domingo, 24 de mayo de 2009

Recuerdos


Decía el Papa el otro día, en su viaje a Tierra Santa:
"En el plan de Dios para la familia, el amor del marido y la mujer produce el fruto de nuevas vidas, y encuentra su expresión cotidiana en los esfuerzos amorosos de los padres para asegurar una formación integral humana y espiritual para sus hijos."

Y los hijos notan sin duda esos esfuerzos que hacemos los padres. Yo no sé qué recordarán de mí mis hijos cuando ya no esté por aquí. Pero espero que al menos les quede impresa en la memoria mi ilusión para que conocieran y vivieran en primera persona el Evangelio, la mejor noticia para el hombre de todos los tiempos. Y que se acuerden, al verse entre tantos hermanos (al menos para los estándares modernos), que sus papás estaban abiertos al plan de Dios.
Cualquier esfuerzo es poco si a ellos les quedan estas cosas en la memoria.

Pero los papás hacemos muchas más cosas, que desde luego no pasarán a los anales de la historia, pero que a nosotros se nos quedan muuuuy grabadas. Como la reunión del cole de José a la que fuimos Esther y yo esta semana. Llevamos aquí casi un año, pero sigue siendo como estar en un asentamiento alienígena. ¡Caramba, cómo es posible que la gente hable tan raro!? Al menos íbamos los dos y nos pudimos reir un poco (por no llorar, claro...).
Y eso que estaba muy satisfecho porque esa misma mañana y la del día anterior me había citado con las profesoras de José y Miriam para hablar sobre ellos, sobre cómo les ven. ¡Y les había entendido!

Pero bueno, lo de mi alemán no es demasiado importante. Al menos al lado de las buenas noticias que me dieron sobre los niños. La profesora de Miriam me habló de ella como si fuera su propia madre: la puso por las nubes. La de José también me habló estupendamente de él; aunque le falta una cosa: hablar. No hay quien le suelte la lengua. Su timidez no le deja. Pero no le culpo; yo sé de otros que era igual de pequeñito... Así que sólo es cuestión de dejarle tranquilo, que coja confianza, que se sienta seguro y ya nos sorprenderá a todos el día menos pensado. De momento, sólo habla alemán en la intimidad...

Hoy estoy un poquito espeso. Serán las horas. Además he estado toda la mañana pintando la casa del cura de la misión y estoy un pelín cansado. Uno ya no está para muchos trotes. Mañana nos espera una misa con el obispo en nuestra parroquia, que hay confirmaciones, y luego nos invita a comer una familia de la parroquia. Día completo.

Rezad por la misión, por favor.

martes, 19 de mayo de 2009

Con la boca de los niños de pecho

Iba a escribir sobre cosas un poco banales, del día a día. Pero entonces he visto una presentación que me han mandado y que de verdad me ha encogido el corazón. Ha hecho que se me saltaran las lágrimas. Es una pena que no se puedan añadir presentaciones al blog. Ésta merecía la pena.

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Ante estas atrocidades a las que puede llegar el hombre, te quedan dos alternativas: dejarte arrastrar por la ira contra los que promueven, aceptan, facilitan, realizan, colaboran, consienten o buscan el aborto; o lo pasas a la fe. ¿Y qué es eso de pasarlo a la fe? Pues sencillamente ver que detrás de la persona, de su carne (que como decía San Pablo, es débil y muchas veces hace lo que no quiere), hay un espíritu que bien busca la verdad y a Dios, o bien vive aturdido por los dardos envenenados del demonio y se deja llevar por sus engaños.


La lucha es a vida a muerte. El gran problema de nuestra sociedad es que piensan que no hay tal combate. Siempre he pensado que la gran victoria del demonio en nuestro tiempo es haber desaparecido, conseguir que la gente piense que no existe. De un plumazo ha hecho que para la mayoría de la gente no exista la trascendencia: ni Dios, ni los ángeles, ni el demonio, ni la vida eterna ni nada del mundo espiritual. Tan sólo lo que se ve y se oye; lo que se puede tocar, evaluar y demostrar. Ante esta perspectiva, ¿cómo no entrar en desesperación cuando lo único que tienes, tu vida chata, se tuerce, va mal? ¿Cómo no vas a cometer atrocidades o aberraciones si la vida como tal pierde su sentido?
Hoy me contaba el sacerdote de la misión que iba a celebrar un funeral por una muchacha de 27 años que se había suicidado. Pero la semana pasada lo celebraba por un niño de 15 años. Demoledor.
El hombre se ha convertido en un lobo para el hombre. Incluso para sí mismo.


Pero ante esta sociedad que parece abocada a un futuro pesimista, lóbrego y oscuro, los cristianos tenemos una luz que puede realmente iluminar las tinieblas del mundo. Esa luz es Jesucristo. En las fotos y dibujos de arriba quería de laguna forma significar esto. El sufrimiento de nuestra existencia, de lo que vemos en la sociedad, tiene un sentido. Cristo ha tomado todo ese sufrimiento, todos nuestros pecados y ha sufrido por nosotros el castigo que merecían. Él ya ha pagado. Nuestra labor es presentarle a Él ese sufrimiento de tantas personas que nos rodean y que están sumidas en el desánimo, el sinsentido, la depresión, el cansancio existencial. Nuestra oración es un tesoro. Aprovechémoslo.

Nuestra misión ante tantas personas sin esperanza es presentarles un modo de vida que les anime a vivir, donde puedan descubrir que hay alguien que les ama tiernamente. Que les ama tanto que ha sido capaz, por amor, de derramar hasta la última gota de su preciosa sangre. No sé quién decía que con una sola gota de Cristo hubiera bastado. Pero no, Él quiso donarse por completo. Así nos quiere. Así no invita a quererle: con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra mente, con toda nuestra alma, con todo nuestro corazón.

