sábado, 27 de diciembre de 2008

Cerrado por vacaciones

¡¡¡Aquí estoy!!! Pero estoy sin teléfono (y por tanto, sin Internet). Es como estar en el desierto. Mi hermano de comunidad Marcelo me acaba de dejar conectarme, y me he dicho, ahora o nunca.

Pues sí, seguimos vivos. Estamos en España. Dejándonos querer un poquito. Y aprovechando para comer choricito, morcilla, langostinos, turrones...

En breve volveré a la "normalidad" de Alemania y seguiré contando anécdotas.

Feliz Navidad a todos. ¡¡Mañana nos vemos en la Plaza de Colón!!

miércoles, 17 de diciembre de 2008

La dignidad de la persona

"A cada ser humano, desde la concepción hasta la muerte natural, se le debe reconocer la dignidad de persona."

Así comienza la instrucción vaticana "DIGNITAS PERSONAE", de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre cuestiones de bioética. Aún no la he leído. Pero promete ser aún mejor que su primera parte: la instruccíon Donum Vitae (El Don de la Vida). De hecho es una actualización de la misma, para responder a las "novedades" que nos han traído los tiempos modernos; esas que no dejan de sorprendernos.

Os animo a leerla. Ya sabéis: el saber no ocupa lugar... la verdad os hará libres...
Tenéis el texto íntegro en este enlace del Zenit:
http://www.zenit.org/article-29498?l=spanish

martes, 16 de diciembre de 2008

Ya viene mi Dios

La convivencia que hemos vivido este fin de semana pasado ha sido sencillamente excepcional. Hay ocasiones en que se "masca" la presencia del Espíritu Santo. Y esta ha sido una de esas. El Espíritu se puede hacer presente a través de personas concretas, de sus palabras. Lo he visto patente. Y me ha impresionado, francamente.

No puedo contar el hecho concreto porque es muy personal, y no nuestro sino de nuestros hijos. Y es que el itinerante responsable de toda la evangelización en Alemania y Holanda, Toni, fue preguntando y hablando con todos los muchachos que están en misión con sus familias. Es impresionante el discernimiento que tiene este hombre, cómo ayuda y con qué cariño habla a estos jóvenes. Muchos llevan toda su vida en la misión. Pero todos tienen su combate. Y una experiencia de fe y una madurez que dejan anonadado. Dios quiere hacer (y de hecho la está haciendo) una obra fantástica con todos ellos. Ellos son los primeros misioneros, los primeros evangelizadores. En la escuela, con los amigos, en el barrio. Ellos son los que primero aprenden el idioma y los que menos problemas tienen para dar testimonio de su fe, de por qué están allí. ¡Y todos hablan tres o cuatro idomas! Me sorprendía un muchacho, de Albacete, de misión en Holanda desde hace dos años, que preguntaba si hablaba en español o en italiano. Así, como lo más normal del mundo.

Y yo que todavía ando balbuceando el alemán... Intento utilizar lo menos posible el inglés. Aunque hay veces que no queda más remedio. Como ayer que estuve en el dentista. O esta mañana que he estado hablando con las profesoras de José y de Miriam, porque ayer se quedaron en casa los dos con la tripa pachucha. Empiezo en alemán con el discurso ensayado (una frase, escueta, concisa). Pero en cuanto me salgo del guión me voy corriendo al inglés, que es donde me encuentro cómodo. Más que nada porque tengo el vocabulario en la cabeza. En alemán todavía tengo que rellenar muchos huecos en mi cabeza. Es como un puzzle de 5000 piezas de las que sólo tengo 300 y desordenadas. Vamos, que es difícil ver el cuadro que representa el puzzle. En fin, tiempo al tiempo.

Y al mal tiempo, buena cara. Este fin de semana, que estuvimos en Munich, pudimos ver cómo es una ciudad bajo la nieve. Preciosa... Hasta que tienes que andar por ella, jeje. Cuando la nieve se convierte en hielo deja de ser divertida. A mí me pilló desprevenido, con mis zapatillas de bailarina...

¡Y el jueves volvemos a España! Pasaremos allí las Navidades. Otro regalo del Señor. Espero veros a muchos. Y a los que no, ¡¡¡feliz Navidad!!! Espero que el Señor encuentre nuestro corazón preparado y pueda Él nacer en él.
No dejéis de rezar por nosotros. La oración no puede tomarse vacaciones. Ni un sólo día.

Que Dios os bendiga.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Deberes: a rezar

Si antes estaba caro escribir un rato, ahora qua ha llegado nuestra hija mayor esto es la selva. Vamos a tener que pedir a los Reyes ordenadores Vtech para todos.

Aparte estamos un poco de la ceca a la meca. Antes de ayer llegó también la otra familia que viene en misión a Ludwigshafen, Javier y María Dolores. ¡Por fin les encontramos una casa! Así que están por aquí esta semana para firmar el contrato de alquiler. Y ya de paso se quedan para la convivencia que tenemos este fin de semana para todas las familias que estamos en misión en Alemania y Holanda.

A esta convivencia van también los muchachos mayores. Así que nosotros nos llevamos a unos cuantos. A todos nos ayudará, seguro. El demonio está atacando fuerte últimamente. Pero como decía el otro día, es bueno ver lo que sale de tu corazón, de lo que eres capaz y a lo que puedes llegar si te dejas engañar.

Hace un rato hablaba con una persona por teléfono. La llamaba por un tema, pero sin darme tiempo para nada la mujer se me ha puesto a llorar como una madalena. Me contaba cómo su matrimonio se ha venido abajo. Cómo su vida y la de su hijo están destrozadas. Ha descubierto que su marido lleva tiempo con otra mujer. Ahí es nada. ¿Qué se puede decir en estos casos? Pues poco o nada. Le he dicho que no deje de rezar. Dios es Todopoderoso y no es sordo a las súplicas del pobre, del abatido, de la viuda, del huérfano. Que no deje de pedir por su marido. Porque está ciego. El demonio le ha engañado y le tiene esclavo. Ha abandonado todo aquello que le podría ayudar (la oración, la eucaristía...). Sólo le queda ella para salvarle a través de su oración y de su amor. Como decía Santa Mónica (madre de San Agustín), si no puedes hablarle a tu hijo de Dios, háblale a Dios de tu hijo.

Si os acordáis, rezad por ellos, por favor. Están sufriendo lo indecible.
Y también por otro matrimonio muy cercano que está viviendo una auténtica pesadilla.

Estar en la Iglesia no es un seguro de nada, como se ve. Pero desde luego ayuda y mucho... a quien se deja ayudar, claro. La Iglesia nos aconseja como madre. Pero en nosotros, en nuestra libertad, está el dejarnos guiar. En la Iglesia está el Espiritu Santo. ¿De quién mejor nos podemos dejar aconsejar, guiar, ayudar, auxiliar que de Él?

Rezad también por nosotros para que esta convivencia sea un paso fuerte del Señor y fortalezca a nuestra familia.

Que Dios os bendiga y os conceda ánimo y alegría para este camino de conversión que es el Adviento.

sábado, 6 de diciembre de 2008

La familia mola

Pues sí, la familia. Cada día parece más un concepto del pasado, pero con poco futuro en esta sociedad. Lo que prima es el individuo, el yo, sin "ataduras", sin problemas, sin sufrimientos... siempre que se puedan evitar. Esa es una de las razones por la que no se desean los hijos. Nos hemos hecho egoistas. Los hijos representan problemas, incomodidades, cuestan dinero. Hacemos nuestros planes de familia, pensando en un futuro en el que tratamos de evitarnos sufrimientos innecesarios. Tratamos de asegurarnos el futuro. Y el de nuestros hijos.

Pero a pesar de todos esos esfuerzos, no somos felices. Y nuestros hijos tampoco. Porque hay un problema de fondo. Cuando vives sólo para ti, cuando sólo buscas tu propio interés, cada vez eres más infeliz. Sólo puedes ser feliz en la medida que te das, que te donas, que ofreces lo que tienes y lo que eres a los demás.

A mí me costó mucho entenderlo. Largos años de lucha interior. Sencillamente porque es irracional. ¿En qué cabeza entra lo que acabo de decir? Sólo se entiende cuando se experimenta. De lo contrario no deja de ser una teoría original.

Aquí en Alemania, pero también en España, mucha gente se sorprendía cuando les decía que teníamos siete hijos. Y más aún cuando decía que no tenía miedo de recibir los hijos que el Señor me regalase (¿no es eso lo que prometemos cuando nos casamos?: prometo recibir amorosamente los hijos que el Señor nos dé, etc). Choca de frente con la teoría predominante: la del bienestar, la de la calidad de vida. Pero eso es la paternidad responsable. Sí, sí. La paternidad responsable no es lo mismo que el control de natalidad que promulgan los gobiernos y los organismos internacionales. Paternidad responsable es ser intérprete de la voluntad de Dios. ¿Qué quiere Dios para nuestro matrimonio, para nuestra familia? Pero siempre poniendo en el centro el bien del que ha de nacer.

Ciertamente los hijos traen problemas, incomodidades, sufrimientos. Pero son parte del plan de Dios para nuestra salvación, para nuestra felicidad.

En pocos días llega a la misión nuestra hija mayor con su pequeño. El Señor, que es más inteligente que nosotros, nos la trae sin duda porque le ayudará. Pero también a nosotros, que somos tan débiles y que tanta falta nos hace ver la misericordia del Señor para poder tenerla nosotros.

Porque el Señor está empeñado con hacer una obra grande con nuestra familia, con todos. En sus manos estamos, en sus manos nos ponemos. Estoy seguro que quiere lo mejor para nosotros. Por eso nos arrancó de nuestra tierra y nos sacó para ser testigos. Testigos de su amor. Testigos de que los hijos son un don, un regalo inmenso. Testigos de que los hijos son de Dios, de que Él los da y los reclama.
Nosotros nos sentimos afortunados, porque el Señor nos ha elegido muchas veces para traer al mundo una nueva vida. No podremos darles muchas cosas materiales. Pero sabemos que son hijos para Él. Y como tales les educamos en la fe. En la creencia y en la esperanza de que Dios es un padre bueno, misericordioso y amoroso.

Pero hasta que ellos no lo descubran por sí mismos, no dejará de ser una hermosa teoría para ellos. Sólo el Espíritu Santo puede testimoniarles que es cierto.

Y como la familia importa, como es tan sumamente importante, no se la puede abandonar. Necesitamos rezar por tantas familias que se rompen, que se destruyen, que desaparecen. Por eso el próximo 28 de diciembre (y no es una inocentada) volveremos a repetir el encuentro por la familia en Madrid. Podéis leerlo en este enlace:
http://www.zenit.org/article-29424?l=spanish

Allí nos veremos. Rezad por nosotros. Y por nuestros hijos.

martes, 2 de diciembre de 2008

Viene la Vida

Ha comenzado el Adviento. Un tiempo de espera, de esperanza. Porque el Señor viene. Entra en la historia, en el tiempo y el espacio.

Y hablando de tiempo, decía el Papa el otro día en el Ángelus:
"la Iglesia tiene una "buena noticia" que ofrecer: Dios nos da su tiempo. Nosotros tenemos siempre poco tiempo, especialmente para el Señor, no sabemos o, a veces, no queremos encontrar ese tiempo. Pues bien, ¡Dios tiene tiempo para nosotros!"

Y continúa:
"El tiempo litúrgico de Adviento celebra la venida de Dios en sus dos momentos: en primer lugar, nos invita a despertar la espera en el regreso glorioso de Cristo; luego, al acercarse la Navidad, nos llama a acoger al Verbo hecho hombre por nuestra salvación. Pero el Señor viene continuamente a nuestra vida."

El Señor viene. Y se hace el encontradizo... si queremos encontrarnos con Él.
Hoy quiero compartir un vídeo que he encontrado de alguien que se encontró con Cristo y su vida cambió. Seguro que lo conocéis. Se llama Eduardo Verasategui, productor (y actor) de la película Bella. Yo no la he visto, pero como decía el otro día Alfonso en un comentario al blog "es una verdadera gracia el asistir a esta proyección... [es una] película que intenta encumbrar tantos valores auténticamente cristianos -vida, familia, saber escuchar, acompañar al que sufre, confianza ante un futuro incierto...etc". Así pues, sin verla, la recomiendo.

