viernes, 12 de septiembre de 2008

Ora et labora

Llevo tres días de curso de alemán y ya sé decir cómo me llamo y dónde vivo. Así que si me pierdo o me detiene la policía, ya sé cómo contestar... ;-) Es broma. La verdad es que estoy gratamente sorprendido de ver que empiezo a entender muchas cosas. Supongo que influye que el profesor habla muy despacio y que debe usar un vocabulario de 20 palabras. Pero vaya, dado que antes de venir aquí no tenía ni idea de alemán (salvo las pocas lecciones que mi padre pudo darnos), no está mal. También intento aprovechar las mañanas estudiando vocabulario, gramática, conjugaciones, declinaciones... cosas así, divertidas a más no poder. Y es que da mucha rabia ver que no puedes decir ni esta boca es mía.

Ayer, por ejemplo, hermanos de la comunidad salimos por las casas a dar nuestra experiencia de fe. Yo le dije a Fulvio, el hermano con el que salí: "si nos abre alguien que hable español o inglés, hablo yo (aunque él también los habla perfectamente, dicho sea de paso); si hablan alemán, te toca". Evidentemente, no abrí la boca. Y lo peor es que ni siquiera podía seguir las converaciones. Así que estaba como Don Tancredo, con cara de besugo.

Mucha gente me pregunta si ya estoy buscando trabajo o incluso si ya tengo algo. Me alegra que tengan tanta confianza en mí. Pero yo siempre respondo con lo mismo: imagínate que viene a España un alemán... o peor aún, para que sea más parecido a mi situación, un magrebí sin saber una palabra de español. ¿Dónde podría ponerse a trabajar? ¿Dónde puede trabajar que no tenga que hablar ni que le hablen (porque no va a entender nada)?
Bien, mi situación es similar, pero con una particularidad. Porque aquí en Alemania sólo puedes trabajar de aquello para lo que has estudiado. No les entra en la cabeza que si tú te has preparado para una cosa, quieras trabajar en otra distinta. La gente hace cursos específicos que dan acceso a un tipo de trabajo concreto ("Ausbildung" creo que se llaman).
Así pues he estado mirando empresas grandes, como Siemens, donde pueda tener alguna oportunidad sabiendo hablar inglés. Pero como era de esperar, en la descripción de los ofertas de puestos de trabajo siempre pone algo como "Sehr gute Deutsch" (que viene a ser algo así como "abstenerse paletos que no hablan alemán como Dios manda").

Bien, digamos que estos son los argumentos racionales por los que hoy por hoy no estoy trabajando aquí. Digamos que necesito aprender algo de alemán para que, al menos, cuando haga una entrevista de trabajo sepa si me están pidiendo la hora o que me siente...

Pero para mí, hay una razón fundamental para aprender alemán antes que nada (teniendo en cuenta que si me pusiera a trabajar ahora tendría que dejar el curso de alemán). A ver cómo lo explico para que se me entienda, porque estoy un poco espeso...
Nosotros lo hemos dejado todo siguiendo una palabra, la que Jesucristo le dijo al joven rico: "anda, ve, vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres; entonces ven y sígueme". Bueno, no es exactamente lo que hemos hecho, pero se aproxima... Y lo hemos hecho para poder dar gratis lo que gratis hemos recibido. Si hay algo de lo que podemos dar testimonio es de que Dios provee. Lo ha hecho SIEMPRE en el pasado y lo seguirá haciendo ("no os preocupéis de qué comereis, con qué os vestireis..."). Y aunque da vértigo y, como decía hace poco, muchas veces la tentación me viene por ahí, sé que el Señor va a darnos lo que necesitamos cuando lo necesitemos.

No hemos venido por trabajo; no hemos venido a hacer dinero. Pero obviamente tampoco a ser gravosos a nadie. Ya decía San Pablo que el que no trabaja que no coma. Y él allá donde iba se ponía a hacer tiendas. Así que buscaré trabajo como sea.
Pero lo primero es lo primero. Aquí estamos para dar razón de nuestra fe, para compartir nuestra experiencia, todo lo que Dios ha hecho con nosotros. Y para eso es imprescindible hablar alemán, para integrarnos en la comunidad, en la parroquia, en el vecindario... en la sociedad.

De momento, pues, mi trabajo consiste en rezar y aprender alemán. Bastante trabajo tenemos además adaptándonos al país y al idioma, haciendo papeleos, ayudando a los niños con los deberes... Me decía Esther el otro día: "¡cuánto agradezco a Dios que estés aquí! Yo sola, con todo esto, me hubiera vuelto loca, no hubiera resistido ni dos días".
Dios hace siempre bien las cosas. Aunque a veces cuesta verlo.

Me reclaman mis deberes. Cuelgo otro par de autofotos. Una es en un parque cercano donde hay animales (y donde se ve de nuevo que Mateo no ha aprendido aún a sonreir a la cámara. Este chico no va a hacer carrera con los paparazzis).
Bueno... será otro día. Hoy esto está hecho una patata...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Toda mi familia y yo rezamos mucho por vostros. Un abrazo para todos desde Alcorcón, en especial para Juanito e Isaac.