domingo, 28 de junio de 2009

Mi alimento es hacer Su voluntad


Aquí estoy de nuevo. He pensado: seguro que a alguien le alegro un poco el lunes por la mañana leyendo algo que no sean cosas de trabajo o el Marca...

Tampoco tengo cosas especialmente divertidas. Como siempre, hay noticias buenas y no tan buenas. Eso sí, no como en los telediarios, que son todas deprimentes.

Para mí la mejor noticia es que cada vez entiendo y hablo más alemán. Eso no quiere decir que pueda entablar grandes conversaciones, claro. Mi vocabulario sigue siendo muy cortito. Pero si el que tengo enfrente tiene paciencia, ganas de que le entienda y no habla dialecto, normalmente me entero y puedo contestar.
El otro día salimos por las casas, dando razón de nuestra fe, y me lancé a dar mi experiencia en alemán. ¡Cómo sudé! Con la primera señora no tuve mucho éxito; ni siquiera me enteré de que me había dicho que no tenía tiempo y que me iba a cerrar en las narices (me lo tuvo que soplar mi compañero de fatigas). La segunda mujer era protestante. Me escuchó pacientemente. Pero no tenía muy claro a qué veníamos, si queríamos dinero o qué. Cuando le dije que sólo queríamos traerle la buena noticia del amor de Cristo, se relajó y me dejó balbucear un rato. Repito: sudé como un cochino...

Con el trabajo sigo igual, es decir, buscando. No es fácil, nada fácil, sin tener cierto dominio del idioma. A través de la oficina de empleo estoy yendo a una consultora que me están ayudando a poner en forma el currículum, la carta de presentación, etc. Aquí todo tiene su formato, su estilo. Con la oficina de empleo me ayudó mi vecino. La verdad es que el muchacho se ha portado fenomenal. Nos entendemos en inglés (su alemán es sencillamente indescifrable, porque es dialecto cerrado). Así que él me sirvió de intérprete en mi primera visita, me ha ayudado a rellenar mil papelotes, ha telefoneado por mí... Vamos, que un ángel.

En cuanto a la pequeña "crisis" que comentaba en la última entrada del blog, seguimos igual, con muchos altibajos. Son muchas las causas de esta crisis. A los temas que ya vienen de antes, temas económicos como el no tener trabajo, lo cara que es la vida aquí..., se nos ha añadido que no les dejan repetir a los mayores en el insituto. En principio no había problema para que repitieran curso, pero hace unas semanas nos pegaron el estacazo diciéndonos que no era posible. Así que estamos viendo si es posible que les puedan aceptar en otro instituto de nivel algo inferior. El martes tenemos una entrevista con el director para que le demuestren que entienden y saben hablar. Así que, por favor, si os acordáis, incluidnos ese día en vuestras oraciones de una forma especial.
Pero la cuestión ya no es el tema económico, o el colegio, o que tengan o no amigos, o... El motivo para que estemos en lucha estos días es porque no tenemos claro (al menos yo) si todo esto son pruebas que el Señor nos va poniendo para ver lo que hay en nuestro corazón (nuestra fe, en una palabra) o si son señales que nos va poniendo el Señor para decirnos que la misión ha terminado. Y os puedo asegurar que es una lucha sin cuartel. Porque en nuestro corazón está hacer la voluntad de Dios. Y queremos hacerla donde sea: aquí o en España. Es decir, que no se trata de emperrarnos en permanecer aquí o empeñarnos en volver. Como me decía el otro día un hermano, el Señor habla muy claro. Pues bien, en eso estamos, esperando a que el Señor hable. Decía el responsable de la evangelización en este país cuando le contaba todo esto: "vamos a esperar; lo que pase es palabra de Dios". Esa paciencia es la que neceistamos. Y fe. Fe para creernos que lo que el Señor tenga preparado para nosotros será con mucho lo mejor. Fe en que Él va a allanar los caminos para que podamos hacer su voluntad. Lo más importante es que aquí o allí, estemos de misión. Eso quiere decir vivir el hoy con alegría, como un regalo, sostenidos material y espiritualmente por el Señor, vivir libres de ataduras, de miedos, de afectos, de esclavitudes que no nos dejen decirle .

Una vez más, por favor rezad por nosotros. Lo necesitamos.