Y os recomiendo que escuchéis lo que dice en este vídeo sobre el derecho a la vida, los derechos de los no nacidos. Un canto a la vida. Otro día contaré alguna experiencia sobre esto. No en vano hemos estado durante algunos años colaborando con un centro de orientación familiar, el de Getafe, y hemos visto y oído un poco de todo.

Espero que os guste.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Solo con el Señor

Hoy he visto algo que me ha impresionado. Mira que este país siempre tiene algún detalle que me sorprende. Pero lo que hemos visto esta tarde, supera la ficción: ¡¡unos vecinos de por aquí estaban haciendo una barbacoa y tomando sus cervecitas en la entrada de su casa a 0 ºC!! ¡Pero qué valor!

Era noche cerrada. Veníamos de recoger a Miriam de casa de una amiguita de la catequesis de José. Y a la vuelta hemos visto algunos jardines con un montón de luces de Navidad, hemos parado el coche y nos hemos acercado caminando. Algunas casas aquí tienen una zona peatonal por delante o un pequeño jardín particular. Por supuesto, sin vallas, cercas, arizónicas o nada que se le parezca (los ladrones en este país han debido emigrar... a algún otro país de la UE). En la puerta de una de las casas habían montado un chiringuito, con sus mesas y una barbacoa. Allí estaban, charlando, como si fuera una cálida tarde de verano y apeteciera refrescar el gaznate mientras se hacen los choricitos y las morcillas. Pregunta para la reflexión personal: ¿qué otra cosa aparte de salchichas puede hacer esta gente en una barbacoa, si es lo único que saben sacar de un cerdo?
En fin, que aún estoy alucinando. Está claro. El hombre es capaz de adaptarse a cualquier clima y sobreponerse a la adversidad. Lo único que hace falta son ganas y una pizca de buen humor.

La mamá de esta niña llevaba días detrás de que nuestros hijos fueran a jugar a su casa, con su hija. Nos decía que sería muy bueno para los niños, para aprender el alemán mientras juegan. Muy loable, sí señor.
Pero quizá hay otra razón un poco más oscura detrás. Ya nos lo había dicho Luciano, nuestro hermano en la misión en Ludwigshafen. Por estas tierras hay muchos niños que están solos. Son hijos únicos. Lo tienen todo, pero están amargados porque no tienen a nadie con quien jugar. Y ciertamente lo hemos visto con nuestros propios ojos. Nos han invitado a pasar dentro. La niña nos ha llevado a su habitación. En dos palabras: im-presionante. Era como Disneyland en 20 metros cuadrados (sí, sí, porque vaya peaso habitación). Cientos de juguetes. Todo lo que un niño pudiera desear para pasarlo chupi. Todo ordenado, en su sitio, inmaculado. Hasta un perrito que parecía de juguete. El mismísimo Michael Jackson hubiera sentido envidia.
Pero el resto de la casa no le iba a la zaga. Todo perfecto, nuevo, de revista de decoración. El jardín, una preciosidad, con Blancanieves y los 7 enanitos entre el césped. El caballo que salía en la foto que colgué el otro día, el de la nieve, era de su jardín. En fin, una pasada. Estoy seguro de que al perrito le ponen patucos y bufanda para salir a la calle, jeje.

No obstante, a esta niña, a pesar de tener todo lo que pudiera desear, le falta algo: el calor de unos hermanos. Cuán cierto es aquello de que el dinero no da la felicidad. Alguno aclara: "no la da, pero ayuda un poco a conseguirla". ¿Seguro? Me da que no. Al contrario. El mismo Cristo lo decía bien clarito: o Dios o el dinero; "no podéis servir a Dios y al dinero". Parece mentira, pero cuanto más dinero tiene uno, más infeliz es. Y es que el dinero llama al dinero. Y hay que conservarlo. Y se tiene miedo a perderlo. Y a prestarlo, y mucho más a darlo. El hombre se hace egoista, se cierra en sí mismo y se aparta del prójimo. Y la soledad no es buena. No es nada buena.

Ayer salíamos por las casas a contarle a quien quisiera escucharnos las maravillas que hemos visto que Dios ha hecho en nuestras vidas. Salí con un hermano italiano, Fulvio, que habla más idiomas que en Eurovisión. Llegamos a casa de una muchacha. Veintitantos años. En el descansillo Fulvio le iba contando su experiencia de fe. Pero la chica tenía un gato juguetón que se le escapaba y se iba todo el rato escaleras abajo. Al final nos invitó a entrar. Tenía un hijo, su única compañía, junto con un par de gatos. Su marido la había abandonado tiempo atrás. Ella estaba luchando por salir adelante sola.
No es por vanagloriarme. Ni mucho menos. Pero cuando le conté un poco de mi vida, lo que el Señor había hecho en ella, cómo he visto su amor, su misericordia, cómo me ha cambiado el corazón... (todo ello traducido, claro está), vi cómo se le llenaban los ojos de lágrimas. Nos dijo que quería una fe como la nuestra...

Una vez más, la soledad. El cáncer de nuestra sociedad del bienestar y de la calidad de vida. Pero la gente vive y muere sola. Y luego hablan de la muerte digna. ¿Qué hay más digno que morir rodeado de las personas a las que amas?

Nosotros hemos descubierto una perla preciosa. Se llama Jesucristo. Nació y murió por amor. Pero está resucitado. Y nos ha abierto el camino de la Vida inmortal. ¿Qué miedo podemos tener? Decía San Cipriano en el oficio de lectura de hoy (una lectura que no tiene desperdicio!): "rechacemos el temor de la muerte con el pensamiento de la inmortalidad que la sigue. Demostremos que somos lo que creemos."
Y ese mismo Jesús que está vivo es el que nos acompaña en nuestro caminar, el que nunca nos deja solos. Y nos quita el miedo. No sólo a la muerte física, sino también a morir cada día para hacer Su Voluntad.
Recuerdo que alguna vez me han preguntado si no tengo miedo a perder el trabajo, a tener un nuevo hijo... Pues sí, lo he tenido. Pero hoy el Señor me concede sentirme libre. Precisamente porque me he puesto en sus manos. Y sé que Él lleva mi vida. "¿Quién nos podrá separar del amor de Dios?" Nada ni nadie. Están pagadas mis deudas. Mi caballo se impacienta. Me voy a todas partes.

Que Dios os bendiga. Me voy a planchar la oreja, que estas horas ya no son decentes...

miércoles, 26 de noviembre de 2008

El escándalo de la cruz

Esto lo escribí anoche. Pero, una vez más, Blogger funcionaba de pena y no me dejó poner la entrada... Les voy a mandar más lejos...

Vengo de la parroquia de nuestro barrio, donde José está haciendo las catequesis para la Primera Comunión. Un miércoles al mes nos reúne el párroco a los padres de los niños para darnos también catequesis. Es una buena iniciativa, porque muchos padres llevan a sus hijos a hacer la Primera Comunión más por cuestiones sociales que por que reconozcan la importancia del sacramento.

En todas partes cuecen habas. Porque lo mismo vimos nosotros visitando estos dos últimos años a los papás de los niños de Primera Comunión: los padres también necesitan una formación cristiana si quieren ayudar a sus hijos a crecer en la fe. De lo contrario, la Comunión se queda en un rito bonito pero vacío, sin continuidad, sin sentido al fin. Para muchos niños la Primera Comunión se convierte en la última. Yo les decía a los padres que, si realmente les interesaba transmitir la fe a sus hijos, ellos mismos debían acercarse a la iglesia (participar de la eucaristía, formarse...). Esto de formarse es especialmente importante, porque los niños preguntan. Y sus preguntas no son precisamente peritas en dulce. Hoy, sin ir más lejos, una mamá le transmitía al sacerdote una pregunta que le hacía su hija. Por lo que he podido entender era algo así como por qué existe el mal en el mundo, por qué Dios permite que la gente haga cosas malas, que ocurran desgracias, etc. La verdad es que no sé muy bien por dónde le ha salido al responder. Pero a ese tipo de preguntas sólo puedes salir victorioso de dos formas: saliendo por peteneras y mandando al niño a la cama por no acabarse la cena y andarse con preguntas bobas; o bien teniendo las ideas bien claras sobre Dios y el hombre, sobre el creador y la creatura, sobre el Amor y el amado.

Bien. Yo venía a contar todo esto de la susodicha catequesis porque estaba en ella al borde del colapso. Afortunadamente no tenía ningún objeto cortante a mano, que si no... Estaba por simular un ataque al corazón y tirarme al suelo para que me sacaran de la sala, porque tenía ya tales retortijones neuronales de escuchar y no entender ni papa... Bueno, no es cierto, algo he entendido: cuando preguntaba "¿alguna pregunta?". Je, como para preguntar estaba yo.

Lo cierto es que este tema ha sido una excusa para retomar el blog. Llevaba unos días un tanto bajo de moral, "en crisis" que dicen algunos. El Señor me ha vuelto a hacer presente que sin la cruz no es posible ser cristiano, que sólo a través de ella se llega a Cristo resucitado; o mejor dicho, sólo a través de ella Cristo resucitado se puede hacer presente en mi vida.
Hoy recordaba el Papa en su catequesis semanal el himno a la caridad de San Pablo: "Aunque hablara las lenguas de los hombres..., si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe... La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés."
Como decía Santiago en su carta: "Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta" (2,26). Pues eso es lo que me ayuda a descubrir la cruz: lo que hay en mi corazón, lo que sale de mí; lo que hay detrás de mi débil fe, que en cuanto se pone a prueba, sucumbe.
Y el demonio lo sabe y se aprovecha. Y me lleva a escandalizarme de lo que veo dentro de mí, de mis pecados.
Pero siempre hay una palabra que te consuela, que te ayuda, que te pone de nuevo en la verdad. Hoy me acordaba de algo que he oído muchas veces. Y es que Cristo no se ha escandalizado de mí, jamás lo ha hecho. Y me ha amado hasta el extremo, hasta dar la vida por mí; precisamente cuando yo era "malvado y pecador". Él se ha subido a la cruz por mí.
Dice también el Papa: "Sería un desprecio del inestimable valor de la justificación si, habiendo sido comprados al caro precio de la sangre de Cristo, no lo glorificásemos con nuestro cuerpo. En realidad, este es precisamente nuestro culto "razonable" y al mismo tiempo "espiritual", por el que Pablo nos exhorta a "ofrecer nuestro cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios" (Rm 12,1). ¿A qué se reduciría una liturgia que se dirigiera solo al Señor y que no se convirtiera, al mismo tiempo, en servicio a los hermanos, una fe que no se expresara en la caridad? Y el Apóstol pone a menudo a sus comunidades frente al juicio final, con ocasión del cual todos "seremos puestos al descubierto ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo en su vida mortal, el bien o el mal" (2 Cor 5,10; cfr anche Rm 2,16). Y este pensamiento debe iluminarnos en nuestra vida de cada día."

En resumen: "Justificados por el don de la fe en Cristo, estamos llamados a vivir en el amor a Cristo hacia el prójimo, porque es en este criterio en el que seremos juzgados al final de nuestra existencia."

Una vez más os pido vuestras oraciones, para que la misión dé frutos, sobre todo en nuestros corazones.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Oh, blanca Navidad...


Sí, ya sé, aún no es Navidad (excepto para El Corte Inglés). Pero ayer amaneció todo nevado por aquí, así que ya hemos empezado a cantar villancicos. Es lo que siempre echábamos de menos cuando llegaba la Navidad, un poquito de nieve. Pues aquí ya la tenemos, después de varias previsiones fallidas (ya parecía el cuento de Pedro y el lobo). Y no parece que sea la última que vayamos a ver. Para mañana anuncian que vamos a tener 11º... ¡¡bajo cero!! de mínima. Y el martes, ¡¡¡¡¡16º bajo cero!!!!! Así que vamos a tener que embutirnos como salchichones. Pero...¿y lo bonito que es verlo todo nevado y lo divertido que es jugar a tirarse bolazos? Si esta $%&# de Blogger me deja, pondré un par de fotos.

