miércoles, 10 de diciembre de 2008

Deberes: a rezar

Si antes estaba caro escribir un rato, ahora qua ha llegado nuestra hija mayor esto es la selva. Vamos a tener que pedir a los Reyes ordenadores Vtech para todos.

Aparte estamos un poco de la ceca a la meca. Antes de ayer llegó también la otra familia que viene en misión a Ludwigshafen, Javier y María Dolores. ¡Por fin les encontramos una casa! Así que están por aquí esta semana para firmar el contrato de alquiler. Y ya de paso se quedan para la convivencia que tenemos este fin de semana para todas las familias que estamos en misión en Alemania y Holanda.

A esta convivencia van también los muchachos mayores. Así que nosotros nos llevamos a unos cuantos. A todos nos ayudará, seguro. El demonio está atacando fuerte últimamente. Pero como decía el otro día, es bueno ver lo que sale de tu corazón, de lo que eres capaz y a lo que puedes llegar si te dejas engañar.

Hace un rato hablaba con una persona por teléfono. La llamaba por un tema, pero sin darme tiempo para nada la mujer se me ha puesto a llorar como una madalena. Me contaba cómo su matrimonio se ha venido abajo. Cómo su vida y la de su hijo están destrozadas. Ha descubierto que su marido lleva tiempo con otra mujer. Ahí es nada. ¿Qué se puede decir en estos casos? Pues poco o nada. Le he dicho que no deje de rezar. Dios es Todopoderoso y no es sordo a las súplicas del pobre, del abatido, de la viuda, del huérfano. Que no deje de pedir por su marido. Porque está ciego. El demonio le ha engañado y le tiene esclavo. Ha abandonado todo aquello que le podría ayudar (la oración, la eucaristía...). Sólo le queda ella para salvarle a través de su oración y de su amor. Como decía Santa Mónica (madre de San Agustín), si no puedes hablarle a tu hijo de Dios, háblale a Dios de tu hijo.

Si os acordáis, rezad por ellos, por favor. Están sufriendo lo indecible.
Y también por otro matrimonio muy cercano que está viviendo una auténtica pesadilla.

Estar en la Iglesia no es un seguro de nada, como se ve. Pero desde luego ayuda y mucho... a quien se deja ayudar, claro. La Iglesia nos aconseja como madre. Pero en nosotros, en nuestra libertad, está el dejarnos guiar. En la Iglesia está el Espiritu Santo. ¿De quién mejor nos podemos dejar aconsejar, guiar, ayudar, auxiliar que de Él?

Rezad también por nosotros para que esta convivencia sea un paso fuerte del Señor y fortalezca a nuestra familia.

Que Dios os bendiga y os conceda ánimo y alegría para este camino de conversión que es el Adviento.

3 comentarios:

CRIS dijo...

Pues sí, la verdad es que la oración es lo que nos salva, siempre, porque aunque no es una pastillita, a mi, al menos, siempre me llena de paz.

Yo también he experimentado esa sensación de que venga alguien y te cuente algo tremendo...y tener que dar una Palabra...¡Menos mal que el Espíritu Santo está siempre al quite...porque si por mi fuera...seguro que ya me habían llevado a los juzgados...jajaja.

Rezaré por vosotros y me acordaré especialmente estos días en los Laudes madruguiles...parece que me va a tocar salmodiar todo el Adviento, así que...por algo será.

Rezad también por nosotros en la convivencia...que cuando sois muchos, parace que se oye más fuerte.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Un saludo para todos! Este fin de semana hemos tenido nosotros la convivencia de transmisión. Como ya te dije, la primera en la que no comparto habitación contigo, Juanito, jjjj. Ya te mandaré algunas fotos que hicimos cuando me las pasen.
Hasta otra!

alfonso dijo...

'Estar en la iglesia no es un seguro de nada, como se ve' o "es seguro de todo" añado yo.
Por supuesto que 'estar en la Iglesia' es tanto como decir "tener experiencia del Amor de Dios, haberse encontrado con Jesucristo,sentirse inmerso en un proceso progresivo de intimidad con el Señor a través de la oración personal...", y esto sí que es un seguro.
No es el momento de hacer una 'traditio'pero mi experiencia habla que cuando he sido capaz de reconocer la maldad de mi pecado, que cuando de mi corazón ha salido el grito de ¡Señor, ayúdame!, que cuando he confesado mi pecado al sacerdote y a la Comunidad, todo ha cambiado, se ha dado el perdón y la reconcialiación ha sido posible. Este es el seguro que tenemos al estar en la Iglesia, si es que seguimos los dictados del Espíritu.
Nosotros también estamos ahora sufriendo lo indecible por el problemón de un matrimonio muy cercano, como sabes. ¿Qué ha fallado? ¿El pecado de uno o el pecado de la otra? ¡NO! Ha fallado el camino elegido para solventar la crisis. El Amor es más fuerte que la muerte cuando Cristo está en medio y cuando hay deseo de conversión. Pero de esto no entienden los Tribunales de Justicia humanos.
La Paz de Jesucristo, José Ignacio y Esther.
Alfonso.