martes, 21 de julio de 2009

Epílogo

Hasta las peores novelas tienen un epílogo. Así que no podía faltar en nuestro pequeño culebrón...


Ahora que dejamos atrás todo un año de experiencias, que se entremezclan los recuerdos con lo que nos espera, quería reunir en esta última entrada del blog algunas reflexiones sobre lo que ha representado la misión para mi familia.


Ante todo debo darle gracias a Dios por este tiempo. Ha sido sin duda un tiempo duro, muy difícil. Muchos pensarán que ir de misión por Europa no tiene sentido ni mérito. Pero no es verdad. Europa necesita testigos. Personas que hayan descubierto el amor de Dios en sus vidas y no tengan miedo de decirlo. Y que no teman perder un poquito de sus vidas para darla por otros. Hay quien piensa que el que lo deja todo para anunciar a Cristo o es un héroe o un tarado. Quizá tengan razón... en ambas cosas. Pero, como bien decimos los locos, yo no estoy loco... ni tampoco soy Superman. Hoy leía en un correo unas palabras que se atribuyen a Einstein y vienen muy bien al caso: "Dios nos hizo perfectos y no escoge a los capacitados, sino que capacita a los escogidos". Lo único que se necesita es un poco de fe para confiar en quien llama, para creer que quien escoge tiene poder para sostenerte, para ayudarte, para darte lo que necesites.

Nosotros somos testigos de que así es: durante este año no sólo nos ha dado lo que necesitábamos para vivir, sino que nos ha mantenido fuertes incluso en los momentos de prueba más fuerte.

Si hay algo que me llevo de este tiempo es ver cómo el Señor me ha ayudado a ser humilde. Os aseguro que para alguien tan soberbio como yo no es plato de gusto estar siempre con la cara de Forrest Gump. Desde que llegué siempre he dicho que aquí el misionero es ciego, mudo, sordo y un poco tonto. Porque no sabes hablar, ni entender ni moverte sin ayuda. En la misión realmente eres tú y el Señor. Él es el único que está siempre ahí, el único con el que puedes hablar, te entiende, te ayuda y te guía.

El Señor nos ha regalado muchas ocasiones para conocer lo que hay en nuestros corazones, para ver nuestra debilidad.

Pero sobre todo nos ha concedido crecer como familia. Ninguno sabemos qué nos deparará el futuro. Pero de lo que estoy convencido es de que este año quedará sellado en nuestro corazón. Nunca olvidaremos lo que hemos vivido aquí. Ahora sabemos que se puede vivir de una forma diferente a como dice la razón, que los milagros existen... que Dios existe.
Hemos visto cosas portentosas, como las lágrimas de Miriam suspirando por la intercesión de la Virgen para que el Señor le concediera una amiguita. También hemos experimentado cómo el Señor nos ayudaba en nuestro sufrimiento por la injusticia y cómo nos concedía paz en medio de la persecución.

Mañana tomamos el avión de vuelta. Y nos llevamos con nosotros miles de recuerdos. Pero dejamos cachitos de corazón con tantas y tan buenas personas que hemos conocido. Algunas en la Iglesia, otras no. Algunas católicas, otras no. Curiosamente, las que más nos han ayudado en este último tiempo no tenían nada que ver con la misión. Y es que Dios siempre sorprende. Es capaz de hacer una historia insólita, de mover los corazones de los que nos rodean, de hacer posible lo imposible...

Nos vamos apenados por dejar atrás tanto, porque vivir en misión es vivir en gracia. Pero sabemos que la misión continúa. De momento, en Alcorcón. Quizá algún día en otro sitio. Quizá algún día empiece un nuevo blog, un nuevo "mission: xxxx".
Hoy toca decir hasta siempre. O mejor dicho, hasta pronto, porque muchos nos veremos en los próximos días.
Pero a todos los que habéis estado ahí desde todos los rincones del mundo (aún estoy sorprendido por la difusión que ha tenido el blog; y si no, echad un vistazo al contador que añadí a la página: http://webstats.motigo.com/s?tab=1&link=1&id=4569606&last=more), pues eso, que a todos vosotros, muchas gracias por haber estado siempre ahí. Espero que este blog os haya ayudado un poquito. Que nuestras experiencias os hayan servido para ver el infinito amor de Dios, cómo ha actuado en la historia de una familia concreta. Gracias por vuestras oraciones y vuestro apoyo. Y aunque la mission:Germany se acaba, empieza la mission:Alcorcón, que también necesita de vuestras oraciones.

