martes, 21 de julio de 2009

Epílogo

Hasta las peores novelas tienen un epílogo. Así que no podía faltar en nuestro pequeño culebrón...


Ahora que dejamos atrás todo un año de experiencias, que se entremezclan los recuerdos con lo que nos espera, quería reunir en esta última entrada del blog algunas reflexiones sobre lo que ha representado la misión para mi familia.


Ante todo debo darle gracias a Dios por este tiempo. Ha sido sin duda un tiempo duro, muy difícil. Muchos pensarán que ir de misión por Europa no tiene sentido ni mérito. Pero no es verdad. Europa necesita testigos. Personas que hayan descubierto el amor de Dios en sus vidas y no tengan miedo de decirlo. Y que no teman perder un poquito de sus vidas para darla por otros. Hay quien piensa que el que lo deja todo para anunciar a Cristo o es un héroe o un tarado. Quizá tengan razón... en ambas cosas. Pero, como bien decimos los locos, yo no estoy loco... ni tampoco soy Superman. Hoy leía en un correo unas palabras que se atribuyen a Einstein y vienen muy bien al caso: "Dios nos hizo perfectos y no escoge a los capacitados, sino que capacita a los escogidos". Lo único que se necesita es un poco de fe para confiar en quien llama, para creer que quien escoge tiene poder para sostenerte, para ayudarte, para darte lo que necesites.

Nosotros somos testigos de que así es: durante este año no sólo nos ha dado lo que necesitábamos para vivir, sino que nos ha mantenido fuertes incluso en los momentos de prueba más fuerte.

Si hay algo que me llevo de este tiempo es ver cómo el Señor me ha ayudado a ser humilde. Os aseguro que para alguien tan soberbio como yo no es plato de gusto estar siempre con la cara de Forrest Gump. Desde que llegué siempre he dicho que aquí el misionero es ciego, mudo, sordo y un poco tonto. Porque no sabes hablar, ni entender ni moverte sin ayuda. En la misión realmente eres tú y el Señor. Él es el único que está siempre ahí, el único con el que puedes hablar, te entiende, te ayuda y te guía.

El Señor nos ha regalado muchas ocasiones para conocer lo que hay en nuestros corazones, para ver nuestra debilidad.

Pero sobre todo nos ha concedido crecer como familia. Ninguno sabemos qué nos deparará el futuro. Pero de lo que estoy convencido es de que este año quedará sellado en nuestro corazón. Nunca olvidaremos lo que hemos vivido aquí. Ahora sabemos que se puede vivir de una forma diferente a como dice la razón, que los milagros existen... que Dios existe.
Hemos visto cosas portentosas, como las lágrimas de Miriam suspirando por la intercesión de la Virgen para que el Señor le concediera una amiguita. También hemos experimentado cómo el Señor nos ayudaba en nuestro sufrimiento por la injusticia y cómo nos concedía paz en medio de la persecución.

Mañana tomamos el avión de vuelta. Y nos llevamos con nosotros miles de recuerdos. Pero dejamos cachitos de corazón con tantas y tan buenas personas que hemos conocido. Algunas en la Iglesia, otras no. Algunas católicas, otras no. Curiosamente, las que más nos han ayudado en este último tiempo no tenían nada que ver con la misión. Y es que Dios siempre sorprende. Es capaz de hacer una historia insólita, de mover los corazones de los que nos rodean, de hacer posible lo imposible...

Nos vamos apenados por dejar atrás tanto, porque vivir en misión es vivir en gracia. Pero sabemos que la misión continúa. De momento, en Alcorcón. Quizá algún día en otro sitio. Quizá algún día empiece un nuevo blog, un nuevo "mission: xxxx".
Hoy toca decir hasta siempre. O mejor dicho, hasta pronto, porque muchos nos veremos en los próximos días.
Pero a todos los que habéis estado ahí desde todos los rincones del mundo (aún estoy sorprendido por la difusión que ha tenido el blog; y si no, echad un vistazo al contador que añadí a la página: http://webstats.motigo.com/s?tab=1&link=1&id=4569606&last=more), pues eso, que a todos vosotros, muchas gracias por haber estado siempre ahí. Espero que este blog os haya ayudado un poquito. Que nuestras experiencias os hayan servido para ver el infinito amor de Dios, cómo ha actuado en la historia de una familia concreta. Gracias por vuestras oraciones y vuestro apoyo. Y aunque la mission:Germany se acaba, empieza la mission:Alcorcón, que también necesita de vuestras oraciones.

Un abrazo.

FIN

lunes, 6 de julio de 2009

El principio del fin

No corren buenos tiempos para la misión. El otro día nos decían de unos hermanos en misión en Sudamérica que parece que se vuelven a casa; y ayer nos lo confirmaban ellos mismos.

Y nuestra misión aquí toca también a su fin. Sí, como suena. Día tras día los acontecimientos nos lo han ido confirmando. Y no hemos visto signos de que pudiera ser de otra forma. No es que el Señor no haya podido cambiar el devenir de los acontecimientos. Él puede, en un instante, hacer posible lo imposible. Nosotros lo hemos visto, somos testigos. Pero en este caso creo que es el Señor mismo el que nos lleva de vuelta. Nuestra "próxima misión" será en casa. Y es que la misión no es un lugar, sino una vocación. Como decía San Pablo, "no viviendo ya más para sí".

Sólo Dios sabe por qué nos sacó con tanta premura de España y por qué nos devuelve ahora. Pero lo que tenemos claro es que nos ha regalado un año sin igual a la familia. Cuando se habla de familia en misión es porque la misión en primer lugar ayuda a la propia familia. Ha sido sin duda un año de gracia que no nos ha dejado indiferente a ninguno. No creo que lo olvidemos fácilmente, puesto que ha dejado una huella profunda. Hemos aprendido a vivir sostenidos por el Señor. Por el Señor y por las oraciones de tantos que habéis estado al otro lado del hilo. Os agradezco de todo corazón que hayáis estado ahí, alentándonos en todo momento.

Ahora se abre un tiempo duro y difícil. Debemos retomar nuestra vida donde la dejamos hace un año. Pero estoy convencido de que el Señor nos va a ayudar. Dificultades no nos faltarán. ¿Pero qué sería la vida de un cristiano sin dificultades y sin aventuras? No tendríamos forma de agarrarnos fuerte a la cruz, a la oración, a Cristo.

¡Así que allá vamos, España! Nos vemos pronto.

Por cierto, no quiero dejar pasar la oportunidad de saludar a una de las grandes fans de este blog, a Mari Carmen, a la que el Señor dio una misión mucho más difícil que la nuestra: cuidar y sacar adelante sola a sus siete hijos. Su testimonio nos ha mantenido fuertes en la misión.
Desde aquí, un beso muy fuerte. Nos vemos pronto para tomar esa cerveza FRÍA que nos prometiste...