En breve se celebra la fiesta de San Nicolás. Creo que es el día 6. Es como Santa Claus, pero sin la influencia de la "Coca-loca" ni de los centros comerciales. Trae mandarinas a los niños que se portan bien y patatas a los gamberretes. Así que en casa tenemos montada una guerra entre la pequeña Esther e Isaac, sobre quién se va a llevar unas cuantas patatas.

El viernes tuvimos una misa con el obispo. Venía a Ludwigshafen en visita pastoral.
Son de lo más curioso las misas en este país. Para empezar, les encantan las banderitas. Detrás de la presidencia se pone un montón de gente con banderas, representando a grupos, asociaciones, etc. Y se pasan la misa sujetando los mástiles. Qué ganas, ¿verdad?
Las iglesias en sí, por dentro, son muy sencillas, sin ninguna decoración, adorno o pinturas. Pero todas tienen su órgano y coro. El otro día, había un par de corales. ¡Y una orquesta! En un momento se pusieron a tocar algo que me hizo recordar a Sister Act o a El padrecito; pensé que en cualquier momento iban a salir todos bailando con los brazos para arriba, al estilo musical de Broadway. Y no es que sean misas especialmente divertidas. Todo lo contrario. Todo es muy serio, con mucho protocolo. Hay montones de monaguillos revestidos, con velas, perfectamente sincronizados.
El obispo hizo una homilía muy acertada (según me dijeron, porque mi alemán no me da para más que entender palabras sueltas). Y al terminar se quedó fuera, en la calle, al fresco, para charlar con la gente. Cuando le saludamos, se acordó de nosotros, de que estamos de misión aquí. Y como habla algo de "itañol", nos preguntó por los mayores, que qué tal en el colegio; qué tal la misión, etc. Muy majo, abierto y espontáneo.

Ayer tuve oportunidad de dar razón de mi fe. Fue a nuestro vecino, un muchacho de veintitantos años, protestante de nacimiento. Como compartimos la infraestructura de la casa (todo es una sola casa, aunque está dividida en dos viviendas independientes), compartimos los problemas de agua, calefacción, basuras... Así que hablando y hablando, él me contaba sus inquietudes en temas de fe, cómo ve casi imposible vivir una vida religiosa viviendo como todo el mundo, como te impone la sociedad occidental. Él no es practicante. Pero le gusta leer. Y me contaba que cuando algo le interesa intenta leer todo lo que puede. Así que aproveche para recomendarle a Scott Hahn -- ese teólogo americano del que he hablado últimamente--, converso del protestantismo al catolicismo en su anhelo por profundizar en su fe, por buscar respuestas a los interrogantes que se le planteaban y a los que no encontraba respuesta.
En la conversación que mantuvimos traté de contarle mi experiencia de fe. Ahí vi una vez más mi pobreza, mi incapacidad para dar testimonio de Cristo. Y no sólo porque habláramos en inglés; sino porque en esos momentos me parece que mi experiencia sólo me puede servir a mí, que para los demás puede que no representen nada más que historias, casualidades. E intento revestirla de razonamientos razonables. Total, que al final suena a cuento de hadas. Y entonces me digo, ¡vaya castaña de misionero estás hecho, amigo!
Está claro que no soy yo ni mis palabras las que van a traer a la fe a nadie. O al menos yo no lo veré, para que no me dé por vanagloriarme. Es el Señor el que toca los corazones, el que pide permiso para entrar. A veces elige la necedad de la predicación. Pero muchas veces obra a través de caminos que sólo él conoce. En cualquier caso, le recomendé que acudiera a nuestra parroquia, que ahora están dando catequesis para adultos. Le dije que escuchara y que, luego, si tenía cualquier pregunta, que fuera a hablar con los catequistas, que al menos hablan alemán y podría comunicarse mejor que conmigo (de nuevo, lo decía no sólo por el idioma, sino también por mi flojera en la lengua).
Por otro lado, me acordaba de lo que nos decían nuestros catequistas de Alemania a las familias que hemos venido en misión, cuando nos recordaban que uno de los grandes problemas del misionero es el desánimo. Porque es muy fácil abatirse y preguntarse qué demonios estamos haciendo aquí, con lo pobres y débiles que somos, cuando hay gente mucho más preparada, que conoce la lengua, que tiene don de gentes, etc. Pero es para que se cumpla aquello de que Dios escoge lo que no es, lo que no vale, la basura del mundo (suena fuerte, ¿verdad?), para dar testimonio ante el mundo. Pues en eso estamos.
Rezad por nosotros para que el Señor nos conceda ánimo, paz y alegría.

Y gracias una vez más por continuar al otro lado de la "Internés".

martes, 18 de noviembre de 2008

¿Llorando? No, orando

Hay quien considera la oración como el último recurso, como que, bueno, como ya no se me ocurre que más podemos hacer, rezaremos, a ver si con un poco de suerte... Es como si en el fondo no nos creyéramos que Dios existe, que puede actuar o que tenga poder para cambiar lo que nosotros no hemos podido; o como si estuviera ausente, como si fuera un viejo relojero que hace un reloj, lo deja en un estante y se olvida de él. Pues aunque parezca mentira conozco a muchos cristianos que piensan así. De ahí que la oración pierda su sentido.

A mí desde pequeño me enseñaron a creer en un Dios cercano, en un Dios que actúa en la historia de los hombres, todopoderoso pero a la vez misericordioso, que ve el pecado pero sobre todo el sufrimiento del hombre, que escucha al que clama. Por eso nunca he dejado de rezar.

Más tarde fui profundizando en la oración. Me enseñaron su importancia para tener intimidad con Dios. Su valor para luchar contra los malos pensamientos, contra las tentaciones, para levantarse después de las caídas. Y también su poder para interceder por otros. Que la comunión en la Iglesia y con los santos empieza por ella.
También aprendí que los que nos han precedido en esta vida, los que ya han corrido en el estadio, los que han combatido el buen combate de la fe --como dice San Pablo--, interceden por nosotros.

Pero todo es no dejarían de ser bonitas teorías si no hubiera experimentado en multitud de ocasiones que es verdad. Como muestra, un par de botones.

Hace unas semanas contaba cómo la oración de toda la familia por Miriam, que necesitaba una amiguita en el cole, dio fruto. Fuimos a la casita de la Virgen (réplica de la de Loreto) para pedir su intercesión. ¡Y vaya si intercedió! En unos días se echó una amiguita, Celina, y ahora son inseparables. Y eso que a duras penas se entienden...

Pues bien, vistos los resultados y dado que José también ha estado atravesando por una soledad durísima, donde los únicos que se le acercaban era unos niños con intenciones poco sanas, hemos estado rezando muchos días por él: por la noche, al acostarles; y por la mañana, de camino al cole.
Y de nuevo el Señor ha estado grande. El otro día empezó a llevarse al cole una pelota (que habíamos encontrado en el patio de la casa meses ha) y desde entonces se ha hecho imprescindible para sus compañeros, porque la última pelota que tenían la habían perdido y no tenían con qué jugar. Providencial, ¿verdad? Así que ahora vuelve contento a casa, porque por fin puede jugar en el recreo, no le persiguen e incluso alguno le ha acompañado hasta casa.

Pero lo gracioso fue cuando ayer por la tarde, arreglando el pomo de la puerta de la calle, vi al vecinito (más o menos de la misma edad de José, con el que va a catequesis). El niño se me quedó mirando y al fin se decidió a decirme algo. Como es normal, no pillé . A la segunda que me lo repitió entendí algo de una pelota. Así que pensé: "qué bien, hasta el vecinito quiere ahora jugar con José, con la de tiempo que queríamos que se relacionaran para que él también se lance a hablar alemán, etc etc". Así que llamé corriendo a José para que saliera a jugar. Los dos se quedaron mirando fijamente, inmóviles. José me miraba, el otro me miraba. Pensé que estaría interrumpiendo su espontaneidad, así que recogí las herramientas y me metí para adentro. Al cabo de un rato entraba José bastante contrariado, diciendo que no habían jugado a nada. (???) En fin, pensé, debe ser que los niños alemanes se lo pasan bien compartiendo el silencio (aunque doy fe de que no es lo que parece cuando salen del cole, como animalitos hambrientos recién liberados de sus jaulas...). El caso es que Esther y yo teníamos que ir a comprar, y al salir nos encontramos de nuevo con el vecinito, esta vez con su padre. El padre hablaba algo de inglés. Y nos pidió que si podíamos devolverle a su hijo la pelota, que se le había colado en nuestro patio. Se me quedó una cara de tonto... "Claro, le dije, tome". Imaginaos la reacción del pobre José: ¡le habíamos quitado su única arma para hacer amigos! Así que con las mismas buscamos una juguetería de urgencia, para comprarle otra pelota. Ya la tiene y todo sigue en su sitio. Bufff!!!

Bien, estas son experiencias que pueden parecer muy sencillitas, muy tontorronas. Para alguno no dejarán de ser casualidades. Para mí son una expresión clara del poder de la oración y de lo mucho que nos cuida el Señor, que está atento para atendernos hasta en los pequeños detalles.

Por eso cuando le digo a la gente "rezaré por ti" no es porque suene bonito o porque no sepa qué hacer o no tenga ganas de hacer nada más. Es porque ciertamente la oración tiene poder, es eficaz. Y el Señor nunca defrauda. Cuida del huérfano y de la viuda. Pero también del pequeño, del necesitado.

Porque también he visto que hay personas que, bien por su fe, bien por su inocencia o humildad, bien por la rectitud de corazón en su plegaria, obtienen con una rapidez increíble aquello que necesitan para sí o para otros. ¿Quiere decir eso que los que pedimos y pedimos y no obtenemos resultados visibles es porque tenemos poca fe? Bueno, en parte. Pero también es porque no sabemos qué pedir ni cómo pedir: muchas veces si nuestras peticiones fueran escuchadas arruinaríamos nuestras vidas; así de sencillo; y Dios lo sabe. Y como quiere lo mejor para nosotros, no nos lo concede.
En muchas ocasiones, cuando trabajaba en Ericsson, pedía el ser considerado, el llegar a ser algo, el tener un buen puesto. Sí, lo revestía de que podría ser un buen jefe, que cuidaría de la gente que tuviera por debajo. Pero en realidad lo que había en mi corazón era ambición. Ambición, sí. Y un orgullo que se resistía a no ser. Pues bien, ¿qué hubiera sido de mi vida si el Señor me hubiera concedido "ser"? ¿Dónde estaría ahora? Más que probable que aquí no. Me habría perdido la historia de amor que el Señor está haciendo conmigo, con mi esposa, con nuestros hijos.
Así que, cuando pido algo y el Señor tarda, ya sé que hay algo que anda mal en lo que pido. Seguro que Él tiene algo mucho mejor pensado para mí. Eso es descansar en la Voluntad del Señor. Y de verdad merece la pena. Porque ciertamente tu alma descansa.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Reconciliados con Dios

Este fin de semana hemos estado de convivencia. Y la verdad es que ha sido una gran ayuda, a pesar de que escuchar catequesis en alemán no es lo mismo que en tu propia lengua. Porque aunque Fulvio, un hermano italiano, nos ha traducido casi todo (que Dios bendiga a nuestros traductores, que se están ganando el Cielo), cuando estás pendiente de la traducción, de entender lo que te dicen, de no perder muchas palabras de esa voz en off que te llega de atrás... pues te resulta imposible interiorizar la palabra, meditar la predicación que escuchas. Pero bueno, será cuestión de tiempo. La verdad es que estoy en un punto con el alemán en el que ya distingo casi todas las palabras; es decir, voy cogiendo la musicalidad del idioma --sí, sí, aunque parezca mentira, la tiene --. No las entiendo, porque me falta todo el vocabulario del mundo, pero las distingo. Por algo se empieza. No dejéis de pedir en vuestras oraciones que el Señor nos conceda el don de lenguas y algún día podamos hablar esta.