Un abrazo.

FIN

lunes, 6 de julio de 2009

El principio del fin

No corren buenos tiempos para la misión. El otro día nos decían de unos hermanos en misión en Sudamérica que parece que se vuelven a casa; y ayer nos lo confirmaban ellos mismos.

Y nuestra misión aquí toca también a su fin. Sí, como suena. Día tras día los acontecimientos nos lo han ido confirmando. Y no hemos visto signos de que pudiera ser de otra forma. No es que el Señor no haya podido cambiar el devenir de los acontecimientos. Él puede, en un instante, hacer posible lo imposible. Nosotros lo hemos visto, somos testigos. Pero en este caso creo que es el Señor mismo el que nos lleva de vuelta. Nuestra "próxima misión" será en casa. Y es que la misión no es un lugar, sino una vocación. Como decía San Pablo, "no viviendo ya más para sí".

Sólo Dios sabe por qué nos sacó con tanta premura de España y por qué nos devuelve ahora. Pero lo que tenemos claro es que nos ha regalado un año sin igual a la familia. Cuando se habla de familia en misión es porque la misión en primer lugar ayuda a la propia familia. Ha sido sin duda un año de gracia que no nos ha dejado indiferente a ninguno. No creo que lo olvidemos fácilmente, puesto que ha dejado una huella profunda. Hemos aprendido a vivir sostenidos por el Señor. Por el Señor y por las oraciones de tantos que habéis estado al otro lado del hilo. Os agradezco de todo corazón que hayáis estado ahí, alentándonos en todo momento.

Ahora se abre un tiempo duro y difícil. Debemos retomar nuestra vida donde la dejamos hace un año. Pero estoy convencido de que el Señor nos va a ayudar. Dificultades no nos faltarán. ¿Pero qué sería la vida de un cristiano sin dificultades y sin aventuras? No tendríamos forma de agarrarnos fuerte a la cruz, a la oración, a Cristo.

¡Así que allá vamos, España! Nos vemos pronto.

Por cierto, no quiero dejar pasar la oportunidad de saludar a una de las grandes fans de este blog, a Mari Carmen, a la que el Señor dio una misión mucho más difícil que la nuestra: cuidar y sacar adelante sola a sus siete hijos. Su testimonio nos ha mantenido fuertes en la misión.
Desde aquí, un beso muy fuerte. Nos vemos pronto para tomar esa cerveza FRÍA que nos prometiste...

domingo, 28 de junio de 2009

Mi alimento es hacer Su voluntad


Aquí estoy de nuevo. He pensado: seguro que a alguien le alegro un poco el lunes por la mañana leyendo algo que no sean cosas de trabajo o el Marca...

Tampoco tengo cosas especialmente divertidas. Como siempre, hay noticias buenas y no tan buenas. Eso sí, no como en los telediarios, que son todas deprimentes.

Para mí la mejor noticia es que cada vez entiendo y hablo más alemán. Eso no quiere decir que pueda entablar grandes conversaciones, claro. Mi vocabulario sigue siendo muy cortito. Pero si el que tengo enfrente tiene paciencia, ganas de que le entienda y no habla dialecto, normalmente me entero y puedo contestar.
El otro día salimos por las casas, dando razón de nuestra fe, y me lancé a dar mi experiencia en alemán. ¡Cómo sudé! Con la primera señora no tuve mucho éxito; ni siquiera me enteré de que me había dicho que no tenía tiempo y que me iba a cerrar en las narices (me lo tuvo que soplar mi compañero de fatigas). La segunda mujer era protestante. Me escuchó pacientemente. Pero no tenía muy claro a qué veníamos, si queríamos dinero o qué. Cuando le dije que sólo queríamos traerle la buena noticia del amor de Cristo, se relajó y me dejó balbucear un rato. Repito: sudé como un cochino...

Con el trabajo sigo igual, es decir, buscando. No es fácil, nada fácil, sin tener cierto dominio del idioma. A través de la oficina de empleo estoy yendo a una consultora que me están ayudando a poner en forma el currículum, la carta de presentación, etc. Aquí todo tiene su formato, su estilo. Con la oficina de empleo me ayudó mi vecino. La verdad es que el muchacho se ha portado fenomenal. Nos entendemos en inglés (su alemán es sencillamente indescifrable, porque es dialecto cerrado). Así que él me sirvió de intérprete en mi primera visita, me ha ayudado a rellenar mil papelotes, ha telefoneado por mí... Vamos, que un ángel.

