jueves, 5 de febrero de 2009

Los planes de Dios

Hoy tenía una agenda de lo más apretada. Anoche la repasaba con Esther para que no se me olvidara nada (ya se sabe que el Alzheimer...).

Después de dejar a los niños en el cole a las 8 y hablar con la profesora de Miriam para decirle que mañana irá más tarde (tenemos médico), volvería a casa corriendo para rezar laudes y salir pitando para el centro con Javier y Luciano (de las otras dos familias en misión) para arreglar temas pendientes de Javier (seguro médico, curso de alemán). Luego, recogería a los niños y tenía cita con la profesora de José para que me contara cómo le ve después del primer semestre (una conversación corta, porque su inglés está al nivel de mi alemán, jeje).

Comer corriendo, porque hoy (en teoría) empieza el siguiente nivel de mi curso de alemán en la Volkshochschule - eso si somos el número suficiente; si no, a seguir esperando -. Y después del curso, unas vísperas y a salir por las casas a anunciar el amor de Dios a la gente.

En definitiva, un día de lo más completito. Pero mira tú por donde, que el Señor ha pensado que sus planes no son mis planes. Así que ayer noche me regaló un dolor en la cadera que me ha dejado en fuera de juego. Tras una noche de dolores, me he levantado más cojo que el "mantecas". Así que tengo a Esther haciendo mi parte y yo la suya. Bueno, realmente sólo estoy cuidando de los peques, porque hacer... poco puedo hacer en la casa, más que arrastrarme de un lado a otro como los caracoles. En fin, el Señor sabrá por qué me quiere aquí, en el dique seco.

Por cierto, el otro día me quedé con las ganas de escribir algo que leía en el oficio de lectura. Es del Decreto Ad gentes, sobre la actividad misionera de la Iglesia, del Concilio Vaticano II. Me vino muy bien, porque a veces te parece que estás haciendo una locura y que no pintas nada en una tierra hostil como esta.

Entre otras cosas, decía así:

"Aunque a todo discípulo de Cristo incumbe el deber de propagar la fe..., el Señor, de entre los discípulos, llama siempre a los que le parece bien, para tenerlos en su compañía y para enviarlos a predicar a las naciones. Por lo cual, por medio del Espíritu Santo... inspira la vocación misionera en el corazón de cada uno...
Son marcados con una vocación especial aquellos que ... están dispuestos a emprender la obra misional, sean nativos del lugar o extranjeros: sacerdotes, religiosos o seglares. Enviados por la autoridad legítima, se dirigen con fe y obediencia a los que están lejos de Cristo...
El hombre debe responder al llamamiento de Dios de tal modo que... se entregue totalmente a la obra del Evangelio. Pero no puede dar esta respuesta si no lo inspira y alienta el Espíritu Santo... Debe estar dispuesto a perseverar toda su vida en la vocación, a renunciarse a sí mismo y a hacerse todo para todos.
El que anuncie el Evangelio entre los paganos anuncie, con toda libertad, el misterio de Cristo... se atreva a hablar como conviene, sin avergonzarse del escándalo de la cruz... manifieste que su yugo es llevadero y su carga ligera.
Dé testimonio de su Señor con una vida enteramente evángelica, con mucha constancia..., con caridad sincera, y, si es necesario, hasta el derramamiento de su propia sangre.
Dios le concederá valor y fortaleza para que vea qué abundancia de gozo se encierra en la experiencia interna de la tribulación y de la absoluta pobreza."

Es una descripción estupenda del misionero, de la llamada y el auxilio del Espíritu, de la vocación, de la labor y la obra que hace el Señor a través de nosotros, que somos hombres, mujeres y niños débiles, pobres y poco útiles (especialmente según los estándares del mundo).

Pero es cierto que el Señor va haciendo su obra. Y nos permite ver maravillas. Ayer, por ejemplo, venía nuestro vecino a casa. Cosa impensable porque los alemanes, según dicen, aparte de poco sociables (especialmente con los extranjeros), no son de presentarse sin anunciar en tu casa. Pues bien, este debe ser un alemán atípico o es que se está españolizando. Es un muchacho joven, de veintitantos años. Y con gran inquietud religiosa, aunque no es religioso. Nuestra presencia debe cuestionarle tanto que siempre que hablamos es él el que lleva la conversación hacia Dios, la fe, la religión. Ayer tuve la oportunidad de decirle lo que decía el texto del Concilio: atreverse a hablar, sin vergüenza, del escándalo de la cruz. Porque él, fruto de la mentalidad ecléctica de nuestros días (es decir, cojo lo que me conviene de donde me conviene y creo al final lo que me da la gana), me decía de las cosas buenas que hay en todas las religiones. También de las cosas malas, terribles, que hay y ha habido en la Iglesia, contrarias a lo que se predica desde los púlpitos. Yo le señalé que el cristianismo tiene algo que no tienen el resto de las religiones: la presencia de un Dios encarnado, que ha querido entrar en la historia de los hombres. Y no solo eso. Algo absurdo: ha querido morir en la cruz para salvar a los hombres. ¿Por qué? Por amor, sencillamente. ¿Que en la Iglesia se han cometido y se cometen atrocidades? Cierto. La Iglesia está compuesta de hombres y mujeres, débiles por naturaleza; muchas veces corrompidos por el dinero, por el poder, por los afectos. San Pablo mismo decía aquello de "no está en mi mano hacer lo que quiero; queriendo hacer una cosa, es otra la que sale de mí".

Me hacía gracia, porque me recomendaba que, para poder cobrar más dinero del Estado, que tenía que ser un poco deshonesto, mentir de vez en cuando, que en Alemania todo el mundo lo hace, que los turcos que vienen aquí viven de gorra (sin trabajar) sólo con las ayudas estatales. Ya le dije que lo de ser misionero y pirata a la vez no me cuadraba mucho... Pues mi padre - me contaba - ha sido honrado toda su vida y claro, no ha llegado a nada. ¿Cómo le diría que a eso estoy llamado, que es mi meta? ;-)

Pues ahí estuvimos, charlando como pudimos (rodeados de niños) durante más de una hora. Ahora se marcha un tiempo a otro estado, a seguir estudiando. Espero que no pierda su ansia por conocer, por descubrir. Porque así llegará al que es la fuente de la sabiduría.
Rezad por nosotros. Este fin de semana estamos de convivencia. Espero que el Señor pase como de costumbre: con brazo fuerte, pero con misericordia y palabras de vida eterna.
Incluyo una foto de nuestro envío en Roma. Pasamos varias horas en la plaza de San Pedro, esperando a alcanzar nuestro rincón en la basílica...

2 comentarios:

jesús dijo...

Hola hermanitos!!
Nos alegramos de las cosas tan interesantes que os están pasando, está claro que el Señor os ha puesto en el lugar y momento adecuados para hacer una gran obra.
No desfallezcáis, remitirle a Él la justicia y no olvidíes que rezamos por vosotros todos los días.

Rezad también por nosotros y por nuestros catecúmenos de la 5ª Comunidad (débiles como nosotros) pues esta noche empezamos el Primer Escrutinio, un tiempo muy importante de combate.

Besos y La Paz.

José Ignacio dijo...

La paz, hermano!!!

Como decía la canción: "no pares, sigue, sigue" (de rezar, claro). Por nosotros, por vuestros catecúmenos y por vosotros mismos. Porque vuestra misión como catequistas es estupenda a la vez que difícil. Muchas almas dependen de vuestra dedicación y entrega, de vuestro tiempo, de vuestra oración. Así que ánimo!!

Unidos en la oración.