domingo, 17 de agosto de 2008

Una de milagros (y III)

Vuelvo a retomar el blog, tras una dura lucha con el ordenador. Como suele suceder, el hombre ha vencido a la máquina: me he cepillado el disco duro y he reinstalado el sistema operativo. Ahora me toca dejarlo como antes para que nadie se queje (pero funcionando, claro).


Bien, como lo prometido es deuda, aquí va la mejor experiencia en lo que va de tiempo de misión. Tiene que ver con nuestra pequeña Miriam. Con sus 6 añitos ha empezado este curso lo que en España corresponde a primaria (aquí se llama Grandschule... creo). Empezó muy contenta, como los demás, con la expectativa de nuevos amigos, aprender un nuevo idioma, etc etc. Pero al enfrentarse con la realidad cara a cara y encontrarse sola y desamparada, la pobre empezó a pasarlo muy mal. No quería ir al colegio, lloraba, le dolía la tripa, iba al servicio. La única amiga que había hecho durante la primera semana llegaba a clase aún peor que ella: gritando y pataleando como la niña del exorcista. Y no era la única. Un panorama desolador.

Pero entonces llegó el milagro. Aquí en Ludwigshafen hay una réplica de la casita de la Virgen (esa que algunos hemos tenido la gracia de visitar en Loreto) en una parroquia cercana. Pues bien, la propia Miriam nos pidió ir a la casita de la Virgen para poder pedirle que le ayudara. Nosotros sólo les habíamos hablado de la existencia de la casita, porque teníamos la intención de ir a visitarla cuando tuviéramos tiempo. Y le habíamos dicho para ayudarle en el cole, que cuando se sintiera sola que rezara y que se acordara de que su ángel de la guarda estaba a su lado para abrazarla y consolarla. Pero fue su propia iniciativa ir a visitar a la Virgen para rezar. Cuando llegamos allí se acurrucó a mi lado, cerró los ojos y se puso a rezar. Los demás hicimos lo mismo.


Yo llevaba toda la semana con el corazón encogido por verla. Está visto que el demonio sabe por dónde atacar. Y dado que por otro lado debe ser que no lo veía muy claro, decidió atacarme por donde más duele: por la niña de mis ojos. Pero como digo, la visita a la Virgen nos ayudó a todos. Miriam ahora va mucho mejor al cole. Y yo descansé, porque sé que ahora el asunto está en manos de mi madre del Cielo. Y ella tiene buenos contactos.

De hecho, al día siguiente había quedado con la profesora de Miriam, porque nos había llamado Luciano (que a su vez le había llamado Mónica -la mujer de Jörg-, que es con la que había hablado la profesora) para decirnos que la profesora estaba muy disgustada con Miriam (!!!). Pero como suele suceder con estas cosas que pasan de boca en boca (siempre me acuerdo de ese juego que se llama el teléfono escacharrado), la cosa no era para tanto. Iba ciertamente tranquilo a verla, sabiendo que la Virgen ya estaba moviendo sus hilos. Y en efecto, me encontré con que la profesora no estaba disgustada, sino muy preocupada por ella, por verla triste. Yo le conté que acabábamos de llegar de España y por qué habíamos venido, que ni la niña ni nosotros hablamos alemán, que la niña es muy tímida y que se siente sola porque no tiene amiguitas. La profesora lo entendió perfectamente. Estaba deseando verla sonreir. Me aseguró que trataría de hablar con otros niños para que jugaran con ella (eso no lo veía yo muy claro, pero...).


Una vez más he visto la mano fuerte del Señor. El evangelio de este domingo hablaba del poder de la oración, de la mujer extranjera que le pedía con fe al Señor que curara a su hija. Y el Señor se lo concedió. Estoy seguro que por la fe de mi hija va a obtener lo que ha pedido, que va a volver a sonreir. Aquí pongo una foto de esa sonrisa, desdentada pero preciosa.


Pero lo que me conmueve es que esto de lo que hemos sido testigos aquí, probablemente no lo hubiéramos visto jamás estando en Alcorcón. Porque cuando lo tienes todo no necesitas recurrir a Dios. Sencillamente no necesitas clamarle. Esta experiencia de gritar a Dios y ser escuchada va a ser un sello que Miriam llevará en su corazón el resto de su vida. Sólo por esto ha merecido la pena la misión. Como dice un salmo, "Dayenú" ("eso nos habría bastado"). Pero estoy seguro de que el Señor aún nos reserva más caricias como esta.


Me voy a la cama. Ya me he pasado tres pueblos del horario alemán. Aquí todo el mundo está roncando desde hace tres horas. Yo sigo con el chip español. Pero qué narices: ¡¡que viva España...!!!

1 comentario:

Marcelo y Gemma dijo...

Hola chicos:

Acabo de secarme las lágrimas y sonarme los moquetes con la experiencia de Miriam. ¡Cómo es el Señor, que es capaz se sorprendernos todos los días! Y sobre todo como emociona ver cuando nuestros hijos tienen sus propias experiencias de Dios y como aún siendo tan pequeños recurren a él. Desde luego que el demonio aprovecha cualquier cosa para atacar, se aprovecha hasta de los cambios hormonales.
Intentaremos solucionar lo de la webcam cuanto antes, ya que Lucía tiene muchas ganas de hablar con Miriam (mañana le enseñamos la foto). Seguro que el Señor se sirve de las nuevas tecnologías para hacer que Miriam por lo menos sonría un poquito. Así que soluciona cuanto antes el asunto de la wecam.
Por cierto, con esa pedazo casa y esa pedazo cocina, deberiáis plantearos la posibilidad de utilizarla como casa de convivencias. Además mira, ya no tenéis que preocuparos ni de terrenos ni de planos. Pensarlo y así nos podemos ir en Pentecostés de convivencia para allá.

Corto y cierro.
La paz.