lunes, 25 de agosto de 2008

Así son los alemanes

Estoy que lo tiro. ¡¡Otra vez puedo publicar algo!! Y es que esto en vez de un diario se estaba convirtiendo en semanario o anuario...

Tenía ganas de escribir un día sobre lo que he visto hasta la fecha de cómo son los alemanes. Porque había oído muchas cosas, pero claro, ¿qué hay de objetivo en tales historias? Porque lo mismo es como aquello de que los españoles somos todos toreros y flamencos.

Por ejemplo, es mundialmente conocido aquello de que los alemanes tienen la cabeza cuadrada. Pues bien, algo tiene de cierto. Por lo que he visto hasta ahora son en general bastante poco originales. Es decir, todo aquello que se sale de lo establecido, de la norma, de lo que esperan, de lo planificado, les descoloca totalmente.

Como muestra, un botón. Cuando fuimos a empadronarnos nos costó la friolera de 7 viajes. ¿Por qué? Pues porque nuestra situación familiar es un poco peculiar, cierto. Puesto que Esther tiene un matrimonio anulado y nuestros hijos mayores no son de los dos, tenemos dos libros de familia. Y no os podeis imaginar el crujido neuronal que les dio cuando vieron que Esther aparecía como soltera en ambos libros. ¡Imposible, no puede ser, aquí no es así, tendría que aparecer como divorciada! Un drama mental. Se les licuaba el cerebro.
Esto nos supuso tener que llevar los libros de familia, más el documento que acredita la nulidad, más el documento donde declara que la custodia pertenece a la madre, más... todo ello con su original debidamente acreditado (con un sello oficial) y también traducido por alguien con sello oficial. Ahí es nada. Afortunadamente a Luciano se le ocurrió que si la Iglesia es aquí un poder establecido, el propio sello de la parroquia podría valer como aval para las traducciones. Así que un par de documentos nos los selló Hermann Joseph. Otro nos lo tradujo y selló una señora de esta ciudad que se dedica a estos menesteres; 24 euritos del ala por un par de páginas. (¿Por qué no se me ocurrirán a mí este tipo de negocios?).
Y lo peor de todo es que cada vez que íbamos con lo último que nos habían pedido se les ocurría otra cosa (ahí sí eran originales, ¿ves?).
Pues eso, que al final nos tocó darnos un montón de madrugones, toda la familia (porque curiosamente querían vernos a todos, pero no aguantaban que los niños estuvieran allí y les echaban fuera). Al hilo de eso, uno de los días Luciano se acercó un poco a la muchacha que nos atendía para explicarle algo sobre uno de los papeles que llevábamos (la muchacha era modelo XXXXL: 1 * 2 * 2 - alto * ancho * profundo). Le pegó tal bufido que Luciano saltó hacia atrás como un gato. Luciano se lo tomó con humor y decía: "probablemente es lo más cerca que ha estado de un hombre y estaba a punto de mojarse las bragas..."

Otro rasgo que he visto en los alemanes es que son poco afectuosos, poco expresivos, bastante desconfiados, diría que un tanto fríos. Y es que el clima debe modelar mucho el carácter de las personas. No tienen nada que ver con el carácter mediterráneo, mucho más abierto, cariñoso, amistoso.
También tiene su lado positivo, porque son mucho más directos, menos dados a dejarse llevar por los afectos. Lo que tienen que decir lo dicen, caiga quien caiga.

No obstante, el recibimiento que hemos tenido nosotros aquí ha sido estupendo. Los hermanos de estas comunidades nos han acogido con alegría. Nos han dado un montón de cosas (vajillas, muebles...). También es cierto que alguno ha aprovechado para hacer limpieza... pero no voy a ser malo. La verdad es que se han portado fenomenal. Es cierto que Dios provee y que mueve los corazones. Quizá nuestra presencia aquí sólo sirva para testimoniar que hay algo más importante que el dinero y que el trabajo. Y es encontrar a Dios.

Bien, abandono de momoento, que tengo a Mateo encima llorando como un poseso...

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