En la convivencia tuvimos el sacramento de la Reconciliación, ese gran incomprendido. Hasta hace relativamente poco tiempo yo tampoco tenía muy claro por qué necesitaba decirle mis pecados a un sacerdote, para qué un intermediario. Pero como decía el otro día, es bueno, muy bueno, acudir a las fuentes: a los documentos de la Iglesia, a libros de autores cristianos, etc para entender. A mí me ayudó mucho un libro del teólogo americano que comentaba el otro día, Scott Hahn: "Señor, ten piedad. La fuerza sanante de la confesión". En esta obra cuenta cómo el sacramento ya se anticipa en el Antiguo Testamento, pero se revela plenamente en el Nuevo ("a quienes perdonéis los pecados, les son perdonados"). Y lo fundamental que es este sacramento para el cristiano, para la vida de fe y nuestro crecimiento espiritual ("quien oculta su pecado, no progresará"). Dice San Fulgencio de Ruspe en el oficio de lectura de hoy: "En esta vida somos transformados por la primera resurrección, que es la iluminación destinada a la conversión; por ella, pasamos de la muerte a la vida, del pecado a la justicia, de la incredulidad a la fe, de las malas acciones a una conducta santa".

Al hilo de lo que comento, sobre lo importante que es para el cristiano formarse bien para tener una opinión y argumentos para defender nuestra fe, os cuento por qué empecé yo a documentarme y a buscar información, especialmente sobre temas controvertidos.
Hace ya varios años, fui al servicio médico de mi empresa para vacunarme (me querían mandar a la India una temporadita...). Hablando con el enfermero me dijo que él ya no tenía fe (¿cómo llegamos a ese punto en la conversación? Ni idea), que la había perdido leyendo el libro de "El código Da Vinci". Que sí, que pensaba que había alguien que había creado todo, pero que por ejemplo, la Iglesia era un invento del hombre, que nos había estado lavando el cerebro desde tiempos inmemoriales, que lo de los dogmas no podía creérselo, etc etc.
Otro día hablaba de esto con Ramón, un sacerdote que estaba entonces en mi parroquia (y que hoy sigue su camino de santidad de misión en Nueva York). Le comentaba que para mí, la fe no se me podía venir abajo porque los dogmas fueran o no ciertos, que no dependía de ellos. Me contestó que la doctrina de la Iglesia es un todo, que no se pueden quitar partes, quedarnos con las que nos gustan o las que parecen más razonables y desechar otras. Todo tiene una razón, un porqué. La Iglesia no se ha inventado nada. Está todo en las Escrituras, sino dicho explícitamente, sí anunciado. Y la tradición de la Iglesia, que nos viene desde los mismos apóstoles y de los primeros discípulos, de los padres de la Iglesia, etc, es fundamental para entender el cristianismo, para entender cómo la Palabra de Dios se instauró en el mundo por obra del Espíritu Santo.
Vamos, que me dio un buen repaso. Y me recomendó que me leyera algún libro de este autor americano. Al ser converso del protestantismo, en sus libros profundiza sobre los temas más discutidos del catolicismo (el Papa, los dogmas, la Virgen, los santos, el purgatorio, los sacramentos). Empecé con la historia de su conversión y ya no pude parar. Ya he perdido la cuenta de cuántos ejemplares de sus libros hemos regalado...

Digo también todo esto porque tenemos que tener cuidado con qué cosas leemos o vemos en el cine, la televisión... Pensamos que somos adultos, que tenemos las cosas claras, que nada nos puede hacer daño. Pero no es así. Igual que la pornografía te hace daño tengas los años que tengas y sea cual sea tu condición (soltero, casado, sacerdote...), lo que veas o leas te puede formar o deformar.
Nunca me ha gustado demasiado crear polémicas. Por eso nunca suelo reenviar mails de esos en los que se habla en contra de alguien o de algo. Me parece que es mucho más productivo hablar de las cosas buenas, de lo que construye, que tratar de destruir, de crear un ambiente beligerante, de contienda, de animadversión. Dice José Ignacio Munilla, obispo de Valencia: «Es preferible encender una luz que maldecir las tinieblas». Por eso incluyo un artículo de este obispo donde sigue esta política, en relación a una película corrosiva que se ha estrenado recientemente. Ya no hablamos de mensajes más o menos subliminales contra el cristianismo, como podía haber en libros/películas como la que he mencionado antes o como "La brújula dorada", o el último libro de Ken Follet (la continuación de "Los pilares de la tierra"). Esta película es algo abiertamente agresivo, destructivo, venenoso. Podéis leer el artículo en:
http://www.nortecastilla.es/20081102/palencia/camino-alexia-20081102.html
En fin, paciencia. Al final no son ellos los culpables, sino el demonio que les tiene totalmente engañados. Dice San Pablo: "nuestra lucha no es contra la carne ni la sangre, sino contra los espíritus del mal que habitan en las tinieblas" (o algo así). Yo prefiero rezar por esta gente que aún no han descubierto las maravillas del amor de Dios, que viven sufriendo en la amargura y en la desilusión. Así amontono ascuas sobre sus cabezas...

Otro día más. Que Dios os bendiga.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Sobre San Pablo

Hoy sólo dos apuntes, que ya es tarde y tengo muuuucho sueño.

Esta mañana leía las dos últimas catequesis que da el Papa en sus audiencias de los miércoles. Versan sobre San Pablo. Y me han parecido tan buenas y profundas que incluyo los enlaces por si a alguien le interesa. Están sacadas del Zenit:
http://www.zenit.org/article-29067?l=spanish
http://www.zenit.org/article-29144?l=spanish

Por cierto, para suscribirse a esta publicación: http://www.zenit.org/spanish/subscribe.html

Nos vamos de convivencia. Rezad por nosotros para que el Señor pase con fuerza.

martes, 11 de noviembre de 2008

En el dentista

Decía hoy el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Toledo y primado de España, en una conferencia sobre los laicos en Barcelona:

"La crisis económica esconde una profunda crisis humana causada por la construcción de nuestras vidas al margen de Dios, por el relativismo moral, por el laicismo radical y por una ideología de género insidiosa que conlleva la destrucción de la verdad del hombre.
Todo el esfuerzo del hombre sin Dios conduce a un callejón sin salida".

El cardenal pidió nuevas generaciones de cristianos para que el mundo se despierte con la Luz de Cristo y propuso un nuevo reto para la Iglesia: "impulsar una pastoral misionera para hacer una Iglesia evangelizada y evangelizadora".

Pues ahí estamos nosotros, entre esas nuevas generaciones que han descubierto algo de la Luz de Cristo. Contentos por la historia que Él ha hecho con nosotros. Agradecidos por la misericordia y la paciencia que ha tenido con nosotros.

Y no sin miedo. Sobre todo los que somos un poco cobardes y nos da pavor eso de hacer el ridículo. Hoy, sin ir más lejos. He llevado a José al dentista (obligado por una circular del ministerio a través del cole). Iba armado con un diccionario de bolsillo por si las moscas (fíjate como soy: en vez de llevar el Evangelio, o el rosario...). Al llegar, la primera prueba: la señora de recepción me ha puesto delante un cuestionario para que lo rellenase con los datos, historia clínica, etc del niño. Ahí ya he empezado a sudar por todos los poros. A duras penas entendía dónde poner los datos personales (nombre, apellido, calle, ciudad...), como para entender el cuestionario millonario. Al final la señora se ha apiadado de mí, me ha preguntado si necesitaba ayuda, le he dicho que el niño está mu sano y ha puesto un tachón enorme en el papel para indicarlo. ¡Prueba superada! Luego con la dentista he podido hablar en inglés --bendito inglés--, ha sido muy amable y hasta le ha regalado un juguete.
Vamos, que al final el Señor siempre ayuda.

Bueno, lo dejo por hoy. Estoy espesísimo. Llevo media hora para escribir el párrafo anterior...
Otro día más.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Fides et ratio

Sin que sirva de precedente, me dejan el ordenador libre a horas decentes. Así que no voy a desaprovechar la ocasión.

Hoy sólo voy a copiar unas líneas que leía del predicador del Papa con motivo de la fiesta de la dedicación de la basílica de Letrán. Aclaran algo que a veces incluso los propios cristianos tenemos un poco confuso: el porqué de tener templos y signos externos cuando parece que hoy lo que se estila (o lo que nos quieren hacer creer que está en boga) es la religión interior, en el ámbito de lo privado...

Dice así:

"¿Qué representa para la liturgia y para la espiritualidad cristiana la dedicación de una iglesia y la existencia misma de la iglesia, entendida como lugar de culto? Tenemos que comenzar con las palabras del Evangelio: "Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren".

Jesús enseña que el templo de Dios es, en primer lugar, el corazón del hombre que ha acogido su palabra. Hablando de sí y del Padre dice: "vendremos a él, y haremos morada en él" (Juan 14, 23) y Pablo escribe a los cristianos: "¿No sabéis que sois santuario de Dios?" (1 Corintios 3, 16). Por tanto, el creyente es templo nuevo de Dios. Pero el lugar de la presencia de Dios y de Cristo también se encuentra "donde están dos o tres reunidos en mi nombre" (Mateo 18, 20). El Concilio Vaticano II llama a la familia "iglesia doméstica" (Lumen Gentium, 11), es decir, un pequeño templo de Dios, precisamente porque gracias al sacramento del matrimonio es, por excelencia, el lugar en el que "dos o tres" están reunidos en su nombre.

¿Por qué, entonces, los cristianos damos tanta importancia a la iglesia, si cada uno de nosotros puede adorar al Padre en espíritu y verdad en su propio corazón o en su propia casa? ¿Por qué es obligatorio ir a la iglesia todos los domingos? La respuesta es que Jesucristo no nos salva por separado; vino a formar un pueblo, una comunidad de personas, en comunión con Él y entre sí. Lo que es la casa para una familia, lo es la iglesia para la familia de Dios. No hay familia sin una casa."

Y continúa luego con algo que mencionaba en una de las últimas entradas del blog:

"Ahora bien, tenemos que evocar también un fenómeno doloroso: el abandono en masa de la participación en la iglesia y, por tanto, en la misa dominical. Las estadísticas sobre la práctica religiosa son como para echarse a llorar. Esto no quiere decir que quien no va a la iglesia haya perdido necesariamente la fe; no, lo que sucede es que se sustituye a la religión instituida por Cristo por la llamada religión "a la carta". En Estados Unidos dicen "pick and choose", toma y escoge. Como en el supermercado. Dejando la metáfora, cada quien se hace su propia idea de Dios, de la oración y se queda tan tranquilo.

Se olvida, de este modo, que Dios se ha revelado en Cristo, que Cristo predicó un Evangelio, que fundó una ekklesia, es decir, una asamblea de llamados, que instituyó los sacramentos, como signos y transmisores de su presencia y de su salvación. Ignorar todo esto para crear la propia imagen de Dios expone al subjetivismo más radical. Uno deja de confrontarse con los demás, sólo lo hace consigo mismo. Dios queda reducido a la proyección de las propias necesidades y deseos. Ya no es Dios quien crea al hombre a su imagen, sino que el hombre crea un dios a su imagen. ¡Pero es un Dios que no salva!

Ciertamente una religiosidad conformada sólo por prácticas exteriores no sirve de nada; Jesús se opone a ella en todo el Evangelio. Pero no hay oposición entre la religión de los signos y de los sacramentos y la íntima, personal; entre el rito y el espíritu."

