viernes, 22 de agosto de 2008

Ya sé alemán: Subanempujenestrujenbajen

En la última entrada decía que el hombre había vencido a la máquina, ¿verdad? Pues bien, me ha empatado... y después de los últimos acontecimientos tengo que declarar muy a mi pesar que ha remontado y me está ganando por goleada!! Y es que este bicho está muy perjudicado. Ayer tenía ya escrita una entrada, lista para publicarla, cuando se me quedó colgado. Me cagué en todo lo cagable :-(
Con lo bien que me había quedado. Ahora como para repetir todo lo que puse... snif, snif.

Intentaré hacer un resumen.

Contaba que nos han vuelto a retrasar el comienzo del curso de alemán para inmigrantes en la universidad popular (Volkshochschule, o algo así) hasta el 10 de septiembre. Así que sigo sin enterarme de ná. En las celebraciones siempre hay alguien que nos traduce. Normalmente es Luciano, que se le da muy bien. Y como aparte mete sus comentarios personales, te lo pasas de miedo. Pero el otro día que no estaban (porque Mamen está ya muy fastidiada por lo avanzado del embarazo), me hizo de traductora otra hermana de la comunidad: Maureen. Es india de nacimiento, pero lleva muchos años viviendo ya aquí. Así que me traducía al inglés y yo lo que podía se lo contaba a Esther. De chiste.

El jueves tuvimos doble reunión en el cole de los niños. Como aquí la gente sólo suele tener un hijo, las dos reuniones eran a la misma hora en sitios distintos. Así que aplicamos la vieja máxima de divide y vencerás. Gracias a Dios nos acompañó Johanna, la muchacha que estuvo comiendo días atrás con nosotros. Entró con Esther a la clase de José. Yo me fui solo (así de macho soy) con Frau N'jamasch, la profesora de Miriam. Yo la llamo el coloso, por aquello de "el coloso n'jamasch" (es un chiste espinosa, no espero que os riais ;-) Luego le pedí a Johanna que me acompañara a hablar con ella para que me hiciera un resumen, porque no había cogido ni media. La profesora estaba admirada de que hubiera aguantado todo el rato sin entender ni jota. En fin, son los pequeños sacrificios que se hacen por los hijos. Pero me vino estupendamente, porque empecé a apreciar lo que deben sentir los niños en el cole, que hora tras hora están sentados escuchando sin entender, pero también sin protestar. Ciertamente son ellos los que más se están sacrificando por la misión, aun sin entenderla en algunos momentos. Pero el Señor les está concediendo alegría, ilusión y sobre todo paciencia.

Te das cuenta de que Dios no se ha equivocado al enviarte a un sitio desconocido, donde no conoces la lengua, hostil a priori. La misión en primer lugar es una ayuda para la familia que se pone en esa disposición. Porque pasa por hacerte pequeño, necesitado. ¿De qué? Del otro, de Dios en definitiva.

Otra característica de la misión es el servicio. Nosotros hemos tenido un buen maestro con Luciano, que ha estado ayudándonos desde el primer día que pisamos Alemania en todo: desde los interminables trámites burocráticos (de los cuales todavía me quedan unos pocos por hacer), hasta dónde comprar mejor y más barato. Nos ha puesto el listón muy alto para cuando me toque hacer algo similar con Javier y María Dolores (la otra familia española que viene aquí, pero que siguen siendo homeless -sin casa-).

Hoy hemos tenido la oportunidad de ponernos al servicio de uno de los sacerdotes de la parroquia, Franklin, que se mudaba de la iglesia donde estaba hospedado (y vendida a la iglesia grecorromana) a la nuestra: la Santísima Trinidad. Franklin se queda como administrador de la parroquia por la jubilación del párroco, Hermann Joseph. Aunque no será para mucho, porque parece que ya hay nuevo párroco: un muchacho de 31 años. Ya veremos qué nos depara.

Voy cerrando, que estoy molido de la mudanza y estas no son horas. Pero a pesar de que ha sido un día duro, el Señor siempre te conforta. Por eso nos ha regalado una eucaristía estupenda (con un montón de niños, por cierto) y una frugal cena para celebrarlo: el cocido que no nos habíamos comido al mediodía por causa de la mudanza... Nos han acompañado el propio Franklin y Jörg y Mónica (la familia en misión alemana). Se habrán quedado alucinados con lo que cenamos los españoles, jejeje.

Pongo otra foto de la casa, para que os vayáis haciendo una idea. Se ve nuestro jardín.

No hay comentarios: