miércoles, 25 de marzo de 2009

¿Humildes o perdedores?

El otro día caía en la cuenta de algo que sé, pero que me es difícil de asumir. Y es que estamos llamados a ser los últimos entre los últimos. Suena bonito, incluso romántico. Pero es algo que, si el Señor no te concede la humildad necesaria para ello, es imposible de aceptar. Porque lo que te sale es rebelarte. Queremos que se nos considere, que se nos tome en cuenta, que se nos entienda, que se nos respete, que nos quieran, que se nos valore justamente, que se vitoree lo que hacemos bien, que se perdone lo que no hacemos tan bien. En definitiva, queremos ser.
Yo creo que tengo un ego tan grande que a duras penas cabe dentro de mí. Por eso me debe salir tan fácilmente...

Alguien me decía que lo mejor para el cristiano es la humillación. No se trata sólo de no esquivarla, sino de buscarla. Parece una memez, ¿verdad? ¿En qué mente cabe pensar que es bueno que te humillen? Pues en la mente de Dios para empezar. Porque Él sabe qué es lo que necesitamos para nuestra salvación. Y cuando nada funciona, cuando no nos dejamos, cuando el demonio nos tiene tan pillados que no vemos la acción de Dios y vamos derechos al abismo, el Señor tiene que ir un poco más allá. Por amor. Y nos manda acontecimientos que nos humillan. Cosas que nos ayudan a ver qué hay en nuestro corazón, a quién servimos. Y nos llama a cambiar, a la conversión.

Eso es lo que hemos experimentado esta Cuaresma. Los hechos y las personas por las que viene la humillación dan igual. Es la mano amorosa del Señor la que está detrás. Si no lo ves, estás abocado a caer en el juicio una y mil veces. Gracias a Dios a nosotros nos ha concedido un poquito de luz para ver lo que dice San Pablo, que nuestra lucha no es contra la carne ni la sangre, sino contra los espíritus del mal.
Y aun así el demonio me ataca, una y mil veces, con virulencia. Porque siempre me presenta a las personas y al lado su pecado; para que inmediatamente entre en juicio, para que no tenga misericordia, para que nunca me convierta.

Pero el Señor siempre me da una nueva oportunidad para que me convierta. Mañana tenemos una celebración penitencial. Una oportunidad única para empezar de nuevo, para dejar a un lado el lastre de mi alma, para darle una patada al demonio donde más le duele.
Esperemos que esta vez haya algún sacerdote que hable/entienda español...

Y hablando del idioma, voy a estar más de un mes sin mi curso de alemán. Seguimos esperando a que haya quorum. Y ahora vienen tres semanas de vacaciones. Son las vacaciones de primavera. La buena noticia es que se acabaron los madrugones durante unos cuantos días. Lo malo de tanta espera es que el poco oído que había ganado se va perdiendo. Ayer estaba en el anestesista que va a ayudar a intervenir a Juan para quitarle las cuatro muelas del juicio; pues bien, empezó a hablar y me pareció como estar escuchando a un pastor alemán. ¡Qué pena la mía! Menos mal que había en la consulta una enfermera que hablaba algo de español!!

Ya queda poco para la Pascua. ¡Ánimo! El Señor quiere pasar por nuestra vida, quiere transformarla, quiere tomar nuestros pecados y hacernos hombres nuevos. Es la oportunidad que estábamos esperando. No la dejemos pasar.

Rezad por nosotros. Unidos en la oración.

lunes, 16 de marzo de 2009

La Vida se abre camino

¿Era Gonzalo de Berceo el que decía "Como decíamos ayer..." depués de un año sin ver a sus alumnos? Yo voy a acabar diciendo lo mismo. Y no es que no quiera escribir. Pero es que todo el mundo necesita contar algo a alguien... y sólo hay un ordenador. Tengo que poner números, como en la pescadería.

También es cierto que estoy pasando por un tiempo de bajón y que me cuesta escribir.
Me decía Esther que siempre me quejaba de que se me pasaban inadvertidas las cuaresmas. Pues bien, este año está siendo de lo más movidita (espiritualmente hablando). Y es increible ver cómo el demonio es capaz de sacar petróleo de cualquier resquicio que hay en tu alma. Especialmente cuando en tu corazón albergas un juicio contra alguien. Es suficientemente hábil como para bombardearte por mil sitios para alimentar ese juicio. Y es suficientemente listo para pasar inadvertido mientras te inyecta el veneno de un pensamiento aparentemente inocente, de unas palabras que te llegan sin querer... El remedio parece sencillo: acudir a la confesión. Bien, así lo hice. Sé que contra eso no puede nada. Pero, ah, inocente de mí. Incluso después de confesarme, fue capaz de engañarme para abandonar la gracia y volver a recaer en el mismo juicio.