Siempre digo que es bueno acudir a las fuentes cuando nos entran dudas de fe o cuando hay cuestiones que no tenemos muy claras sobre la Iglesia. De lo contrario corremos el riesgo de que llegue alguien, nos haga un par de preguntas y se nos venga abajo nuestra débil fe, soportada a veces sólo por argumentos que oímos hace años. Es cierto que la fe necesita de experiencia. Pero la experiencia también se adquiere a través de la lectura de los que tienen más experiencia que nosotros. De ahí que en la liturgia de las horas siempre tengamos dos lecturas largas (una de ellas de los padres de la Iglesia, Papa, obispo o similar) y la lectura del Evangelio. Como tantas veces hemos oído, la fe viene por el oído. O en su defecto, a no ser que te lo lean, viene por los ojos, por la lectura. La fe vivida por nuestros hermanos mayores en la fe es nuestro patrimonio, el legado que nos han dejado. No seamos como el hijo pródigo...
Por eso, para terminar quería dejaros un par de enlaces de Internet donde podéis encontrar la respuesta a todos los interrogantes sobre la Iglesia y sobre nuestra fe.
El primero es, claro está, la página del Vaticano, una mina de documentos únicos para entender la Iglesia de hoy. Os pongo el enlace a la página de los Papas. En cada uno aparecen todas sus encíclicas, cartas apostólicas, exhortaciones, catequesis, homilías, etc.
El segundo es la página de un teólogo americano de nuestros días. ¿Quién dijo que la teología podía ser aburrida? No sólo escribe para que se le entienda (no es como San Agustín o Santa Teresa...), sino que trata con una profundidad especial temas especialmente delicados, como la figura del Papa, de la Virgen María, los santos, los sacramentos, el purgatorio... ¿Y por qué? Pues porque era protestante, convertido al catolicismo como consecuencia de una búsqueda incansable de la verdad. La historia de este milagro y de este portentoso viaje está narrada en su libro "Roma, dulce hogar". Por cierto, su nombre, Scott Hahn. El único defecto que le he encontrado: es americano y está todo escrito en inglés... ;-) Pero para los que no os dé mucho miedo leer en bárbaro, la página donde tiene la mayoría de estos temas es:
En cualquier caso, tiene unos cuantos libros traducidos al castellano. Una pasada, oyessss. Poned su nombre en Google y seguro que encontraréis alguno. Han sido de los pocos libros que me he traído aquí (no sólo porque son pequeños, sino porque tengo la esperanza de que podré releerlos algún día), porque cada uno es como una joya.
Por cierto, no recibo comisión por hacer propaganda, que conste. Pero es que soy incondicional suyo, jeje. Otro día os contaré más cosas de él... y de su mujer. Ella tiene otro libro absolutamente demoledor. Y también os contaré cómo llegué hasta él.
Os pongo otra foto de mi Mateíto después de fumarse otro peta... Ya he conseguido que sonría, pero aún me falta que sonría y abra los ojos a la vez.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Misa Disney

Me equivoqué. Gracias a Dios me pasé de listo cuando decía en mi última entrada que seguro que habría cuatro gatos en la primera misa del nuevo párroco. Pues lo cierto es que ha habido lleno hasta la bandera.

Nosotros, fieles a nuestras costumbres, hemos llegado un pelín tarde... Y nos ha tocado estar cerca de dos horas de pie. Sí, sí, casi dos horas de misa solemnísima, con intervenciones de no se cuánta gente, con un montón de cantos, etc. De hecho me decía José: "caramba, papá, parece una película de Disney, todo el rato cantando". Pero ahí hemos aguantado, sin enterarnos de la misa la mitad (en este caso el dicho es más benigno que la realidad), de pie, con mirada estoica dirigida al infinito. Esther ha conseguido un sitio y se ha sentado con Mateo. Y como tiene una facilidad pasmosa para hacer amistades, la viejecita de al lado se ha puesto a preguntarle --susurrando--quién sabe qué. Y me miraba con ojos de cordero degollado y me hacía muecas para que me acercara y le tradujera lo que decía la buena señora. Claro, como yo tengo superpoderes lingüísticos...

En fin, que ha sido un rollazo. He estado a punto de tirarme al suelo y fingir un ataque de epilepsia para que me sacaran de allí... Menos mal que luego había un piscolabis. Creo que esa era la razón de que hubiera tanta gente. O eso o que han llamado a todos los fieles del resto de parroquias para que el pobre hombre no se sintiera muy solo, jeje.

En el piscolabis nos hemos apalancado en uno de los salones a disfrutar de la deliciosa agua con gas, panecillos de todo tipo y cachitos de pasteles variados. Hoy comentábamos lo mucho que echamos de menos las exquisiteces de la dieta mediterránea. Aquí comen pan, patatas, salchichas y dulces. Fin de la variedad gastronómica.

Casualidades de la vida, en ese rato hemos estado charlando con un matrimonio italiano, astrónomos ambos. Nos contaban que su hermano es sacerdote y está destinado en una parroquia de New Ark. Allí precisamente van a ir en misión unos hermanos que conocemos. El mundo es un pañuelo.

Hoy he leído un pensamiento de San Agustín que me ha gustado mucho. A veces era un poquillo oscuro escribiendo (yo casi muero leyendo sus Confesiones), pero otras decía verdades como puños y bien claritas. La cita dice:
"Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas".

Aquí os la dejo para la reflexión personal. Yo estoy que me caigo de sueño. Y empieza la semana.
Buen comienzo para todos. Que Dios os bendiga.

sábado, 8 de noviembre de 2008

La fe sobre la Tierra

Lo repito: las herramientas de Google cada vez funcionan peor (Gmail, Picasa, Blogger...). Me cuesta un triunfo subir o mandar fotos. Y ya si combinas estas herramientas con el prodigioso Windows Vista y mi envidiable ordenador Dell, consigues la mezcla perfecta para dejarte incomunicado... Pero como no me rindo fácilmente, sigo probando nuevas alternativas. Y he conseguido crear un pequeño álbum de fotos. Son un poco de todo: desde una de la convivencia de Porto San Giorgio, pasando por la última convivencia que tuvimos en Bonn (donde nos encontramos a los padrinos de mi hermano mayor, en la foto) o alguna salida que hemos hecho. Para quien quiera echarle un ojo, os mando el enlace. Espero que funcione...
http://picasaweb.google.com/jose.ignacio.espinosa/FotosFamiliares?authkey=VN2R2JF2Ebg

Hoy sábado no hemos tenido eucaristía. Mañana es la primera misa del nuevo párroco y quería reunir a todos sus feligreses en una sola misa. No sé si cabremos... lo mismo sólo sobran 50 ó 60 bancos, jeje. Es muy triste ver misas de domingo en las que no debe haber más de una veintena de personas.
El otro día me decían que se cuentan por decenas de miles las personas que apostatan del catolicismo o que sencillamente dejan de acudir a la iglesia, cada año. En Alemania las diferentes confesiones se mantienen a través de impuestos. Tú dices cuál es tu religión y un tanto por ciento de tus ingresos van a parar a esa iglesia. Por eso mucha gente sencillamente apostata, de modo que se ahorran el gasto.
Hay otros problemas que vienen de tiempo atrás, heridas históricas que están pasando factura. Uno fundamental es la desobediencia de la iglesia alemana --los obispos-- al Papa Pablo VI con motivo de la publicación de la encíclica Humane Vitae, en los años 60. Tal desobediencia a la cabeza ha traído consigo por ejemplo que los sacerdotes más tarde desobedecieran a sus obispos. Me contaban que hay sacerdotes que amenzan a su obispo con colgar el hábito si les mandan a tal parroquia o que sencillamente se niegan.
Otro gran problema, que está realmente desangrando las parroquias es la presencia del consejo parroquial. Es una entidad con tal poder en la parroquia, que el párroco no tiene apenas potestad para decidir qué se hace o no en su feudo. Así, por ejemplo, nuestra parroquia es más un club social que otra cosa. De hecho celebramos en una sala en la que hay varios futbolines. Sin comentarios...
Estoy pensando que a lo mejor ya había hablado de todo esto. En fin, el alzheimer...

Pero toda esta situación no creo que sea para desanimarse. Está claro que si Dios lo permite es porque será para bien. En Alemania tiene que nacer una nueva Iglesia. Y como en Alemania, en todas partes. La luz de Cristo resucitado debe ser irradiada a través de su cuerpo. Esta iglesia la componemos gente débil, pecadora y muchas veces rebelde. Pero como dice San Pablo, Dios ha escogido lo débil del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para mostrar al mundo, a los sabios y a los poderosos, la sabiduría, la bondad y la misericordia de Dios.
Y cómo de esa gente débil el Señor es capaz de sacar auténticos héroes. Me acordaba ahora de Moisés, cobarde y tartaja, pero libertador de su pueblo.

No obstante, no hace falta irse a la Biblia para encontrar ejemplos de héroes por el Evangelio, de hombres y mujeres que han descubierto el inmenso amor de Dios. También en medio del sufrimiento y a veces del absurdo.
Ayer me escribía una hermana que me contaba... bueno, mejor lo transcribo literal. Así soy más fiel... Espero que no te importe (¿tiene copyright?), pero es que me ha impresionado tanto que no he podido resistir compartirlo con todos los que leeis el blog.

"Esperamos nuestro tercer hijo, un hijo fantástico porque nos hemos ofrecido para una adopción especial, de un niño con cualquier tipo de discapacidad o enfermedad o con lo que Dios quiera y tenga pensado para nosotros, quién mejor que Él sabe qué es lo mejor para nuestra familia. Estamos contentos y en paz, sabiendo que esto no parte de nosotros y que no tendremos que hacerlo solos..."

Otra hermana, de la que contaba en entradas anteriores que su marido ya ha partido con el Señor, nos escribía lo siguiente (espero que tampoco te importe que te haga protagonista un día más... pero digo lo mismo que antes, me ha impresionado profundamente):

"RAFA HA TENIDO UNA MUERTE DE CRUZ, DE VERDADERA CRUZ COMO DICE EL CANTO, PERO HEMOS ESTADO FIELES EN LA PRUEBA, EL EN LA CRUZ Y YO A LOS PIES DE LA MISMA, SINTIENDO COMO UN PUÑAL ME ATRAVESABA EL CORAZON, COMO A LA VIRGEN MARIA, PERO FIELES AL SEÑOR HASTA LA ULTIMA HORA. ASI DECIDIMOS VIVIR UN DIA Y ASI NOS LO HA PERMITIDO EL SEÑOR, BENDICIENDO AL SEÑOR EN TODO TIEMPO.

ESE MERITO NO ME CORRESPONDE, SOLO ES FORTALEZA DIVINA. ES GLORIA PARA DIOS... POBRE DE MI, SI HE SIDO UNA SOSTENIDA TODO ESTE TIEMPO, SOSTENIDA POR LA ORACION Y POR LA MISERICORDIA QUE EL SEÑOR TIENE CONMIGO.

CUANTAS VECES EL DEMONIO ME PUSO POR DELANTE ESTE MOMENTO COMO ALGO TERRIBLE, COMO ALGO ESPANTOSO, Y DE VERDAD OS DIGO QUE HUMANAMENTE ASI HA SIDO, PERO TAMBIEN HE DE DECIR, QUE HA SIDO UN TIEMPO DE BENDICION, DE MILAGROS Y DE VER COMO DIOS ASISTE Y COMO SE PUEDE VER QUE REALMENTE LA MUERTE ESTA VENCIDA...

HABLAS DEL DEMONIO Y YO NO QUIERO NI PONERME A PENSAR. NO TE IMAGINAS LAS VECES QUE EL DEMONIO ME HA PUESTO POR DELANTE MI FUTURO CON LA ENFERMEDAD DE RAFA, LAS VECES QUE ME HA HECHO TEMBLAR PENSANDO EN LA MUERTE DE MI MARIDO, Y LAS VECES QUE LO HE DEJADO ENTRAR EN MI VIDA Y ME HA [censurado...]. Y AHORA, ESTHER, UNA VEZ PASADO EL MOMENTO TAN TEMIDO POR MI PUEDO DECIR QUE HAN SIDO DOS SEMANAS DE BENDICIONES, DE SUFRIMIENTO, SI, DE MUCHISIMO SUFRIMIENTO POR VER EL DETERIORO Y LA PERDIDA DE LA PERSONA A LA QUE AMAS; HUMANAMENTE (QUE GRACIAS A DIOS SIGO SIENDO MUY HUMANA) NO PODIA CON ELLO, SE ME MORIA MI RAFA, MI APOYO, MI MARIDO, .... PERO EL SEÑOR QUE TIENE INFINITA MISERICORDIA, Y LA TIENE, CREEME, ME HA SOSTENIDO, HA ESTADO A MI LADO HA LLEVADO LA CRUZ CONMIGO Y CUANDO EL SEÑOR TE AYUDA A LLEVAR LA CRUZ EL YUGO SE HACE SUAVE YLIGERO AUNQUE NO DEJA DE SER YUGO. ESPERO QUE ME ENTIENDAS PORQUE LOS MOMENTOS QUE HE VIVIDO EN EL HOSPITAL ME CUESTA MUCHISIMO REPRODUCIRLOS CON PALABRAS PORQUE SON MOMENTOS MUY INTENSOS Y SIEMPRE DE BENDICIONES PARA EL SEÑOR, PARA SORPRESA MIA LA PRIMERA, PRECISAMENTE POR EL MIEDO QUE EL DEMONIO ME HABIA PUESTO EN EL CUERPO. HEMOS PASADO DOS SEMANAS DE LAS CUALES MAS DE UNA HA SIDO ESPERANDO EL DESENLACE DE LA MUERTE. HAN SIDO DOS SEMANAS ESTUPENDAS DONDE NOS HEMOS PODIDO REIR, HE PODIDO COMER, HE PODIDO LLORAR Y LE HE PODIDO QUERER AUN MAS.

