lunes, 27 de octubre de 2008

El combate escatológico

Hay días que piensa uno que mejor sería borrarlos del mapa, que para qué me habré levantado con lo agustito que se estaba en la cama y con lo que hay fuera... Pues bien, hoy hemos tenido un día de esos infames. Y más que por las cosas que ocurren de puertas adentro, por las noticias que te llegan de fuera. Por desgracia no puedo entrar en más detalles, porque son temas realmente delicados.

Hace tiempo hubiera pensado que qué mala suerte, que cómo es la gente, que no hay justicia... Pero hoy tengo una visión muy distinta. Porque el demonio existe. Y este desagradable personaje, que no está de vacaciones por el mundo, se las ingenia para tratar de destruir la imagen de Dios allá donde se vea: en la familia, en la comunidad, en la Iglesia, en el matrimonio, en los hijos.

Me venía a la mente un salmo que dice: "el Señor es mi pastor, nada me falta; en prados de fresca hierba me apacienta... aunque camine por valle oscuro, no temeré, porque tú vas conmigo". Vamos, que nuestro Padre no nos va a dejar en la estacada. Por mucho que intente el demonio desanimarnos, ponernos a prueba como a Job... y en definitiva arruinar nuestra vida para que nos apartemos del amor de Dios, el Señor es más fuerte. Si Él está por nosotros, ¿quién contra nosotros?
Por eso, a pesar de que humanamente hay veces que todo parece un desastre, que no hay solución, que todos los caminos se han cerrado; el Señor crea la luz de la oscuridad y es capaz de sacar el bien incluso del mal.

¡Ánimo a todos los que estáis sufriendo! El Señor saldrá vencedor. Confiad en Él. Poneos en sus manos. Perseverad en la oración.

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