Por cierto, cuelgo una foto de Juan, que el otro día participó con el coro del insituto en un concierto. Nos dejó alucinados porque tenía un solo y no nos había dicho nada más que "sí, en una canto y los demás me siguen". Por la foto se puede ver que el coro está un poco flojo en alguna de las cuerdas...

martes, 16 de junio de 2009

Año de gracia

Siento tener el blog un poco abandonado. Le he tenido que quitar las telarañas...

Le comentaba ahora a mi hermano que estamos atravesando una situación un poco complicada. Y que cuando estoy en medio de esas pequeñas "crisis", como que no tengo mucho ánimo para ponerme delante del ordenador.



Lo malo de estas pequeñas "crisis" es que siempre empiezan como un terremoto, que te dejan devastado. A mí al menos me ocurre. Gracias a Dios, me ha enseñado a tener un poco de paciencia, a enfriar la cabeza y no echar a correr demasiado pronto.


Lo importante, lo fundamental es no dejarse abatir y buscar la palabra de Dios detrás de cada acontecimiento. Si miras sólo en el plano horizontal, lo que hacen y dicen los hombres, lo mal o lo bien que se portan contigo, lo justos o injustos que son... al final terminas atrapado en una espiral de juicios y odio que no conducen a nada. Sólo a destruirte.
Si hay algo que me ha ayudado este tiempo de misión es a ver que Dios está detrás de todos los acontecimientos, permitiéndolos o haciéndolos posibles. Que todo lo que ocurre en nuestra vida tiene un sentido. Que todo es para nuestra salvación. Ni más ni menos. Se puede decir más alto, pero más claro...
Muchas veces esos acontecimientos no nos gustan. Pero, ¿a qué niño le gusta que le curen una herida? ¿Quién es el guapo que le encuentra sentido a la pérdida de un ser querido? ¿Quién entiende que un cáncer es para su salvación (y para los que le rodean)? Si vemos a Dios en esos acontecimientos, lo más fácil es que sencillamente le echemos la culpa.


Me diréis que qué fácil es hablar cuando no se ha pasado por una situación de esas que te rompen el alma, que te hacen dudar de todo. Es cierto. Como decía alguien un poco más listo que yo, "sólo sé que no sé nada". Pero a pesar de eso tengo la seguridad de que Dios ha hecho maravillas incluso a través de acontecimientos que no me han gustado, que me han hecho sufrir, que no entendía, que me superaban. Pero en el transcurso del tiempo he visto, como dice el Géneis, que "todo era muy bueno". Y que todas esas situaciones me han conducido a lo que hoy soy y a donde hoy estoy.




Por cierto, hoy estoy de aniversario. Y es que hace poco más de un año que empecé este blog. Así que para celebrarlo voy a poner un extracto de mi primera publicación. Decía por entonces algo como esto:
"He recibido tanto, tantísimo del Señor que sólo me sale agradecimiento hacia Él. Como dice el salmista "¿cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la bendición". Eso es lo que quiero, alabarle, bendecirle, darle gracias siempre y en todo lugar. Pero, ¿como hacerlo si mi vida y mi corazón están ocupados por muchos diosecillos (el dinero, el trabajo) que me tienen esclavizado? ¿Qué podría ofrecerle al Señor, si todo me lo ha dado Él? Dice "no quiero sacrificios ni oblaciones... un corazón quebrantado y humillado yo no lo desprecio". Pues bien, eso es lo que puedo ofrecerle hoy: mi corazón, mi vida, mi familia. Es lo único que tengo. Lo más valioso. Él me lo ha dado, a Él se lo ofrezco."

El resumen de este año es que ha sido un año de gracia, un año de salvación.


Otro día más. Quiero contaros cómo evoluciona mi búsqueda de trabajo en estas tierras. Y más anécdotas, que por aquí siempre hay unas pocas.



Rezad por nosotros, por favor. Lo necesitamos.

lunes, 1 de junio de 2009

Los frutos del Espíritu

Cosas que parecen impensables en España hoy día, aquí son posibles. Un ejemplo: hoy ha sido día de fiesta. Ayer fue Pentecostés, y se celebra durante dos días (domingo y lunes). Otro ejemplo: las iglesias tocan las campanas durante largo rato (a veces más de un cuarto de hora) para llamar a misa, a vísperas o incluso en el momento de la consagración, dentro de la eucaristía. Son cosas que aún me resultan tremendamente llamativas, viniendo de donde venimos. Todos conocemos la "persecución" (aún se puede poner entre comillas) social, mediática y política que sufre nuestra Iglesia. Yo no sé cuánta gente comparte en Alemania la fe de la Iglesia Católica. Pero lo que veo al menos es un gran respeto por las costumbres, las tradiciones, la cultura, la religión y las raíces de esta sociedad. Por desgracia todo eso lo hemos perdido en nuestra patria y viajamos a la deriva zarandeados por toda clase de doctrinas y supuestos modernismos que no han hecho sino debilitar los fundamentos de la sociedad.