EL SEÑOR ES GRANDE ESTHER, SE HA LLEVADO A MI MARIDO, SI, PERO EL SEÑOR ES GRANDE. Y NO ESTOY LOCA NI EL ACONTECIMIENTO ME PRODUCE DESVARIOS, ES QUE ES INEXPLICABLE LA VIVENCIA DE CAMINAR SOBRE LAS AGUAS. AHORA SI PUEDO DECIR CON CONOCIMIENTO DE CAUSA QUE LA MUERTE ESTA VENCIDA Y QUE SI QUE SE PUEDE CAMINAR SOBRE LAS AGUAS."

Pues eso, que esto es la fe sobre la Tierra. Mientras siga habiendo hombres y mujeres en el mundo que le digan sí a Dios, que tengan el corazón y el entendimiento abiertos a ver la obra de Dios y que no se lo guarden para sí, la Iglesia seguirá viva.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Paso a paso

Nuestro pequeño Mateo ha empezado a dar sus primeros pasos solito. Como es un poco bruto y no tiene miedo a nada, le cuesta poco lanzarse al vacío con sus piernillas cortas. Es una pena que no pueda colgar más fotos, porque tengo una donde se le ve estupendamente la cara de velocidad caminando. Y digo que es una pena, porque Blogger funciona realmente mal cuando tratas de poner una foto. Aún así lo seguiré intentando.






Es una maravilla poder ver crecer a los niños. Sí, es cierto, verles crecer te hace viejo. Pero ¿acaso no es estupendo ser testigo de los mejores años de las personas, los de su infancia, cuando todo es juego y diversión?

Muchas veces se me olvida no obstante que los hijos son de Dios, no nuestros. Dios nos los confía durante un tiempo, para que les ayudemos a ser personas, a ser cristianos. Sí, los alimentamos, vestimos, cuidamos, les damos nuestro cariño... pero lo fundamental es que les transmitimos la fe. Porque pocas cosas podemos dejarles que realmente merezcan la pena. Muchas veces nos esforzamos por darles la mejor educación, queremos que estudien una carrera o que al menos puedan trabajar de algo que les saque de pobres... no vayan a sufrir... Y resulta que el sufrimiento les viene porque en la escala de valores que les hemos transmitido lo primero era el dinero, el ser, el tener. Nuestra herencia es la angustia vital y las neurosis con la que nosotros mismos hemos vivido.

¿Es eso de verdad lo que queremos para ellos? ¿Es lo mejor? ¿No será mejor hacerles libres de esclavitudes, del servilismo al dinero, de la angustia por el mañana? Y me pueden argumentar si eso no es alienarles de la realidad, hacer que vivan en los mundos de Yupi. Yo no lo creo. Al contrario. Es tan solo poner las cosas en su sitio. "Amarás al Señor con toda tu mente, con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu alma". Es el primer mandamiento de la vida. Es la primera palabra, la palabra más importante que el Señor nos ha regalado para ser felices, para vivir de verdad. Haz eso y vivirás.

¿O es que el Señor iba de broma cuando decía aquello de "No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, con que os vestiréis... Por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso".


Al hilo de esto de que los hijos son de Dios, y que Él nos los da y nos los reclama cuando Él quiere, el otro día el Señor se llevaba consigo a un niño de diez años, hijo de una familia de Munich. El niño era muy especial. Él mismo se había comprometido un año atrás a rezar el rosario todos los días por la evangelización en el mundo, especialmente en aquellos lugares donde no hay iglesia. El Señor le regaló ese don, esa misión. Aquí en Alemania tuvo que luchar por que le abrieran las iglesias para poder rezar ante el sagrario. Ahora el Señor le regala poder continuar a su lado la misión, en una eterna acción de gracias, con una plegaria ciertamente agradable a Dios.


Otra cosa, antes de que se me pase. Es sobre la eficacia de la oración. El otro día os contaba que José lo está pasando mal en el cole porque no tiene amigos y porque unos compañeros le hacen la vida imposible. Pues bien, todos los días rezamos para que el Señor le conceda un amiguito. Le hemos dicho que lo importante es pedir las cosas con fe, que el Señor te escucha y te concede lo que necesitas. Así que últimamente pide por tener este amiguito. Siempre, cuando vamos de camino al cole rezamos un avemaría por una intención especial. Y estos días es ese amiguito que necesita. Pues bien, lleva ya varios días que está jugando en alguna de las pausas con un niño de su clase que además le proteje de los otros que le molestaban. ¿No es estupendo? ¡Qué bueno es el Señor con nosotros, que nos permite ver su acción salvadora en nuestras vidas!

lunes, 3 de noviembre de 2008

Monday monday

Es lunes por la mañana. Después de la tempestad viene la calma. Ha sido una noche de dormir poco. Por un lado Mateo, que le debe doler la boca (el pobre tiene sólo dos dientes y me da que le van a salir los demás de golpe); y por otro Esthercita, que sigue con la costumbre de despertarse y venirse a nuestra habitación a no sé qué. Al final me la he bajado al salón para que dejara dormir a los demás. Ahora los que quedan en la casa están fritos. Así que aprovecho para ponerme al teclado, que luego ya no tendré tanta fortuna.

Esta semana no tengo cole (como dice Miriam, mi cole de palabritas). Hemos terminado el primer nivel y, como no hay gente suficiente para empezar el segundo --eso dicen--, nos hacen esperar hasta el día 12 a ver si se apunta alguien más. Yo creo que es una excusa, porque somos 10 alumnos, gente más que de sobra para seguir el curso. La cuestión es que cuantos más seamos más se embolsan. Pero ellos no mueven un dedo por buscar gente. De hecho nos cargan el mochuelo a nosotros: tenéis que buscar a alguien que quiera apuntarse, si no no podremos pasar al siguiente nivel... Pero qué morro!! En fin, yo no dejo de estudiar, repasar y practicar. Porque este idioma no te entra por la oreja ni aunque las tengas de soplillo.
Después de lo que nos han estado machacando últimamente con que los niños tienen que aprender más rápido, que tienen que integrarse, etc etc, se me ha ocurrido que vamos a intentar nosotros solos, en casa --dado que no encontramos ayuda de fuera--, enseñarnos unos a otros, compartir lo que cada uno va aprendiendo. Cada día uno será el profesor. Algo rápido, porque tampoco contamos con mucho tiempo para estar los cuatro parados. El sábado empecé yo. Hoy se ha ofrecido Isaac. Y tema libre. Un día puede ser gramática, otro aprender vocabulario, otro practicar lectura, otro dictado...

Ayer volvieron mis suegros a España, después de algo más de un año de misión en Tanzania. Creo que besaron el suelo como solía hacer nuestro queridísimo Juan Pablo II... Y según me han contado echaron alguna que otra lagrimilla por el recibimiento que tuvieron. Ahora tienen que discernir si siguen allí de misión o si piden cambiar de destino. Y es que Tanzania es muy duro para ir con niños. Y también hay mucha corrupción, en todos los ámbitos. Este tiempo, a pesar de las dificultades y los sufrimientos pasados, ha sido una experiencia que estoy seguro que no se habrían perdido por nada del mundo. Y no porque sean masoquistas. Sino porque en la misión tienes un encuentro personal muy especial con el Señor, que te mantiene, que te ayuda, que te cuida. ¡Ojo! No quiero decir que en cualquier otro lado no pueda uno ver la acción de Dios. Pero es cierto que cuando te encuentras desasido de todo lo que te da seguridad en esta vida (dinero, trabajo, familia, amigos, comunidad...) sólo puedes agarrarte a la roca. La oración es lo que te mantiene día y noche. La tuya y la de los que te tienen presente.

Una vez más quiero daros las gracias a todos los que seguís el blog. Para mí es una alegría poder compartir este tiempo con vosotros. Y recibir vuestros comentarios y correos nos ayuda un montón. ¡Ánimo para este comienzo de semana y que Dios os bendiga!

miércoles, 29 de octubre de 2008

Juventud, divino tesoro

Aprovechando un rato de tanquilidad voy a escribir unas pocas líneas. Tenemos a los pequeñajos convertidos en surtidores de mocos y pasan unas noches un tanto moviditas. ¡Ayer llegamos a dormir cinco en nuestra cama! Menos mal que la cama es grande y ellos aún ocupan poquito, pero os podéis imaginar que no dormimos demasiado.


Quería contar brevemente cómo veo la acción de Dios en la misión a través de nuestros hijos.

Ya comentaba en su día que, para nosotros, es un testimonio verles cómo asisten cada día a clase y están allí hora tras hora sin enterarse apenas de nada. Es cierto que cada vez van cogiendo más (sobre todo los pequeños). Pero no deja de ser sorprendente cómo aguantan un chaparrón de horas de no enterarse ni del nodo. Fijaos, el otro día Esther y yo estuvimos en una reunión con el sacerdote de la parroquia de nuestro barrio y los padres de los otros niños que van a hacer la primera comunión este próximo año --por cierto, ya aprovecho para decir que José hará la comunión el próximo 19 de abril, justo después de la Semana Santa, creo. Estáis todos invitados, así que ya podéis ir mirando billetes --. Pues a lo que iba, que fue una hora de esas que parece que no hubieran existido, porque se te pasan en blanco. No pillamos casi nada a pesar de estar con los cinco sentidos, de que intuyes de qué debe estar hablando y de que sólo era una hora. Así que estar así hora tras hora, día tras día, debe ser un auténtico suplicio.


Otro apunte acerca de las dificultades de los niños. La soledad. Al no poder hablar con nadie están casi siempre solos. A excepción de Miriam, que desde que le pedimos a laVirgen una amiguita, tiene a su amiga Celina pegada a ella como una lapa. Estamos por pedir otra que no sea tan amiga... Ella está muy contenta porque tiene a alguien con quien jugar. Pero incluso ahí también vienen los problemas, porque hay otras niñas en la clase que están intentando todo el día separarlas (físicamente, digo, porque suelen ir agarraditas de la mano). ¡Tanto es así que el otro día casi tiran a nuestra Miriam por las escaleras! Le hemos dicho que tiene que rezar por esas niñas para que sean buenas, y lo está haciendo cada noche. Con la fe que tiene nuestra pequeña, seguro que en breve veremos a estas niñas con deseos de entrar a un convento, jeje.


Luego está José. El pobre últimamente no tiene a nadie con quien jugar en los recreos. Pero además, debe haber niños del cole que le molestan. Así que se esconde en un rincón en los recreos y juega solo. Desolador, ¿verdad?


Isaac y Juan son enormemente afortunados porque se tienen el uno el otro. Ha venido un muchacho mejicano a la clase de Juan y los tres pasan los recreos juntos, pero solos. El otro día Juan no tenía clase las primeras dos horas, pero se fue antes para poder estar con su hermano en la primera pausa, para que no estuviera solo.

