos. Y en especial para nuestros hijos. Ellos son los primeros misioneros, los que desde ya están en primera línea, donde silban las balas. Y el Señor lo sabe bien y tiene puesta su mano sobre ellos.


Una vez más, gracias por seguir el blog. Hoy mi hermano Jesús me ha dado la sorpresa de que él también ha comenzado uno siguiendo el tirón editorial de este... Apuntaos la dirección:
http://familiaespinosarevuelta.blogspot.com/


Y antes de que se me olvide (ya sé, ya sé, parecía que ya acababa, pero ¿a quién no le gustó la película "El señor de los anillos, el retorno del rey" que está terminando durante más de media hora?). Y es que hoy me he llevado una grata sorpresa porque hemos sido dos más a comer.
Una chica, hija de una señora de nuestra comunidad de aquí y que sabe hablar español, ha venido para echarnos una mano con el alemán. Ha estado con Esther y conmigo por la mañana (la he fusilado a preguntas), al mediodía me ha acompañado a hablar con la profesora de Miriam y por la tarde ha estado ayudando a José y a Miriam con los deberes. Un verdadero ángel.
El otro era un compañero de clase de Juan, que le ha acompañado a casa y no se ha podido negar a unas judías blancas con chorizo (español). Sus padres están separados y el muchacho pasa la mayor parte del día solo. Se le veía admirado de ver a tanta gente alrededor de la mesa. Eso no debía haberlo visto más que en "Siete novias para siete hermanos"...


Como veis la misión está en rodaje, pero ya tiene de todo un poco.

Una de milagros (I)

Por fin vuelvo a estar al otro lado de la Internette... Y es que entre unas cosas y otras no he tenido ni tiempo ni oportunidad: las mañanas ocupadas con papeleos (y como dice nuestro hermano en la fe Luciano, cazos de mierda, uno tras otro... ya hablaré de ello en otro momento); y por las tardes el ordenador parece el mercado: hay que coger número y, como te descuides, se te pasa el turno ;-) Y es que tenemos al pobre Juan ávido por hablar y chatear con su novia. Y los que todavía recordamos esos tiempos de "todo el tiempo del mundo me sabe a poco", entendemos que es una necesidad como el comer o el dormir. Además desde hace unos días el ordenador me está dando serios problemas (¡el ordenador nuevo!!!!). De hecho estoy con el Vista funcionando en modo seguro, que es la única forma de que me aguante vivo. Aún no sé si es un virus, si el disco duro está defectuoso o si "la caló" de Alemania le sienta mal al bicho. En fin, en cuanto pueda le reinstalo el Vista, formateo el disco duro y empezamos de cero.

Pero bueno, no es de esto de lo que quería hablar, sino de algunos de los milagros de los que ya hemos sido testigos en la misión. Esta es la razón principal de este blog: compartir las maravillas que el Señor está haciendo con nosotros.

Creo que no he contado en el blog cómo fue mi salida de Ericsson (aunque muchos ya lo sabeis porque os lo he contado de viva voz o porque lo vivisteis en primera persona). Poco antes de saber que iríamos a Porto San Giorgio, a la convivencia de familias, Ericsson ofreció a parte de la empresa un plan de bajas incentivadas para reducir plantilla (ya se sabe que los fijos cobramos una pasta, mientras que a las subcontratas les pagan cuatro perras). El caso es que ese plan en principio no incluía I+D (que es donde trabajaba yo). Y sólo podría entrar en dicho plan si alguien de la otra parte de la empresa quería venir a cubir mi puesto. Pues bien, llegada la fecha tope se me notificó que no entraba en el plan. Para entonces yo ya tenía destino, con lo cual me iba a ir de la empresa me dieran o no dinero. Por lo que parecía me iba a ir con las manos vacías. Entonces apareció la mano poderosa del Señor, que movió corazones y hasta los cimientos de la empresa, de modo que de la nada lo sacó todo: sin que se cumplieran los requisitos para que se me concediera la baja incentibada, no obstante me la daban. Este dinero me ha servido para liquidar mis deudas en España; como dice el poema de Tagore: "están rotas mis ataduras, pagadas mis deudas, mis puertas de par en par, me voy a todas partes... Ya mi espada está forjada, tengo puesta mi aramadura, ya mi caballo se impacienta y yo ganaré mi reino". Y ese dinero es el que de momento está sirviendo para sustentar nuestra misión. El Señor da y derrocha. Esa es nuestra experiencia.