En cuanto a la pequeña "crisis" que comentaba en la última entrada del blog, seguimos igual, con muchos altibajos. Son muchas las causas de esta crisis. A los temas que ya vienen de antes, temas económicos como el no tener trabajo, lo cara que es la vida aquí..., se nos ha añadido que no les dejan repetir a los mayores en el insituto. En principio no había problema para que repitieran curso, pero hace unas semanas nos pegaron el estacazo diciéndonos que no era posible. Así que estamos viendo si es posible que les puedan aceptar en otro instituto de nivel algo inferior. El martes tenemos una entrevista con el director para que le demuestren que entienden y saben hablar. Así que, por favor, si os acordáis, incluidnos ese día en vuestras oraciones de una forma especial.
Pero la cuestión ya no es el tema económico, o el colegio, o que tengan o no amigos, o... El motivo para que estemos en lucha estos días es porque no tenemos claro (al menos yo) si todo esto son pruebas que el Señor nos va poniendo para ver lo que hay en nuestro corazón (nuestra fe, en una palabra) o si son señales que nos va poniendo el Señor para decirnos que la misión ha terminado. Y os puedo asegurar que es una lucha sin cuartel. Porque en nuestro corazón está hacer la voluntad de Dios. Y queremos hacerla donde sea: aquí o en España. Es decir, que no se trata de emperrarnos en permanecer aquí o empeñarnos en volver. Como me decía el otro día un hermano, el Señor habla muy claro. Pues bien, en eso estamos, esperando a que el Señor hable. Decía el responsable de la evangelización en este país cuando le contaba todo esto: "vamos a esperar; lo que pase es palabra de Dios". Esa paciencia es la que neceistamos. Y fe. Fe para creernos que lo que el Señor tenga preparado para nosotros será con mucho lo mejor. Fe en que Él va a allanar los caminos para que podamos hacer su voluntad. Lo más importante es que aquí o allí, estemos de misión. Eso quiere decir vivir el hoy con alegría, como un regalo, sostenidos material y espiritualmente por el Señor, vivir libres de ataduras, de miedos, de afectos, de esclavitudes que no nos dejen decirle .

Una vez más, por favor rezad por nosotros. Lo necesitamos.

Por cierto, cuelgo una foto de Juan, que el otro día participó con el coro del insituto en un concierto. Nos dejó alucinados porque tenía un solo y no nos había dicho nada más que "sí, en una canto y los demás me siguen". Por la foto se puede ver que el coro está un poco flojo en alguna de las cuerdas...

martes, 16 de junio de 2009

Año de gracia

Siento tener el blog un poco abandonado. Le he tenido que quitar las telarañas...

Le comentaba ahora a mi hermano que estamos atravesando una situación un poco complicada. Y que cuando estoy en medio de esas pequeñas "crisis", como que no tengo mucho ánimo para ponerme delante del ordenador.



Lo malo de estas pequeñas "crisis" es que siempre empiezan como un terremoto, que te dejan devastado. A mí al menos me ocurre. Gracias a Dios, me ha enseñado a tener un poco de paciencia, a enfriar la cabeza y no echar a correr demasiado pronto.


Lo importante, lo fundamental es no dejarse abatir y buscar la palabra de Dios detrás de cada acontecimiento. Si miras sólo en el plano horizontal, lo que hacen y dicen los hombres, lo mal o lo bien que se portan contigo, lo justos o injustos que son... al final terminas atrapado en una espiral de juicios y odio que no conducen a nada. Sólo a destruirte.
Si hay algo que me ha ayudado este tiempo de misión es a ver que Dios está detrás de todos los acontecimientos, permitiéndolos o haciéndolos posibles. Que todo lo que ocurre en nuestra vida tiene un sentido. Que todo es para nuestra salvación. Ni más ni menos. Se puede decir más alto, pero más claro...
Muchas veces esos acontecimientos no nos gustan. Pero, ¿a qué niño le gusta que le curen una herida? ¿Quién es el guapo que le encuentra sentido a la pérdida de un ser querido? ¿Quién entiende que un cáncer es para su salvación (y para los que le rodean)? Si vemos a Dios en esos acontecimientos, lo más fácil es que sencillamente le echemos la culpa.


