lunes, 26 de enero de 2009

Hijos de Dios

Últimamente estoy un poco bajo de forma. Será el constipado, que ya me dura un par de semanas. Es como el buen desodorante, que no te abandona. Y así estamos todos, con los mocos colgando y tos perruna. Y eso que ya está llegando la primavera a Ludwigshafen. ¡Hoy hemos llegado a los 3º!

Ayer estuvimos de celebración: ¡el pequeño Mateo ha cumplido un año! Cómo pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando supimos que íbamos a tener otro pitufillo en casa, y hoy ese pitufillo ya corre que se las pela. A ver si descargo las fotos de la cámara y cuelgo (Google mediante) alguna más actual en la página.
Aunque es un poco travieso y desobediente (como su mamá...), es una bendición. Cada hijo es una bendición. Sobre todo de pequeñitos, que están para comérselos (luego te arrepientes de no habértelos comido, jeje). Es cierto que a medida que crecen dan quebraderos de cabeza y aceleran la aparición de las canas en los papás. Doy fe, que ya empiezo a peinar plata en mis sienes. Pero aun así, cada hijo que el Señor concede es un milagro. Es el milagro y el misterio de la vida (y si no que se lo digan a los matrimonios que no pueden tenerlos). En Roma conocimos a un matrimonio estupendo que llevaban muchos años casados sin descendencia. Estaban como locos con nuestros hijos. Ahora están en trámites para adoptar a un niño oriental. ¿Por qué el Señor elige a unos sí y a otros no? O como dice el salmo, ¿por qué la estéril queda encinta, mientras la madre de muchos queda baldía? Es un misterio. Porque el plan de Dios para cada hombre es un misterio. Pero para todos es un plan de salvación; para sí y para los que les rodean.
¿Quién me iba a decir a mí que sería padre de familia numerosa; yo, que soy egoísta hasta decir basta? Pues precisamente por eso. El Señor conoce mi corazón. Y lo que necesito para poder encontrarme con Él. Y me ha metido de lleno en una misión (la de ser esposo y padre) que me ayuda para que ese plan de salvación tenga éxito. ¿Qué original es el Señor, verdad?!
Hoy leía que está casi listo el proyecto de ley que va ampliar la vigente ley del aborto en España. Y me daba mucha lástima. Lástima no tanto por los niños; que, como los Santos Inocentes, van directamente al Padre a formar parte del ejército de los santos, nuestros intercesores ante Él. Sino lástima por los padres; por esas parejas, esas madres que quedan marcadas, heridas en lo más profundo.
¿Cómo es posible que el demonio haya sido capaz de engañar de tal forma a esta sociedad para que se vea el regalo, el don de la vida como una amenaza, como una enfermedad de la que hace falta curarse, protegerse y evitar a toda costa? Gran victoria la suya, sí, señor.
Pero para eso estamos los cristianos. Para desenmascararle. Y para decir sin miedo que la vida es un don del que no somos dueños. Que es una gracia inmensa para los padres. Y es que tener un hijo te ayuda a salir de ti mismo, de la comodidad que te aplasta en el sillón, de mirarte al ombligo, de dártelo todo. En definitiva, te ayuda a ser persona.

Ahora que digo lo de que la vida es un don, me acordaba de un compañero de mi antiguo trabajo al que le han detectado un cáncer de colon. ¿A quién pertenece la vida, sino a Dios, que la da y la pide cuando quiere? El tiempo que nos concede en este mundo es un camino hacia Él. Y nos pone acontecimientos en los que desea que le descubramos, que nos volvamos hacia Él, que descubramos lo mucho que nos ama. La enfermedad no es un castigo divino, como se oía decir antes. Es una oportunidad inigualable para abandonarnos en los brazos del amado, para descansar en su voluntad. Pero claro, eso es complicado verlo cuando estás sufriendo por el dolor y cuando el miedo y la incertidumbre por el futuro te atenazan. Espero que el Señor le ayude en este tiempo de combate. Yo rezaré. Es lo único que puedo hacer. Pero sé el poder que tiene la oración y la fe. Y sé que Dios le va a ayudar.

Me voy a la cama. Hoy he podido colgar una foto. Es de estas Navidades, de la eucaristía que tuve con mi comunidad de Alcorcón.


2 comentarios:

CRIS dijo...

Hola ¿Quienes sois vosotros en la foto?

Todo lo que dices en tu post, no sabes qué presente lo tengo ahora que estamos catequizando y "yo con estos pelos"...precisamente, estamos en la 5ª y 6ª...¿Quién es Dios para tí?, ¿Para qué vives?...

Es así, la vida es un misterio inmenso y para nosotros es muchas veces imposible entender que es simplemente una pequeña muesca de unos 80 años, dentro del plan infinito de Dios. Cuando estás en el día día, con todas las dificultades y movidas, todos queremos soluciones, y nos quejamos...Trascender eso y vivir en paz, aceptando la voluntad de Dios como una gracia y un pase maravilloso para el día que nos toque cruzar a la otra orilla...¡¡Realmente es un don!!

Lo del aborto, es fruto de muchos iconos de esta sociedad tan moderna... "utilitarismo", "materialismo", "alienación", con los que se pretende pintar la vida de color rosa...somos productos antes que personas, y cuando te das cuenta de tu realidad y de esa gran mentira, todo se derrumba...y en fin, como tú dices...las heridas nos llevan directos a la mismísima muerte...

Pero bueno...Dios nos ha puesto ahí para cumplir esta pequeña misión, dura, pero que son dos días...y ya sabemos, que las medallas, no nos las van a poner por aquí...Yo me conformo con que me reserven un ático por ahí arriba, para poder ir cuando llegue el momento, aunque por ahora, tengo pocos ahorrillos...jajaja.

Besos a todos...¡¡Menuda tostada os he dejado!!

José Ignacio dijo...

Cuánta razón tienes, Cris. Cuando tomas en peso tu vida y entiendes que eres criatura de Dios, es cuando toma sentido; todo encaja, como en un puzzle.

Es una pena que la sociedad esté apartando la trascendencia, lo eterno, por lo que se ve y se toca, por lo perecedero, lo que hoy es y mañana no. Pero ya sabemos quién anda detrás de esa visión tan triste y falta de esperanza, ¿verdad? Y esa es nuestra misión: devolver a la gente la esperanza, las ganas de vivir y ayudar a redescubrir el sentido de la vida.

Besos.