Y una vez te tiene agarrado, le es sencillo dominarte, llevarte a su terreno. Y es entonces cuando empiezas a verlo todo mal, todo y todos te molestan, todos parecen enemigos, nada es como debería ser. Y sólo piensas en escapar, en huir de tu realidad, en alienarte. Te surge la soberbia, el egoísmo, la ira y las pasiones; y no puedes combatir, porque además te convence de que no merece la pena rezar, ni acudir a los sacramentos, ni nada de nada. Te quedas solo ante el peligro. Y si la misericordia de Dios no te sacara de ahí por puro amor por ti, porque te ha escogido como a una perla preciosa y porque quiere hacer contigo una historia maravillosa, caerías al pozo más profundo de desesperación y soledad.

Pues esto que parece poesía es tan cierto como que estamos en marzo. Yo he estado cerca de ese pozo. Porque además me apartó de mi mayor apoyo, de Esther, por una discusión que empezó siendo nada pero que acabó en una auténtica guerra civil.

Si hay algo que este tiempo de misión nos está ayudando como familia, es a descubrirse cómo es cada uno y cómo son los demás. Están saliendo a la luz rencores, temores, sufrimientos y heridas de las que jamás habíamos hablado, pero que estaban ahí, en lo más profundo de nuestros corazones y del corazón de nuestros hijos. Eso es lo que estamos viendo en nuestro matrimonio. Y ciertamente nos está ayudando a madurar en él. Porque lo que se pone al aire puede ser curado, aunque escueza. Como decía mi tío Pepe cuando me echaba un escupitajo en una herida, si escuece es que está curando. Y las situaciones que han provocado que hayamos llegado a sincerarnos unos con otros, se han producido porque el Señor nos ha traído aquí. Como alguien me decía, para hacer de nosotros una familia nueva.

Si alguien está preocupado por saber cómo estamos ahora, le diré que el Señor es grande. Que es capaz de sacar vida de donde no la hay. Este domingo pasado nos salía al azar en los laudes la anunciación del ángel a María; el anuncio de que por amor Dios puede hacer lo imposible, posible. Y eso es lo que ha hecho en nuestro matrimonio, en nuestra familia. Por eso nos ha regalado la reconciliación. Pero como el Señor cuando da, derrocha, nos ha regalado algo mucho más grande: nos ha regalado un nuevo hijo!!!! Sí!! Parece que el Señor sigue confiando en este par de pobres locos. Por eso estamos contentos, realmente felices. Y los niños también. Gracias a Dios ven el milagro de la vida como algo natural, como un regalo. Y desde el principio ya lo han aceptado como uno más de la familia.

No me quiero enrollar mucho más, que mañana tenemos cole. Por cierto, seguro que alguno se ha quedado intrigado sin saber cómo me fue el examen de mi cole de alemán. Pues fue muy bien. Así que ya estoy en el siguiente nivel. Pero como suele ocurrir entre cada dos niveles, nos han dejado unos días de "vacaciones" porque no tienen gente suficiente para continuar. En fin.
Seguimos viendo cómo hacemos para arrancar todos a hablar. Los niños lo necesitan para el colegio. Y los mayores para sobrevivir en esta soledad poblada de aullidos... Dios proveerá.

Y hablando de cómo provee, la verdad es que el Señor no deja de sorprenderme. Llevo un tiempo preocupado con el dinero, que como le ocurre a todo el mundo, se va. Pero en nuestro caso, al no trabajar todavía, es como un poco más preocupante. Pues bien, ahí está mi Padre al quite para darme lo que necesito. Ahora mismo recibía un correo donde me notificaba mi banco que mi nómina ya ha sido ingresada...(??????). ¿Mande? ¿Será un spam? ¿Phishing? (el que no sepa qué es esto que lo mire en la Wikipedia). No hay enlaces que pinchar, no me piden que confirme datos... ¿¡Qué demonios es esto!? Miro en la cuenta y me encuentro un ingreso realizado por Ericsson, la empresa que abandoné hace más de ocho meses!!
Madre... y a veces todavía dudo. ¡Pero qué pena de hijo tienes, Señor! Con la rabia que me da a mí que mis hijos duden de lo que digo. Pero como el Señor afortunadamente no es como los hombres, no me lo toma en cuenta. Es cierto lo que dice la escritura de que el Señor cuida de sus hijos, que sustenta al huérfano y a la viuda, que da a su tiempo lo que necesitamos. Pero tantas veces nos falta la fe para creerlo. Señor, somos tan débiles, tan necios para creer al demonio y no a ti. Pero tú tampoco nos lo tomas en cuenta. Nos levantas, nos enjugas las lágrimas y nos invitas a seguirte, a quererte con toda nuestra mente, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas. Como tú ya lo has hecho antes con nosotros.
Cuelgo una foto del cumple de Esther. Tres años nada menos. Qué alegría verlos crecer.