Me diréis que qué fácil es hablar cuando no se ha pasado por una situación de esas que te rompen el alma, que te hacen dudar de todo. Es cierto. Como decía alguien un poco más listo que yo, "sólo sé que no sé nada". Pero a pesar de eso tengo la seguridad de que Dios ha hecho maravillas incluso a través de acontecimientos que no me han gustado, que me han hecho sufrir, que no entendía, que me superaban. Pero en el transcurso del tiempo he visto, como dice el Géneis, que "todo era muy bueno". Y que todas esas situaciones me han conducido a lo que hoy soy y a donde hoy estoy.




Por cierto, hoy estoy de aniversario. Y es que hace poco más de un año que empecé este blog. Así que para celebrarlo voy a poner un extracto de mi primera publicación. Decía por entonces algo como esto:
"He recibido tanto, tantísimo del Señor que sólo me sale agradecimiento hacia Él. Como dice el salmista "¿cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la bendición". Eso es lo que quiero, alabarle, bendecirle, darle gracias siempre y en todo lugar. Pero, ¿como hacerlo si mi vida y mi corazón están ocupados por muchos diosecillos (el dinero, el trabajo) que me tienen esclavizado? ¿Qué podría ofrecerle al Señor, si todo me lo ha dado Él? Dice "no quiero sacrificios ni oblaciones... un corazón quebrantado y humillado yo no lo desprecio". Pues bien, eso es lo que puedo ofrecerle hoy: mi corazón, mi vida, mi familia. Es lo único que tengo. Lo más valioso. Él me lo ha dado, a Él se lo ofrezco."

El resumen de este año es que ha sido un año de gracia, un año de salvación.


Otro día más. Quiero contaros cómo evoluciona mi búsqueda de trabajo en estas tierras. Y más anécdotas, que por aquí siempre hay unas pocas.



Rezad por nosotros, por favor. Lo necesitamos.

lunes, 1 de junio de 2009

Los frutos del Espíritu

Cosas que parecen impensables en España hoy día, aquí son posibles. Un ejemplo: hoy ha sido día de fiesta. Ayer fue Pentecostés, y se celebra durante dos días (domingo y lunes). Otro ejemplo: las iglesias tocan las campanas durante largo rato (a veces más de un cuarto de hora) para llamar a misa, a vísperas o incluso en el momento de la consagración, dentro de la eucaristía. Son cosas que aún me resultan tremendamente llamativas, viniendo de donde venimos. Todos conocemos la "persecución" (aún se puede poner entre comillas) social, mediática y política que sufre nuestra Iglesia. Yo no sé cuánta gente comparte en Alemania la fe de la Iglesia Católica. Pero lo que veo al menos es un gran respeto por las costumbres, las tradiciones, la cultura, la religión y las raíces de esta sociedad. Por desgracia todo eso lo hemos perdido en nuestra patria y viajamos a la deriva zarandeados por toda clase de doctrinas y supuestos modernismos que no han hecho sino debilitar los fundamentos de la sociedad.

Pero no quiero entrar en debates políticos que no llevan a nada. La verdad es Cristo y Cristo resucitado. Lo demás son pamplinas, engañifas que desorientan al hombre y le alejan de lo que realmente importa.

Y lo importante de estos días no son las próximas elecciones. Lo fundamental es lo que hemos celebrado y vivido durante este tiempo pascual y que coronamos ayer con la fiesta de Pentecostés. Para mí personalmente ha sido un tiempo de gracia. El Señor nos ha regalado un tiempo de alegría y de paz, de descansar, de volver a confiar en Él.

Se leía en el evangelio del domingo "paz a vosotros". Pues eso es lo que el Señor nos ha concedido. Como a los apóstoles, el demonio se ha empeñado en meternos miedo (al futuro, a las incertidumbres, a las inseguridades) para que no llevemos a cabo nuestra misión. Pero en medio de nuestra debilidad Cristo se ha mostrado fuerte y nos ha invitado a seguir, a perseverar, a mirarle sólo a Él. Sólo Él ha vencido a la muerte y al pecado. Sólo Él es todopoderoso. ¿Por qué preocuparse? ¿A quién o a qué temeré? Si Él da de comer cada día a las aves del cielo y viste a los lirios del campo mejor que a los reyes, ¿cómo no va a proveer para nosotros, hombres de poca fe?