Pero no quiero entrar en debates políticos que no llevan a nada. La verdad es Cristo y Cristo resucitado. Lo demás son pamplinas, engañifas que desorientan al hombre y le alejan de lo que realmente importa.

Y lo importante de estos días no son las próximas elecciones. Lo fundamental es lo que hemos celebrado y vivido durante este tiempo pascual y que coronamos ayer con la fiesta de Pentecostés. Para mí personalmente ha sido un tiempo de gracia. El Señor nos ha regalado un tiempo de alegría y de paz, de descansar, de volver a confiar en Él.

Se leía en el evangelio del domingo "paz a vosotros". Pues eso es lo que el Señor nos ha concedido. Como a los apóstoles, el demonio se ha empeñado en meternos miedo (al futuro, a las incertidumbres, a las inseguridades) para que no llevemos a cabo nuestra misión. Pero en medio de nuestra debilidad Cristo se ha mostrado fuerte y nos ha invitado a seguir, a perseverar, a mirarle sólo a Él. Sólo Él ha vencido a la muerte y al pecado. Sólo Él es todopoderoso. ¿Por qué preocuparse? ¿A quién o a qué temeré? Si Él da de comer cada día a las aves del cielo y viste a los lirios del campo mejor que a los reyes, ¿cómo no va a proveer para nosotros, hombres de poca fe?

Al hilo de esto, decía el Santo Padre tras la oración del Regina Caeli de este domingo de Pentecostés:

"El Espíritu Santo, que con el Padre y el Hijo creó el universo, que guió la historia del pueblo de Israel y habló por medio de los profetas, que en la plenitud de los tiempos cooperó en nuestra redención, en Pentecostés bajó sobre la Iglesia naciente y la hizo misionera, enviándola a anunciar a todos los pueblos la victoria del amor divino sobre el pecado y sobre la muerte.

El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia. ¿Sin Él a qué quedaría reducida? Sería ciertamente un gran movimiento histórico, una compleja y sólida institución social, quizá una especie de agencia humanitaria. Y, en realidad, así la consideran quienes la ven fuera de una perspectiva de fe. Sin embargo, en su verdadera naturaleza y también en su más auténtica presencia histórica, la Iglesia es incesantemente modelada y guiada por el Espíritu de su Señor. Es un cuerpo vivo, cuya vitalidad es precisamente fruto del invisible Espíritu divino."

Pero frente a la precariedad y a vivir confiando en la Providencia, la sociedad nos mete por todos los sentidos que lo que importa es tener. Y si no tienes, al menos parecer que tienes.
Este sábado estuvimos con la prima de Esther en un pueblecito cerca de aquí, en una exposición de Mustangs y Ferraris. Sencillamente impresionante. Y no lo digo sólo por los coches (que lo eran, claro está) o porque allí pareciera que la crisis económica es algo inventado. Lo realmente impresionante es ver lo engañado que está el hombre, que pone su felicidad en las cosas, que sólo aspira a ser admirado, envidiado, amado. Se apenaba San Agustín cuando confesaba que en su pasado miraba a la creatura en lugar del creador, que buscaba la belleza en las criaturas en lugar de buscar al hacedor de la belleza. Eso mismo nos pasa a todos, en mayor o menor medida. Y estamos, muchas veces sin darnos cuenta, esclavos del ser, del tener, del parecer.

Afortunadamente tenemos a alguien que puede romper esas cadenas. ¿El secreto para que nos ayude? Pedírselo. La oración dice que mueve montañas. Yo no he visto moverse ninguna (debe ser por mi poquita fe...), pero lo que tengo claro es que la oración es capaz de enternecer a Dios, de mover su corazón para que nos ayude.
A mí me ayudó. Y fruto de esa ayuda es que hoy estamos aquí en Alemania. Y contentos, que no es poco.
No dejéis vosotros de rezar por nosotros, por favor. Conocemos bien nuestra debilidad.