 

Bien, al final creo que me he pasado un poquito de místico, ¿verdad? Prometo que otro día escribiré algo un poco más divertido, con anécdotas y esas cosas.

Rezad por nosotros, por favor, no os olvidéis.

jueves, 14 de mayo de 2009

Como un niño pequeño en brazos de su madre


En el oficio de lectura de este pasado miércoles se leía la carta a Diogneto.
Hablaba de los cristianos en el mundo. Y entre otras cosas decía:
"Los cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que viven, ni por su lenguaje, ni por su modo de vida. [...] Viven en ciudades griegas y bárbaras, según les cupo en suerte, siguen las costumbres de los habitantes del país, tanto en el vestir como en todo su estilo de vida y, sin embargo, dan muestra de un tenor de vida admirable y, a juicio de todos, increíble. Habitan en su propia patria ,pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña. Igual que todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que conciben. Tienen la mesa en común, pero no el lecho. Viven en la carne, pero no según la carne. Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el cielo.
[...]
Tan importante es el puesto que Dios les ha asignado, del que no les es lícito desertar."
Me sorprendía esta última frase. El resto lo estamos empezando a vivir. Pero la última frase me llamaba especialmente la atención, porque habla de la misión que tiene el cristiano, que todos tenemos, y que el Señor mismo nos ha confiado. Una misión de tal importancia que no nos toca a nosotros decidir cuándo empieza o cuándo acaba. El soldado que va a la guerra no decide cuándo acaba la guerra.
Hablaba en mi última entrada de que estábamos en un tiempo de intensa lucha. Lucha contra el demonio, qué duda cabe, que nos ha estado pintando de negro el futuro y metiéndonos miedo a través del dinero, el trabajo... las seguridades, en definitiva. En esa lucha estábamos al borde de la derrota, puesto que nos plateábamos muy en serio abandonar la misión por las dificultades, por la incertidumbre frente al futuro, por los sufrimientos.
Pero es cierto que la misión no es nuestra. Es mucho más grande que nosotros, mucho más importante. Por supuesto somos libres para decir en cualquier momento "hasta aquí hemos llegado". Pero creo que por encima de nuestros miedos y pesares, debe estar la fe y la confianza en el Padre bueno. Abandonarse en la Providencia no es un ejercicio sencillo. Pero como todo ejercicio, cuanto más lo practicas, más fácil sale. A nosotros el Señor nos concedió hace un año poder dar un salto en la fe (algo así como lo que hacen los trapecistas, que esperan que al otro lado del vacío haya unas manos que le agarren con fuerza y no le suelten). El Señor estuvo allí, al otro lado, actuando a través de nuestra débil fe.
Todo este tiempo ha sido fiel, se ha mostrado fuerte y potente. Ha provisto hasta ahora. ¿Por qué he de temer? ¿a quién temeré?, canta el salmista. Si Dios está conmigo, ¿quién contra mí?
La lucha está ahí, porque el demonio -que existe- está empeñado en hacer naufragar la misión. Quiere que nos vayamos. Que todo sea un fracaso. Una aventura. Una pesadilla.
Pero es cierto que el Señor provee. Unas veces, a través de cosas tangibles, como el dinero que me concedió al salir de Ericsson. Otras veces, mediante palabras. Este fin de semana pasado hemos estado de convivencia. No sabíamos de qué iba. Pero ciertamente el Señor nos sorprendió, cuando nos encontramos con unas catequesis que parecían hechas a la medida de la situación que estábamos atravesando (por culpa del dinero, por la tentación de buscar seguridades, por olvidar la historia que Dios ha hecho con nosotros...).
El Señor nos ha devuelto la paz. Es cierto que actúa. Nos lo ha demostrado una vez más.
Es nuestro padre. Nos ama tiernamente. Y desea que nos acojamos a su gracia, a su Providencia. Que nos dejemos cuidar y querer "como un niño pequeño en brazos de su madre", sabiendo que estamos en las mejores manos.
Para terminar, quería agradecer de corazón a mi hermana estos días que ha participado en la misión. Ha estado cuidando de nuestros hijos para que nosotros pudiéramos recibir esa palabra que tanto nos ha ayudado.
La evangelización no es cosa de unos pocos locos que lo dejan todo y se piran a hacer las américas. Detrás de esos "locos" hay una comunidad, un pueblo. Esa pueblo es también parte de la misión, es también evangelizador. Volviendo al símil de la guerra, un par de soldados solos en el frente no pueden combatir contra el ejército enemigo. Necesitan de todo un ejército detrás que les proteja, les arrope, les aliente, les acompañe, les alimente, les consuele, les tenga informados, les vende las heridas...
Como me escribía mi hermano Jesús, un gran sabio de nuestro tiempo:
"el Señor os ha traido hasta la Galilea de los Gentiles, una tierra en la que ya no existe la fe, ni la esperanza ni la alegría de la salvación. Alemania es tierra de misión para que se vea su acción y su potencia, es el medio que Dios ha dispuesto para darle gloria. Esta misión tan concreta ha sido prevista por el Padre desde toda la eternidad para esta comunidad de hermanos pobres y pecadores, siervos inútiles, vasos de barro; pero pese a todo, fuertes en Cristo, con un mismo espíritu, en comunión de bienes y de oración, para su conversión. La comunidad entera está en misión para que el alejado, el pobre de verdad, el que vive sin esperanza y en la muerte más profunda, viendo vuestras buenas obras, se convierta y crea y así se salve."
No dejéis de rezar por nosotros. Que la paz de Cristo resucitado inunde vuestros corazones.