Al hilo de esto, decía el Santo Padre tras la oración del Regina Caeli de este domingo de Pentecostés:

"El Espíritu Santo, que con el Padre y el Hijo creó el universo, que guió la historia del pueblo de Israel y habló por medio de los profetas, que en la plenitud de los tiempos cooperó en nuestra redención, en Pentecostés bajó sobre la Iglesia naciente y la hizo misionera, enviándola a anunciar a todos los pueblos la victoria del amor divino sobre el pecado y sobre la muerte.

El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia. ¿Sin Él a qué quedaría reducida? Sería ciertamente un gran movimiento histórico, una compleja y sólida institución social, quizá una especie de agencia humanitaria. Y, en realidad, así la consideran quienes la ven fuera de una perspectiva de fe. Sin embargo, en su verdadera naturaleza y también en su más auténtica presencia histórica, la Iglesia es incesantemente modelada y guiada por el Espíritu de su Señor. Es un cuerpo vivo, cuya vitalidad es precisamente fruto del invisible Espíritu divino."

Pero frente a la precariedad y a vivir confiando en la Providencia, la sociedad nos mete por todos los sentidos que lo que importa es tener. Y si no tienes, al menos parecer que tienes.
Este sábado estuvimos con la prima de Esther en un pueblecito cerca de aquí, en una exposición de Mustangs y Ferraris. Sencillamente impresionante. Y no lo digo sólo por los coches (que lo eran, claro está) o porque allí pareciera que la crisis económica es algo inventado. Lo realmente impresionante es ver lo engañado que está el hombre, que pone su felicidad en las cosas, que sólo aspira a ser admirado, envidiado, amado. Se apenaba San Agustín cuando confesaba que en su pasado miraba a la creatura en lugar del creador, que buscaba la belleza en las criaturas en lugar de buscar al hacedor de la belleza. Eso mismo nos pasa a todos, en mayor o menor medida. Y estamos, muchas veces sin darnos cuenta, esclavos del ser, del tener, del parecer.

Afortunadamente tenemos a alguien que puede romper esas cadenas. ¿El secreto para que nos ayude? Pedírselo. La oración dice que mueve montañas. Yo no he visto moverse ninguna (debe ser por mi poquita fe...), pero lo que tengo claro es que la oración es capaz de enternecer a Dios, de mover su corazón para que nos ayude.
A mí me ayudó. Y fruto de esa ayuda es que hoy estamos aquí en Alemania. Y contentos, que no es poco.
No dejéis vosotros de rezar por nosotros, por favor. Conocemos bien nuestra debilidad.

domingo, 24 de mayo de 2009

Recuerdos


Decía el Papa el otro día, en su viaje a Tierra Santa:
"En el plan de Dios para la familia, el amor del marido y la mujer produce el fruto de nuevas vidas, y encuentra su expresión cotidiana en los esfuerzos amorosos de los padres para asegurar una formación integral humana y espiritual para sus hijos."

Y los hijos notan sin duda esos esfuerzos que hacemos los padres. Yo no sé qué recordarán de mí mis hijos cuando ya no esté por aquí. Pero espero que al menos les quede impresa en la memoria mi ilusión para que conocieran y vivieran en primera persona el Evangelio, la mejor noticia para el hombre de todos los tiempos. Y que se acuerden, al verse entre tantos hermanos (al menos para los estándares modernos), que sus papás estaban abiertos al plan de Dios.
Cualquier esfuerzo es poco si a ellos les quedan estas cosas en la memoria.

Pero los papás hacemos muchas más cosas, que desde luego no pasarán a los anales de la historia, pero que a nosotros se nos quedan muuuuy grabadas. Como la reunión del cole de José a la que fuimos Esther y yo esta semana. Llevamos aquí casi un año, pero sigue siendo como estar en un asentamiento alienígena. ¡Caramba, cómo es posible que la gente hable tan raro!? Al menos íbamos los dos y nos pudimos reir un poco (por no llorar, claro...).
Y eso que estaba muy satisfecho porque esa misma mañana y la del día anterior me había citado con las profesoras de José y Miriam para hablar sobre ellos, sobre cómo les ven. ¡Y les había entendido!