El otro día tuvimos una reunión en el insituto con el director y la tutora de Isaac. Pedían que llevara traductor... Así que me llevé a Luciano y a Jörg, que gracias a Dios siempre están dispuestos a echar un cable. Yo ni intervine, porque no me enteraba de nada y porque ellos se bastaban y sobraban para explicar nuestra situación, por qué estamos aquí, etc. Tanto es así que aprovecharon la coyuntura para hacerles un anuncio de la buena noticia, del amor de Dios, de la muerte y resurreción de Jesucristo... (el kerygma). Por lo que luego me resumió Luciano, la profesora estaba preocupada porque los padres de los demás alumnos se habían quejado porque Isaac, al no saber el idioma y no poder hacer casi nada, bajaba el nivel de la clase (???). Y la tutora decía que tampoco se lo explicaba, porque Isaac por no hacer no hace ni ruido en clase. Es decir, que no molesta.


A primera vista parece que los niños estén atravesando por una pesadilla, por un infierno innecesario que se podrían ahorrar si estuvieran en su tierra, entre los suyos, sin problemas de idiomas, con sus amigos... Pero no es así. Ellos están bien. Muy contentos, de hecho. Lo hablábamos el domingo en los laudes y también ayer, en una eucaristía que tuvimos en casa con Franklin, el sacerdote que cuida de las familias en misión. Vamos viendo y repasando los problemas de cada uno, la situación en la que se encuentran, pero sobre todo cómo se encuentran ellos y si quieren seguir o no.

Por eso digo que vemos patente la acción de Dios en ellos. Porque a pesar de todo el Señor les está concediendo una paz y una alegría que sólo puede venir de Él. Nos decía el otro día el catequista de Alemania, Toni, que los hijos no sufren por la misión, porque el Señor derrama su Gracia para ayudarles en sus dificultades y hacerles madurar de una forma que en ningún otro sitio podrían. Si sufren es por los pecados de sus padres, porque sus padres pierdan la fe en que Dios tiene poder, porque dejen de ver la obra de Dios, porque quieran hacer su propia voluntad, realizarse, etc. Así lo estamos viendo: nosotros estamos contentos y nuestros hijos también, a pesar de las dificultades, de las humillaciones, de los sufrimientos, de la soledad, de las incomprensiones... Porque tenemos lo esencial: al Señor de nuestra parte.


Pero, por supuesto, eso no quita que los que estáis al otro lado del blog no echéis una oración de vez en cuando por nosotros. Estoy convencido, es lo que nos mantiene fuertes. Sin vuestra oración la misión no existiría. Como en la guerra, detrás de la primera línea, de los que estamos en el frente, hace falta un ejército fuerte que apoye a los otros.

lunes, 27 de octubre de 2008

El combate escatológico

Hay días que piensa uno que mejor sería borrarlos del mapa, que para qué me habré levantado con lo agustito que se estaba en la cama y con lo que hay fuera... Pues bien, hoy hemos tenido un día de esos infames. Y más que por las cosas que ocurren de puertas adentro, por las noticias que te llegan de fuera. Por desgracia no puedo entrar en más detalles, porque son temas realmente delicados.

Hace tiempo hubiera pensado que qué mala suerte, que cómo es la gente, que no hay justicia... Pero hoy tengo una visión muy distinta. Porque el demonio existe. Y este desagradable personaje, que no está de vacaciones por el mundo, se las ingenia para tratar de destruir la imagen de Dios allá donde se vea: en la familia, en la comunidad, en la Iglesia, en el matrimonio, en los hijos.

Me venía a la mente un salmo que dice: "el Señor es mi pastor, nada me falta; en prados de fresca hierba me apacienta... aunque camine por valle oscuro, no temeré, porque tú vas conmigo". Vamos, que nuestro Padre no nos va a dejar en la estacada. Por mucho que intente el demonio desanimarnos, ponernos a prueba como a Job... y en definitiva arruinar nuestra vida para que nos apartemos del amor de Dios, el Señor es más fuerte. Si Él está por nosotros, ¿quién contra nosotros?
Por eso, a pesar de que humanamente hay veces que todo parece un desastre, que no hay solución, que todos los caminos se han cerrado; el Señor crea la luz de la oscuridad y es capaz de sacar el bien incluso del mal.

¡Ánimo a todos los que estáis sufriendo! El Señor saldrá vencedor. Confiad en Él. Poneos en sus manos. Perseverad en la oración.

viernes, 24 de octubre de 2008

Otro año de gracia

Parece que fue ayer cuando empezaba a afeitarme la pelusilla bajo la nariz, y resulta que hoy cumplo la friolera de ¡¡¡37 años!!! Sí, sí, ya sé que muchos pensaréis que ya os gustaría pillarlos. Pero a mí me parecen un montón. Fíjate, ya cerca de los 40... y con estos pelos... escaseando por doquier y con las primeras mechas plateadas.

Pero no penséis que me angustia en absoluto esto de cumplir años. Al contrario. Cada año que cumplo le doy muchas gracias a Dios por el año que me ha permitido disfrutar y por la oportunidad que me brinda de iniciar uno nuevo. No veo el futuro como una amenaza, porque como nos decía nuestra hermana en la fe Mari Carmen, "el futuro no existe, sólo es de Dios". Por cierto, me ha encantado tu correo. El Señor está haciendo auténticas maravillas contigo y con tus hijos. Eres para nosotros un regalo que nos ayuda a fortalecer nuestra débil fe, en serio. Que Dios te bendiga.

Y digo lo de nuestra poca fe porque basta cualquier cosa para que te tiemblen los cimientos, para que estés al borde de mandarlo todo a paseo y volverte a tu casa. Cada uno tenemos nuestros puntos débiles. El mío son nuestros hijos. Y mi soberbia. El otro día alguien me decía algo así como que qué estaba haciendo que nuestros hijos aún no hablaban alemán, que les cuesta relacionarse e integrarse. Todo esto al hilo de una carta que hemos recibido del instituto para que vayamos a hablar con la dirección por el tema de la integración de los muchachos (esto me parece normal, porque es su trabajo ver cómo ayudar a los muchachos y preocuparse por sus dificultades. Incluso voy preparado para que me den un tirón de orejas porque aún no hablan palabra de alemán. Aunque desde luego no comparto su inquietud, puesto que es impepinable que les costará muchos meses desenvolverse en este idioma tan difícil, hacer amigos, etc. y mucho más poder estudiar las asignaturas del nivel en el que están. De momento seguirán como están: sentados en sus sillas con cara de póker y deseando que pasen las horas para irse a comer. Normal). Pero lo que me descompuso es que el comentario sobre nuestros hijos venía de alguien que ha experimentado miles de veces la misericordia y la paciencia de Dios con nosotros, sus hijos rebeldes e inútiles. Bastaron unas pocas frases para que se me hinchara la vena y se me inflamaran los humores. El cebo estaba tendido y yo lo había mordido.

Pero qué sabio es el Señor, que me ha dejado mudo como a Zacarías. El Señor quiere que sea pequeño (y mira que no soy muy alto...). Pero como de mí lo que sale es la soberbia, el ser, rebelarme contra la cruz; el Señor me ha tomado la delantera y por eso nos ha traído aquí, donde no somos, donde no podemos hablar ni para decir "no más salchichas, por favor".
Gracias a Dios somos dos, y el Señor nos concede siempre que cuando uno está bajo, el otro esté fuerte. Así que fue Esther la que me ayudó con una sabiduría que me impresionó y me puso en mi sitio. Porque además mi pecado estaba arrastrando a nuestros hijos también al juicio, a la murmuración. Lo repito, qué sabio es el Señor y qué bien lo ha hecho todo, que ha dado al hombre una ayuda tan impresionante e imprescindible.
Ahora tengo deberes pendientes: pedir perdón a esta persona por el juicio que ha habido en mi corazón. Que el Señor me conceda la humildad necesaria para ello. Y que me ayude a tener misericordia, como Él la tiene cada día conmigo.

Un último apunte. El otro día teníamos una convivencia de comienzo de curso. Hubo algo que allí se dijo que me ha ayudado a confirmar nuestra vocación. Como ocurre con Zaqueo, que también era algo pequeñajo, el Señor se hace el encontradizo y va a su casa para salvarle. Lo tenía todo, pero le faltaba lo esencial: la Vida. Pues bien, a través de esta misión el Señor también se quiere encontrar con nosotros, con cada uno de nosotros. Pero lo importante es que el Señor ha venido a mi casa para salvarla. "Hoy la salvación ha llegado a esta casa". Que así sea. A través de algo tan simple (pero a la vez tan difícil en nuestras fuerzas) como hacer su voluntad.

Por cierto, a Miriam se le ha caído otro diente. La pobre tiene un enorme boquete por el que se le escapan todas las letras. Mateito ya está empezando a dar sus primeros pasos (incluso un par él solito).

Otro año de gracia

Parece que fue ayer cuando empezaba a afeitarme la pelusilla bajo la nariz, y resulta que hoy cumplo la friolera de ¡¡¡37 años!!! Sí, sí, ya sé que muchos pensaréis que ya os gustaría pillarlos. Pero a mí me parecen un montón. Fíjate, ya cerca de los 40... y con estos pelos... escaseando por doquier y con las primeras mechas plateadas.

Pero no penséis que me angustia en absoluto esto de cumplir años. Al contrario. Cada año que cumplo le doy muchas gracias a Dios por el año que me ha permitido disfrutar y por la oportunidad que me brinda de iniciar uno nuevo. No veo el futuro como una amenaza, porque como nos decía nuestra hermana en la fe Mari Carmen, "el futuro no existe, sólo es de Dios". Por cierto, me ha encantado tu correo. El Señor está haciendo auténticas maravillas contigo y con tus hijos. Eres para nosotros un regalo que nos ayuda a fortalecer nuestra débil fe, en serio. Que Dios te bendiga.

Y digo lo de nuestra poca fe porque basta cualquier cosa para que te tiemblen los cimientos, para que estés al borde de mandarlo todo a paseo y volverte a tu casa. Cada uno tenemos nuestros puntos débiles. El mío son nuestros hijos. Y mi soberbia. El otro día alguien me decía algo así como que qué estaba haciendo que nuestros hijos aún no hablaban alemán, que les cuesta relacionarse e integrarse. Todo esto al hilo de una carta que hemos recibido del instituto para que vayamos a hablar con la dirección por el tema de la integración de los muchachos (esto me parece normal, porque es su trabajo ver cómo ayudar a los muchachos y preocuparse por sus dificultades. Incluso voy preparado para que me den un tirón de orejas porque aún no hablan palabra de alemán. Aunque desde luego no comparto su inquietud, puesto que es impepinable que les costará muchos meses desenvolverse en este idioma tan difícil, hacer amigos, etc. y mucho más poder estudiar las asignaturas del nivel en el que están. De momento seguirán como están: sentados en sus sillas con cara de póker y deseando que pasen las horas para irse a comer. Normal). Pero lo que me descompuso es que el comentario sobre nuestros hijos venía de alguien que ha experimentado miles de veces la misericordia y la paciencia de Dios con nosotros, sus hijos rebeldes e inútiles. Bastaron unas pocas frases para que se me hinchara la vena y se me inflamaran los humores. El cebo estaba tendido y yo lo había mordido.

Pero qué sabio es el Señor, que me ha dejado mudo como a Zacarías. El Señor quiere que sea pequeño (y mira que no soy muy alto...). Pero como de mí lo que sale es la soberbia, el ser, rebelarme contra la cruz; el Señor me ha tomado la delantera y por eso nos ha traído aquí, donde no somos, donde no podemos hablar ni para decir "no más salchichas, por favor".
Gracias a Dios somos dos, y el Señor nos concede siempre que cuando uno está bajo, el otro esté fuerte. Así que fue Esther la que me ayudó con una sabiduría que me impresionó y me puso en mi sitio. Porque además mi pecado estaba arrastrando a nuestros hijos también al juicio, a la murmuración. Lo repito, qué sabio es el Señor y qué bien lo ha hecho todo, que ha dado al hombre una ayuda tan impresionante e imprescindible.
Ahora tengo deberes pendientes: pedir perdón a esta persona por el juicio que ha habido en mi corazón. Que el Señor me conceda la humildad necesaria para ello. Y que me ayude a tener misericordia, como Él la tiene cada día conmigo.

