sábado, 4 de octubre de 2008

Diez años de alegría

Andamos estos días de celebraciones. Y creo que estamos en el país adecuado. Aquí las tartas son el alimento básico de las fiestas. El otro día, sin ir más lejos, en el colegio de los niños se celebraba una semana especial en la que se iba a trabajar sobre la salud, la comida sana, etc. Como colofón, el sábado invitaban a todos los padres a ver los trabajos de los niños, y se nos instaba a colaborar con comidas caseras. Pero curiosamente para ser la semana de la comida sana, no había mucho donde elegir: había que llevar una tarta (eso sí, podíamos elegir de manzana, de ciruela, de cereza...). Y lo mejor es que luego te cobraban para poder comer un trozo de tu propia tarta. Hace un par de días recibimos un papelito del colegio donde (creo) que ponía que habían sacado alrededor de 1000€. No está mal la idea: tú trabajas y encima te cobro tu trabajo. Y yo que pensaba que los españoles éramos espabilados...

Bien, decía que estamos de celebraciones porque hoy día 4 (ya casi 5) es el cumpleaños de Juan y de José. Se llevan exactamente 8 años (dice Esther que cree que incluso nacieron a la misma hora). Curioso, ¿verdad? Ayer invitamos a casa a Luciano y Mamen con su tropa, más la chica en misión que está en su casa, más los hijos de la familia alemana (éstos ya son mayorcitos, alguno incluso está casado), más alguno que se autoinvitó. Había más gente en casa que el domingo pasado en nuestra parroquia en la misa de la tarde (y no exagero). Esto parecía Eurovisión, porque hasta cantamos en español, alemán, inglés. Y Esther nos deleitó bailando La campanera... todo un espéctaculo. Los alemanes con la boca abierta. Porque aquí lo más que se mueven en las fiestas es para empinar el codo...jejeje. Bueno, eso es lo que dicen; yo aún no le he llegado a ver.
Hoy también ha sido el aniversario de Luciano y Mamen. Once años de matrimonio.

Pero la celebración más especial ha sido la de nuestro décimo aniversario. Sí, sí, como lo oís. El día 3 de octubre hicimos 10 años de casados, que se dice pronto.

El año pasado, como no teníamos muy claro dónde estaríamos este año, el Señor nos concedió celebrarlo por todo lo alto regalándonos un viaje a Venecia. Este año, obviamente, la cosa no podía ser tan a lo grande. Pero nos ha concedido celebrarlo de un modo más sencillo, pero mucho más contentos. Estuvimos cenando en un restaurante chino donde tienen marisco (gambas, tampoco penseis que hablamos de langostas, etc) y pescado fresco y que te preparan a la plancha al momento. Como es buffet puedes comer lo que te dé la gana. Y todo por 12€. Teniendo en cuenta que el pescado y el marisco apenas se ve por estas tierras, esto es como un oasis en medio del desierto.

Ponía en el título "Diez años de alegría", en memoria del famoso libro "Cien años de soledad" de García Márquez. Y es que esas palabras resumen lo que ha sido nuestro matrimonio hasta la fecha. Muchas veces nos lo decimos: ¡qué afortunados nos sentimos de tenernos el uno al otro! Constantemente (bueno, menos cuando nos enfadamos, claro) le doy gracias a Dios porque me reservó lo mejor que tenía, su obra de arte, el corazón más hermoso que conozco. Y cuánto agradezco al Señor que me diera la paciencia para esperar a la mujer que Él había pensado para mí desde siempre.

Cuando echo la mirada atrás, estos diez años han tenido de todo. Es cierto que hemos atravesado por turbulencias, por momentos de seria crisis, especialmente por temas con los hijos. Pero hay algo que ha sido fundamental para salir siempre adelante: teníamos la misma fe y la compartíamos. Cristo ha sido siempre la roca en la que nos hemos apoyado. Cuando peor lo pasábamos, más nos agarrábamos a la oración, más pedíamos que rezaran por nosotros. Es lo que nos ha mantenido fuertes. Sin Él hace tiempo que cada uno estaría ya por su lado. Porque menudos somos: soberbios y orgullosos como pocos. Pero si hay algo en lo que el Señor me ha ayudado en el matrimonio es a perdonar y a sentirme perdonado. Tan importante es una cosa como la otra. Y eso lo he ido aprendiendo poquito a poco, gracias sobre todo a la ayuda inestimable que he recibido desde la Iglesia, a través de la comunidad, de nuestros catequistas.

Hoy amo a mi esposa mucho más que hace diez años. Y me alegra ver cómo nuestros cuerpos se van estropeando, cómo nos van saliendo canas, etc, porque eso quiere decir que estamos envejeciendo juntos. Esa era mi ilusión y mi esperanza cuando nos casamos. Y el Señor me lo ha concedido ver hasta el día de hoy. Mañana habrá que seguir luchando por el matrimonio. Porque el amor no se conserva: es como el fuego, o se aviva o se apaga. Cada día es una nueva oportunidad de enamorarse, de hacer algo el uno por el otro, de quererse, de cuidarse, de apoyarse, de hablarse, de escucharse... incluso de sufrirse.

Y cada hijo es el sello de nuestro amor. Un amor que el Señor va bendiciendo con frutos reales. Por eso no tenemos miedo a dar la vida, porque cada hijo es una bendición, un regalo que el Señor nos confía como administradores.

En fin, creo que ya está bien por hoy. Mañana tenemos que madrugar para una nueva celebración. Esta vez en la parroquia. No tengo muy claro lo que se celebra, pero se van a juntar las dos comunidades eclesiales, la alemana y la italiana, se va a hacer una misa en ambos idiomas y luego una comida de confraternización. Vamos, que debe ser muy importante.
Y como es a las 10 de la madrugada, me voy a la cama.

2 comentarios:

jesús dijo...

Enhorabuena, felicidades en el Señor.

Mila y yo también hemos celebrado nuestro aniversario, 15 años el día 2 de Octubre, y hacemos nuestras vuestras palabras e intenciones porque para nosotros también la roca ha sido y es Cristo.
Anoche celebramos el 40 aniversario de nuestra Parroquia con el Cardenal-Arzobispo Agustín, y parafraseando el Evangelio del Domingo se preguntaba a sí mismo: ¿Qué encontrará el viñador (Dios Padre bueno) cuando vuelva para recoger los frutos de su diócesis después de 16 años presidiendo esta ingente viña? Y nosotros nos preguntábamos lo mismo, 15 años trabajando en nuestra pequeña comunidad familiar, iglesia doméstica, cuidando, cultivando y visibilizando el amor de Dios. ¿Nos lo arrebatará y le dará a otros la viña y la herencia...?
En fin, nos alegramos mucho de los dones que el Señor os está regalando, rezad por nosotros.
La Paz.

yoli dijo...

¡¡¡¡¡¡¿DIEZ AÑOS?!!!!!! Pero si fue antes de ayer vuestra boda, justo antes de la nuestra, que fue ayer mismo. La verdad es que yo lo recuerdo así.
En fin, ¡¡¡¡¡¡FELICIDADES!!!!!! Toda una década, que se dice y, sobre todo, que se para rápido. Que el Señor os siga colmando de bendiciones otros X años más (siendo X=años que Dios quiera) (esa pequeña vena matemática mía...)
Un beso enoooorme.