Pero bueno, lo de mi alemán no es demasiado importante. Al menos al lado de las buenas noticias que me dieron sobre los niños. La profesora de Miriam me habló de ella como si fuera su propia madre: la puso por las nubes. La de José también me habló estupendamente de él; aunque le falta una cosa: hablar. No hay quien le suelte la lengua. Su timidez no le deja. Pero no le culpo; yo sé de otros que era igual de pequeñito... Así que sólo es cuestión de dejarle tranquilo, que coja confianza, que se sienta seguro y ya nos sorprenderá a todos el día menos pensado. De momento, sólo habla alemán en la intimidad...

Hoy estoy un poquito espeso. Serán las horas. Además he estado toda la mañana pintando la casa del cura de la misión y estoy un pelín cansado. Uno ya no está para muchos trotes. Mañana nos espera una misa con el obispo en nuestra parroquia, que hay confirmaciones, y luego nos invita a comer una familia de la parroquia. Día completo.

Rezad por la misión, por favor.

martes, 19 de mayo de 2009

Con la boca de los niños de pecho

Iba a escribir sobre cosas un poco banales, del día a día. Pero entonces he visto una presentación que me han mandado y que de verdad me ha encogido el corazón. Ha hecho que se me saltaran las lágrimas. Es una pena que no se puedan añadir presentaciones al blog. Ésta merecía la pena.

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Ante estas atrocidades a las que puede llegar el hombre, te quedan dos alternativas: dejarte arrastrar por la ira contra los que promueven, aceptan, facilitan, realizan, colaboran, consienten o buscan el aborto; o lo pasas a la fe. ¿Y qué es eso de pasarlo a la fe? Pues sencillamente ver que detrás de la persona, de su carne (que como decía San Pablo, es débil y muchas veces hace lo que no quiere), hay un espíritu que bien busca la verdad y a Dios, o bien vive aturdido por los dardos envenenados del demonio y se deja llevar por sus engaños.


La lucha es a vida a muerte. El gran problema de nuestra sociedad es que piensan que no hay tal combate. Siempre he pensado que la gran victoria del demonio en nuestro tiempo es haber desaparecido, conseguir que la gente piense que no existe. De un plumazo ha hecho que para la mayoría de la gente no exista la trascendencia: ni Dios, ni los ángeles, ni el demonio, ni la vida eterna ni nada del mundo espiritual. Tan sólo lo que se ve y se oye; lo que se puede tocar, evaluar y demostrar. Ante esta perspectiva, ¿cómo no entrar en desesperación cuando lo único que tienes, tu vida chata, se tuerce, va mal? ¿Cómo no vas a cometer atrocidades o aberraciones si la vida como tal pierde su sentido?
Hoy me contaba el sacerdote de la misión que iba a celebrar un funeral por una muchacha de 27 años que se había suicidado. Pero la semana pasada lo celebraba por un niño de 15 años. Demoledor.
El hombre se ha convertido en un lobo para el hombre. Incluso para sí mismo.


Pero ante esta sociedad que parece abocada a un futuro pesimista, lóbrego y oscuro, los cristianos tenemos una luz que puede realmente iluminar las tinieblas del mundo. Esa luz es Jesucristo. En las fotos y dibujos de arriba quería de laguna forma significar esto. El sufrimiento de nuestra existencia, de lo que vemos en la sociedad, tiene un sentido. Cristo ha tomado todo ese sufrimiento, todos nuestros pecados y ha sufrido por nosotros el castigo que merecían. Él ya ha pagado. Nuestra labor es presentarle a Él ese sufrimiento de tantas personas que nos rodean y que están sumidas en el desánimo, el sinsentido, la depresión, el cansancio existencial. Nuestra oración es un tesoro. Aprovechémoslo.

Nuestra misión ante tantas personas sin esperanza es presentarles un modo de vida que les anime a vivir, donde puedan descubrir que hay alguien que les ama tiernamente. Que les ama tanto que ha sido capaz, por amor, de derramar hasta la última gota de su preciosa sangre. No sé quién decía que con una sola gota de Cristo hubiera bastado. Pero no, Él quiso donarse por completo. Así nos quiere. Así no invita a quererle: con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra mente, con toda nuestra alma, con todo nuestro corazón.

 

Bien, al final creo que me he pasado un poquito de místico, ¿verdad? Prometo que otro día escribiré algo un poco más divertido, con anécdotas y esas cosas.

Rezad por nosotros, por favor, no os olvidéis.