No dejéis de rezar por nosotros, por favor. Nuestra misión depende de vosotros. Ninguna oración es en vano.

jueves, 5 de marzo de 2009

Anecdotario

Voy a empezar con una pequeña anécdota que me hizo mucha gracia el otro día. Resulta que en un momento de la tarde les dio a mis peques por hacerme un masaje en la espalda. Como es algo a lo que no me puedo negar (ni creo que nadie pueda), me tumbé boca abajo en el sillón y les dejé que se divirtieran un rato. En esto José me dijo: "papá, tienes la espalda como la masa". ¡Vaya! -me dije - y eso que apenas hago ejercicio. Pero debe ser que estoy cachas y que sólo me falta el color verde y unos pantalones 3 tallas por debajo para parecerme a Hulk. Cuando estaba disfrutando de la música celestial, me espetó: "sí, sí, pareces la masa... con la que hacemos el pan". Fin de los violines. En fin. Ante tanta sinceridad me he propuesto salir otra vez a correr... pero en cuanto haga un poquito de sol y calor.

Hoy voy a ser muy breve, porque mañana tengo examen de alemán. Es una prueba de unas 3 horas, con partes de comprensión oral y escrita, una parte escrita y una última de expresión oral. No es moco de pavo. Porque además, si no lo paso, tengo que repetir este nivel. Así que más me vale estar medianamente descansado.

Sólo contar otra pequeña anécdota, para que veáis cómo estamos por aquí con el tema del idioma, lo indefensos y desvalidos que nos encontramos.
Ayer tuvimos una celebración penitencial (qué falta me hacía, la verdad). Normalmente suele haber varios presbíteros que hablan español. Entre ellos el sacerdote de la misión, que es venezolano. Pues bien, ayer no estaba. Ni él ni nadie que hablara o entendiera ni jota de español. Los cuatro españolitos que aún no tenemos el don de lenguas nos miramos con cara de horror. Porque evidentemente no es una situación como para llevar intérprete. Vale que el sacerdote representa a Jesucristo mismo; pero y el intérpete ¿quién es? ¿Juan el Bautista?

Así que acto seguido nos ves sacando el diccionario y una libreta para llevar anotados los pecados (traducidos al alemán, claro). Era una situación de lo más cómica. Parecía que íbamos al carnicero con la lista de la compra. Esther fue la primera en ir a confesar. Y resulta que le salta el sacerdote que no importa, que le hable en inglés. ¡Vaya, pero si los tengo escritos en alemán, no en inglés! Así que se entendieron en deutschpichinglish. Yo, que soy un poco más vergonzoso para aquello de hacer el ridi, me aprendí corriendo unas cuantas palabras de memoria para el momento (no es tan difícil, que ya las hemos oído unas cuantas veces). No sé a ciencia cierta si me entendió o no, pero al menos lo aparentó. De la penitencia no me enteré muy bien. Pero como decía la otra hermana: "no me he enterado de nada de lo que me ha dicho, pero por si acaso voy a rezar un Padrenuestro, que siempre viene bien".
Esta es nuestra realidad.

Sólo un apunte más. Hoy he visto que la Conferencia Episcopal Española publicó el pasado noviembre una instrucción sobre la misión ad gentes en España. Según ella, la "misión" englobaría tanto el concepto tradicional de misión a territorios lejanos como la "nueva evangelización" en Occidente que han pedido los últimos Papas. Y como dice en otro lugar: "
la nueva evangelización se refiere a los grupos enteros de bautizados que han perdido el sentido vivo de la fe o que no se reconocen ya como miembros de la Iglesia". No me lo he leído aún en profundidad, pero parece interesante. Si la queréis ver entera la podéis descargar desde:
http://www.conferenciaepiscopal.es/documentos/Conferencia/ActualidadMisionAdGentes.pdf

Que Dios os bendiga. Feliz viernes de Cuaresma.

domingo, 1 de marzo de 2009

Tiempo... mi tesooorooo

Diréis que cada día estoy más vago para escribir, ¿verdad? Pues no es cierto, no. Lo que ocurre es que cada día parece que hay menos horas y más cosas que hacer. Esta semana se me han pasado mañanas enteras entre médicos, dentistas, papeles...

Y es que por un lado tenemos a Miriam con pruebas para que le miren qué le pasa en la tripa, que lleva mucho tiempo con molestias. Esta semana le han hecho un par de pruebas para ver si es intolerancia a la lactosa, una bacteria o qué demonios. Seguro que alguno pensará que son los nervios, que se le agarrotan en el estómago por el idioma, etc etc. Bien, para que nadie tenga la tentación de pensar eso, le diré que ya tenía las molestias muuuucho antes de venir aquí. Yo pienso que son gases. Que la niña es muy "fisna" y no le sale lo que tiene que salirle por donde tiene que salirle... Tiempo al tiempo.