Pero aún hay mucho más que contar, más milagros, más maravillas. Pero eso es para la próxima. Que Dios os bendiga a todos los que estais ahí. Y gracias por vuestros comentarios de ánimo para el blog. Me alegro de que os guste. En cuanto os enganche un poco más pongo un número de cuenta para aceptar donativos :-D

Por cierto, incluyo una foto de la casa para ir abriendo boca. Es la cocina. Como el resto de la casa, es todo IKEA... estoy entusiasmado...


domingo, 3 de agosto de 2008

Construyendo un hogar

Las siguientes semanas han sido de lo más curioso, con mucho trabajo que hacer pero sin trabajo, con mucho que contar pero incomunicados, con ganas de hablar pero incomprendidos.

No hemos parado de limpiar, comprar, recoger, ordenar, montar, desmontar, mover, cambiar, subir, bajar… Lo de subir y bajar es de traca: con una casa con 4 plantas entre sótano y buhardilla, estamos haciendo más piernas que Induráin en el Tour. Una parte del keller la tenemos para que los niños jueguen, otra para la lavadora y el colgador (algún día para la secadora también) y otra para herramientas (¡¡el taller que siempre soñé tener, el Señor me lo ha regalado!!). Pues bien, cuando estás haciendo cualquier cosa y te das cuenta de que te falta una herramienta y que te tienes que bajar otra vez x pisos, te acuerdas del que construyó la casa… Es broma, porque con una casa así ¿quién se puede quejar?

Ahora ya podemos decir que es nuestro hogar. Y el vuestro, para todos los que queráis venir a visitarnos. Para nosotros será una gran alegría. De hecho esta semana que viene se acercarán por aquí Jesús y Carmen, los padrinos de Mateo. Ellos están esperando para ir en misión a Wyoming, USA, probablemente para final de año.

Antes de eso les volveremos a ver (y a todos los que hemos sido enviados por el mundo entero en la convivencia de Porto San Giorgio). Será en Noviembre, en Roma, para ser enviados como misioneros “oficialmente” por el Papa. Ahí es nada. El mismísimo sucesor de Pedro nos dará su bendición para llevar por todos los rincones del mundo la buena noticia del Evangelio: el amor inmenso que Dios nos tiene, manifestado en Cristo, su Hijo, que por nosotros murió y resucitó para abrirnos las puertas de una vida plena. Esa es nuestra experiencia. Y eso es lo que tratamos de traer a Ludwigshafen con nuestra vida (porque de viva voz poco podemos decir…): que sólo Dios basta, que teniendo a Dios en nuestra vida lo tenemos todo.Como decía Benedicto XVI el otro día por el día del DOMUND (Domingo Mundial de las Misiones): “El mandato misionero sigue siendo una prioridad absoluta para todos los bautizados, llamados a ser "siervos y apóstoles de Cristo Jesús" en este inicio de milenio… la actividad misionera es respuesta al amor con el que Dios nos ama. Su amor nos redime y nos impulsa a la missio ad gentes… ¡Ay de mí -afirmaba san Pablo- si no predicara el Evangelio!”

sábado, 2 de agosto de 2008

Todos en casa

Llegó el día del reencuentro. Habían sido 4 largos días separados.

Con el coche y el TomTom me fui al aeropuerto Frankfurt Hahn (que se llama así como se podía llamar París Hahn, porque está igual de lejos de cualquier parte). Y allí, tras una espera interminable, volvimos a encontrarnos todos, igual de altos y guapos que siempre. Les acompañaba Noemí, una de las hermanas de Esther, que venía para ayudar en el viaje con los niños y echar una mano durante unos días.

Una vez en la casa todos se quedaron pasmados. Les encantó el jardín, la buhardilla, la cocina y hasta el sótano (“keller” en alemán, que ya algo vamos sabiendo…). Estaban realmente contentos. ¡Hurra por la misión! Bien por el Señor, que una vez más nos concedía ver sus bendiciones.

Ahora empezaba de verdad la misión. Todos juntos en un lugar… no muy lejano, pero suficientemente remoto y extraño como para sentir la soledad de los afectos, pero a la vez el amor de Dios.