sábado, 2 de agosto de 2008

Todos en casa

Llegó el día del reencuentro. Habían sido 4 largos días separados.

Con el coche y el TomTom me fui al aeropuerto Frankfurt Hahn (que se llama así como se podía llamar París Hahn, porque está igual de lejos de cualquier parte). Y allí, tras una espera interminable, volvimos a encontrarnos todos, igual de altos y guapos que siempre. Les acompañaba Noemí, una de las hermanas de Esther, que venía para ayudar en el viaje con los niños y echar una mano durante unos días.

Una vez en la casa todos se quedaron pasmados. Les encantó el jardín, la buhardilla, la cocina y hasta el sótano (“keller” en alemán, que ya algo vamos sabiendo…). Estaban realmente contentos. ¡Hurra por la misión! Bien por el Señor, que una vez más nos concedía ver sus bendiciones.

Ahora empezaba de verdad la misión. Todos juntos en un lugar… no muy lejano, pero suficientemente remoto y extraño como para sentir la soledad de los afectos, pero a la vez el amor de Dios.

1 comentario:

mimesis3 dijo...

PAx tecum: Me llamo José Luis Mira Torres, acabo de descubrir tu blog , estoy emocionado empezando a leerlo,estuvimos en la misma conviencia de famiias al parecer , pero nosotros somos de los que no salimos enviados , o mejor dicho fuimos enviados a nuestra ciudad: Murcia , España, un bel posto, no os recuerdo fisicamente pero es como si os conociera despues de que ahora llevo leido, voy a leer todas las entraadas del blog. Coraggio