domingo, 3 de agosto de 2008

Construyendo un hogar

Las siguientes semanas han sido de lo más curioso, con mucho trabajo que hacer pero sin trabajo, con mucho que contar pero incomunicados, con ganas de hablar pero incomprendidos.

No hemos parado de limpiar, comprar, recoger, ordenar, montar, desmontar, mover, cambiar, subir, bajar… Lo de subir y bajar es de traca: con una casa con 4 plantas entre sótano y buhardilla, estamos haciendo más piernas que Induráin en el Tour. Una parte del keller la tenemos para que los niños jueguen, otra para la lavadora y el colgador (algún día para la secadora también) y otra para herramientas (¡¡el taller que siempre soñé tener, el Señor me lo ha regalado!!). Pues bien, cuando estás haciendo cualquier cosa y te das cuenta de que te falta una herramienta y que te tienes que bajar otra vez x pisos, te acuerdas del que construyó la casa… Es broma, porque con una casa así ¿quién se puede quejar?

Ahora ya podemos decir que es nuestro hogar. Y el vuestro, para todos los que queráis venir a visitarnos. Para nosotros será una gran alegría. De hecho esta semana que viene se acercarán por aquí Jesús y Carmen, los padrinos de Mateo. Ellos están esperando para ir en misión a Wyoming, USA, probablemente para final de año.

Antes de eso les volveremos a ver (y a todos los que hemos sido enviados por el mundo entero en la convivencia de Porto San Giorgio). Será en Noviembre, en Roma, para ser enviados como misioneros “oficialmente” por el Papa. Ahí es nada. El mismísimo sucesor de Pedro nos dará su bendición para llevar por todos los rincones del mundo la buena noticia del Evangelio: el amor inmenso que Dios nos tiene, manifestado en Cristo, su Hijo, que por nosotros murió y resucitó para abrirnos las puertas de una vida plena. Esa es nuestra experiencia. Y eso es lo que tratamos de traer a Ludwigshafen con nuestra vida (porque de viva voz poco podemos decir…): que sólo Dios basta, que teniendo a Dios en nuestra vida lo tenemos todo.Como decía Benedicto XVI el otro día por el día del DOMUND (Domingo Mundial de las Misiones): “El mandato misionero sigue siendo una prioridad absoluta para todos los bautizados, llamados a ser "siervos y apóstoles de Cristo Jesús" en este inicio de milenio… la actividad misionera es respuesta al amor con el que Dios nos ama. Su amor nos redime y nos impulsa a la missio ad gentes… ¡Ay de mí -afirmaba san Pablo- si no predicara el Evangelio!”

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