Pero ella está muy contenta aquí. En el colegio va muy bien. Ayer le invitó su amiga Selina a su cumpleaños. La primera invitación que recibimos aquí en Alemania. Pero para ella todo es como lo más natural del mundo. Y se lo pasó chupi. No hay nada como la inocencia de un niño. Cuánta falta nos hace a los mayores, que le damos cien vueltas a las cosas y estamos constantemente proyectándonos un futuro inexistente, siempre con miedo. Y cuánto nos hace falta confiar en el Señor, en lo mucho que nos quiere. Si me creyera en lo profundo de mi ser que es mi Padre, y que como tal cuida de nosotros, otro gallo me cantaría. Lo veo en mis hijos: cómo confían en mí, ciegamente. Porque saben que nada malo les puede ocurrir yendo a mi lado, que su papá cuida y vela por ellos. Y ellos viven tranquilos, en paz, sin miedo. Cada vez entiendo más lo que decía Cristo, cuando hablaba de que el que no sea como un niño no puede entrar en el Reino de los Cielos. Estaba pensando... que será divertido estar en el Reino de los Cielos... todo lleno de niños, jeje.

Luego, tengo a mi Esther (la grande) cambiando los dientes. Esta vez está echando los definitivos... pero fuera de la boca ;-) No, en serio. Tenía unas fundas que estaban en peores condiciones que los tacones de la Lola Flores. Así que no ha quedado más remedio que cambiarlas (la alternativa era que se le quedaran clavadas en algún trozo de carne, jeje). Si es que la edad no perdona. Y aunque para algunos no nos pasan los años, para otras los años hacen estragos... Por cierto (y que quede entre nosotros), el sábado es su cumpleaños. Así que si alguien quiere felicitarla y quedar como un señor/señora, ya sabe.

Y desde esta semana tenemos a mi otra Esther (la pequeña) en el Kindergarten. Va más contenta que unas castañuelas. Y es que desde hace meses llevaba esperando este momento. Está a punto de hacer 3 años y ya tenía ganas de ir al cole como sus hermanos. Cualquier día nos vendrá hablando en alemán. Aunque para mí ya lo hace, porque tiene una lengua de trapo...
Pero los niños aprenden a una velocidad vertiginosa. El otro día Miriam nos traducía a Javier (el otro hermano de la misión) y a mí lo que decía la profesora de Esther. ¡Qué humillante, verdad?! Menos mal que uno ya está curado de espanto. Y cualquier ayuda con el idioma es una bedición del cielo. Así que yo le digo: "Miriam, cuando veas a papá con cara de romano, acude en mi ayuda, porfa."

El otro día pensaba: si estuviera ya trabajando (como me dice tanta gente), creo que ya me habrían echado tres veces del curro. Y es que tendría que haber pedido permiso cada dos por tres por causas varias (ya digo, médicos, dentistas, colegios, papeles... y demás cosas que sólo se pueden hacer por las mañanas). Por suerte o por desgracia soy el que habla y entiende un poquito de alemán y me defiendo en inglés. Eso que parece una tontería, es lo que marca la diferencia entre poder hacer algo o nada. Y no subestimo en absoluto la capacidad de Esther para hacerse entender (al contrario, es sorprendente ver cómo es capaz de hacerse entender incluso hablando en español!!). Pero la barrera del idioma es algo que te limita tanto, que te encuentras absolutamente indefenso si no eres capaz de comunicarte mínimamente. En fin, lo que siempre digo, tiempo al tiempo.

Quería contar alguna cosa más. Como que hoy nos ha invitado a comer a toda la familia una viuda de nuestra comunidad. O que hemos salido por las calles a anunciar la Buena Nueva. O que el otro día recibimos una catequesis estupenda sobre la Cuaresma. O en qué estoy intentando ponerme a trabajar. Pero ya las horas que son no es para estar delante del ordenador.

Además, no quería terminar sin pediros que recéis por unos hermanos de nuestra parroquia, Enrique y Belén, que también han salido de misión hace muy poquito. Están en Guatemala. Por lo que nos han contado hoy, él ha tenido un accidente y está en el hospital. No sé si está grave o no. Lo que sé es la dificultad que tiene la situación, por estar en un país extranjero, porque acaban de llegar, porque sólo se tienen el uno al otro, porque tienen muchos niños. Por favor, acordaos de ellos en vuestras oraciones.
Pongo una foto de la familia al completo (al menos de los que estamos por estas tierras). Es del otro día, que fuimos a ver a unas monjitas que están rezando por nuestra misión. Nos daba el sol de frente, así que no salimos muy afortunados...