Un último apunte. El otro día teníamos una convivencia de comienzo de curso. Hubo algo que allí se dijo que me ha ayudado a confirmar nuestra vocación. Como ocurre con Zaqueo, que también era algo pequeñajo, el Señor se hace el encontradizo y va a su casa para salvarle. Lo tenía todo, pero le faltaba lo esencial: la Vida. Pues bien, a través de esta misión el Señor también se quiere encontrar con nosotros, con cada uno de nosotros. Pero lo importante es que el Señor ha venido a mi casa para salvarla. "Hoy la salvación ha llegado a esta casa". Que así sea. A través de algo tan simple (pero a la vez tan difícil en nuestras fuerzas) como hacer su voluntad.

Por cierto, a Miriam se le ha caído otro diente. La pobre tiene un enorme boquete por el que se le escapan todas las letras. Mateito ya está empezando a dar sus primeros pasos (incluso un par él solito).

lunes, 20 de octubre de 2008

Con los ángeles y los santos

Hoy por la mañana el Señor ha abrazado para siempre a Rafa, nuestro querido hermano en la fe. Después de una larga, agotadora y desigual lucha contra el cáncer, su cuerpo al fin descansa. Su alma ha partido para unirse al coro de los ángeles y del resto de los santos. Estoy convencido que desde un lugar tan privilegiado va a cuidar de su familia de una forma nueva: a través de sus oraciones, "cara a cara" con Dios.

Sé que el Señor va a ayudar a Mari Carmen y a sus hijos. Les va a dar la fortaleza y la paz que necesitan, en estos momentos y en los venideros. Nuestras oraciones y las de tantos hermanos que estamos a su lado (espiritualmente en nuestro caso) les ayudarán a abrazar la cruz, a ver la luz en el sufrimiento, a descansar en la voluntad de Dios, a descubrir el inmenso amor que Dios les tiene.

Ahora, que lo más fácil es que salga pedir cuentas a Dios, preguntarse por el sentido de la vida y lo que parece el sinsentido de la muerte, es ahí donde nuestra fe, donde Jesucristo mismo sale a ayudarnos. Y nos recuerda que Él mismo ha pasado por ella para abrirnos las puertas de la Vida inmortal, para prepararnos las eternas moradas. Porque no se quedó en la muerte, sino que el Padre lo resucitó y está sentado a su derecha. Y ese es el destino para los que en Él han creido. Sin duda.

Esto parece una homilia... y yo no soy cura. Ellos hablan mucho mejor (bueno, algunos al menos ;-). Yo sólo escribo mis reflexiones, mi fe, porque es lo que creo firmemente, de lo que estoy seguro. Así nos lo dijo el mismo Cristo. Y Él nunca me ha engañado.

Me caigo de sueño. Incluyo un par de fotos de la familia. Mi particular homenaje y recuerdo.
Rezd por ellos, por favor. Que el Señor les conceda los siete dones del Espíritu Santo, especialmente el de fortaleza.










sábado, 11 de octubre de 2008

Tiempo de vivir

Llevo tiempo sin acercarme por el blog. Las vacaciones absorben más que el trajín diario. Y últimamente estoy un tanto vago, todo hay que decirlo. Me parece como si no hubiera nada relevante que contar. Pero no es verdad. Incluso lo que parece rutina lleva consigo un milagro: el milagro de la vida.

Esta mañana recibíamos un correo que nos ponía al día del estado de Rafa, nuestro querido hermano en la fe. Su vida se está apagando. Su tienda en este mundo se desmorona, porque la mansión que le ha preparado el Padre está ya casi lista. Y le espera con los brazos abiertos, como al hijo pródigo, que vuelve a casa tras un largo destierro lleno de vicisitudes. Pero ahora le espera la paz, la alegría de encontrarse con el Padre, la felicidad que no termina, el gozo de estar siempre alabando y bendiciendo al Señor. Es el tiempo de cuidar de los suyos, de cada uno de los tesoros que deja en este mundo, intercediendo día y noche ante el Padre. Es la comunión de los santos. Él ya ha librado el buen combate de la fe, ha sido acrisolado a través de la enfermedad, del sufrimiento, de la necesidad, de la incomprensión. Al igual que decía San Pablo, ha sabido vivir en toda circunstancia. Y ha podido porque se ha apoyado en aquel que le confortaba. Ahora le toca recibir el pago merecido: "en pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia".

Siempre he pensado que el día que llegue mi hora de pasar al Padre me gustaría que fuera rápido, para no sufrir. Pero francamente, viendo a este hermano y a tantos otros santos que el Señor nos ha concedido conocer, el disponer de un tiempo de preparación para la partida es una gracia inmensa.
Es cierto que debemos estar siempre preparados, porque no sabemos ni el día ni la hora. Pero a mí me cuesta vivir así. Siempre pienso que habrá un mañana y un pasado mañana, y un año que viene; que hay tiempo. Eso mismo decía el padre Cantalamessa al hilo del evangelio de este domingo. Cuántas veces posponemos lo realmente importante por lo aparentemente urgente. Lo importante (lo único importante, realmente) es estar preparados para el banquete, estar bien dispuestos para participar de la salvación conseguida por Cristo. Y esto requiere una conversión diaria, volvernos una y otra vez de cara a Cristo. Ver y reconocer lo que somos; sin tristeza, porque al fin y al cabo somos barro, y el Señor lo sabe. Cada día es una nueva oportunidad que Él nos concede para prepararnos, para vestirnos de fiesta para el banquete de bodas.
Lo urgente es todo aquello que parece importante, pero que nos distrae y nos aparta de lo realmente importante: "sí, lo haré, por supuesto, apenas termine ese trabajo, cuando haya arreglado la casa, cuando haya pagado todas las deudas... Hasta que uno se da cuenta que es demasiado tarde. Ahí está el engaño: se pasa uno la vida persiguiendo mil pequeñas cosas que arreglar y nunca se encuentra tiempo para las cosas que verdaderamente inciden en las relaciones humanas y pueden dar verdadera alegría (y, abandonadas, la verdadera tristeza) en la vida."

Hoy este evangelio del día y, sobre todo, el evangelio de la vida me llevan a pensar en lo importante que es para mí vivir de verdad lo que creo. No porque esté de misión tengo garantía de nada. La única garantía que tengo es que Dios me ama.

Hoy desde aquí quiero pediros que os acordéis en vuestras oraciones especialmente de Rafa, de Mari Carmen, su esposa, y de cada uno de sus siete hijos. Que el Señor les conceda fortaleza y paz en este paso hacia la Vida.

sábado, 4 de octubre de 2008

Diez años de alegría

Andamos estos días de celebraciones. Y creo que estamos en el país adecuado. Aquí las tartas son el alimento básico de las fiestas. El otro día, sin ir más lejos, en el colegio de los niños se celebraba una semana especial en la que se iba a trabajar sobre la salud, la comida sana, etc. Como colofón, el sábado invitaban a todos los padres a ver los trabajos de los niños, y se nos instaba a colaborar con comidas caseras. Pero curiosamente para ser la semana de la comida sana, no había mucho donde elegir: había que llevar una tarta (eso sí, podíamos elegir de manzana, de ciruela, de cereza...). Y lo mejor es que luego te cobraban para poder comer un trozo de tu propia tarta. Hace un par de días recibimos un papelito del colegio donde (creo) que ponía que habían sacado alrededor de 1000€. No está mal la idea: tú trabajas y encima te cobro tu trabajo. Y yo que pensaba que los españoles éramos espabilados...

Bien, decía que estamos de celebraciones porque hoy día 4 (ya casi 5) es el cumpleaños de Juan y de José. Se llevan exactamente 8 años (dice Esther que cree que incluso nacieron a la misma hora). Curioso, ¿verdad? Ayer invitamos a casa a Luciano y Mamen con su tropa, más la chica en misión que está en su casa, más los hijos de la familia alemana (éstos ya son mayorcitos, alguno incluso está casado), más alguno que se autoinvitó. Había más gente en casa que el domingo pasado en nuestra parroquia en la misa de la tarde (y no exagero). Esto parecía Eurovisión, porque hasta cantamos en español, alemán, inglés. Y Esther nos deleitó bailando La campanera... todo un espéctaculo. Los alemanes con la boca abierta. Porque aquí lo más que se mueven en las fiestas es para empinar el codo...jejeje. Bueno, eso es lo que dicen; yo aún no le he llegado a ver.
Hoy también ha sido el aniversario de Luciano y Mamen. Once años de matrimonio.

Pero la celebración más especial ha sido la de nuestro décimo aniversario. Sí, sí, como lo oís. El día 3 de octubre hicimos 10 años de casados, que se dice pronto.

El año pasado, como no teníamos muy claro dónde estaríamos este año, el Señor nos concedió celebrarlo por todo lo alto regalándonos un viaje a Venecia. Este año, obviamente, la cosa no podía ser tan a lo grande. Pero nos ha concedido celebrarlo de un modo más sencillo, pero mucho más contentos. Estuvimos cenando en un restaurante chino donde tienen marisco (gambas, tampoco penseis que hablamos de langostas, etc) y pescado fresco y que te preparan a la plancha al momento. Como es buffet puedes comer lo que te dé la gana. Y todo por 12€. Teniendo en cuenta que el pescado y el marisco apenas se ve por estas tierras, esto es como un oasis en medio del desierto.

Ponía en el título "Diez años de alegría", en memoria del famoso libro "Cien años de soledad" de García Márquez. Y es que esas palabras resumen lo que ha sido nuestro matrimonio hasta la fecha. Muchas veces nos lo decimos: ¡qué afortunados nos sentimos de tenernos el uno al otro! Constantemente (bueno, menos cuando nos enfadamos, claro) le doy gracias a Dios porque me reservó lo mejor que tenía, su obra de arte, el corazón más hermoso que conozco. Y cuánto agradezco al Señor que me diera la paciencia para esperar a la mujer que Él había pensado para mí desde siempre.

Cuando echo la mirada atrás, estos diez años han tenido de todo. Es cierto que hemos atravesado por turbulencias, por momentos de seria crisis, especialmente por temas con los hijos. Pero hay algo que ha sido fundamental para salir siempre adelante: teníamos la misma fe y la compartíamos. Cristo ha sido siempre la roca en la que nos hemos apoyado. Cuando peor lo pasábamos, más nos agarrábamos a la oración, más pedíamos que rezaran por nosotros. Es lo que nos ha mantenido fuertes. Sin Él hace tiempo que cada uno estaría ya por su lado. Porque menudos somos: soberbios y orgullosos como pocos. Pero si hay algo en lo que el Señor me ha ayudado en el matrimonio es a perdonar y a sentirme perdonado. Tan importante es una cosa como la otra. Y eso lo he ido aprendiendo poquito a poco, gracias sobre todo a la ayuda inestimable que he recibido desde la Iglesia, a través de la comunidad, de nuestros catequistas.

Hoy amo a mi esposa mucho más que hace diez años. Y me alegra ver cómo nuestros cuerpos se van estropeando, cómo nos van saliendo canas, etc, porque eso quiere decir que estamos envejeciendo juntos. Esa era mi ilusión y mi esperanza cuando nos casamos. Y el Señor me lo ha concedido ver hasta el día de hoy. Mañana habrá que seguir luchando por el matrimonio. Porque el amor no se conserva: es como el fuego, o se aviva o se apaga. Cada día es una nueva oportunidad de enamorarse, de hacer algo el uno por el otro, de quererse, de cuidarse, de apoyarse, de hablarse, de escucharse... incluso de sufrirse.

Y cada hijo es el sello de nuestro amor. Un amor que el Señor va bendiciendo con frutos reales. Por eso no tenemos miedo a dar la vida, porque cada hijo es una bendición, un regalo que el Señor nos confía como administradores.

En fin, creo que ya está bien por hoy. Mañana tenemos que madrugar para una nueva celebración. Esta vez en la parroquia. No tengo muy claro lo que se celebra, pero se van a juntar las dos comunidades eclesiales, la alemana y la italiana, se va a hacer una misa en ambos idiomas y luego una comida de confraternización. Vamos, que debe ser muy importante.
Y como es a las 10 de la madrugada, me voy a la cama.