jueves, 6 de noviembre de 2008

Paso a paso

Nuestro pequeño Mateo ha empezado a dar sus primeros pasos solito. Como es un poco bruto y no tiene miedo a nada, le cuesta poco lanzarse al vacío con sus piernillas cortas. Es una pena que no pueda colgar más fotos, porque tengo una donde se le ve estupendamente la cara de velocidad caminando. Y digo que es una pena, porque Blogger funciona realmente mal cuando tratas de poner una foto. Aún así lo seguiré intentando.






Es una maravilla poder ver crecer a los niños. Sí, es cierto, verles crecer te hace viejo. Pero ¿acaso no es estupendo ser testigo de los mejores años de las personas, los de su infancia, cuando todo es juego y diversión?

Muchas veces se me olvida no obstante que los hijos son de Dios, no nuestros. Dios nos los confía durante un tiempo, para que les ayudemos a ser personas, a ser cristianos. Sí, los alimentamos, vestimos, cuidamos, les damos nuestro cariño... pero lo fundamental es que les transmitimos la fe. Porque pocas cosas podemos dejarles que realmente merezcan la pena. Muchas veces nos esforzamos por darles la mejor educación, queremos que estudien una carrera o que al menos puedan trabajar de algo que les saque de pobres... no vayan a sufrir... Y resulta que el sufrimiento les viene porque en la escala de valores que les hemos transmitido lo primero era el dinero, el ser, el tener. Nuestra herencia es la angustia vital y las neurosis con la que nosotros mismos hemos vivido.

¿Es eso de verdad lo que queremos para ellos? ¿Es lo mejor? ¿No será mejor hacerles libres de esclavitudes, del servilismo al dinero, de la angustia por el mañana? Y me pueden argumentar si eso no es alienarles de la realidad, hacer que vivan en los mundos de Yupi. Yo no lo creo. Al contrario. Es tan solo poner las cosas en su sitio. "Amarás al Señor con toda tu mente, con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu alma". Es el primer mandamiento de la vida. Es la primera palabra, la palabra más importante que el Señor nos ha regalado para ser felices, para vivir de verdad. Haz eso y vivirás.

¿O es que el Señor iba de broma cuando decía aquello de "No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, con que os vestiréis... Por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso".


Al hilo de esto de que los hijos son de Dios, y que Él nos los da y nos los reclama cuando Él quiere, el otro día el Señor se llevaba consigo a un niño de diez años, hijo de una familia de Munich. El niño era muy especial. Él mismo se había comprometido un año atrás a rezar el rosario todos los días por la evangelización en el mundo, especialmente en aquellos lugares donde no hay iglesia. El Señor le regaló ese don, esa misión. Aquí en Alemania tuvo que luchar por que le abrieran las iglesias para poder rezar ante el sagrario. Ahora el Señor le regala poder continuar a su lado la misión, en una eterna acción de gracias, con una plegaria ciertamente agradable a Dios.


Otra cosa, antes de que se me pase. Es sobre la eficacia de la oración. El otro día os contaba que José lo está pasando mal en el cole porque no tiene amigos y porque unos compañeros le hacen la vida imposible. Pues bien, todos los días rezamos para que el Señor le conceda un amiguito. Le hemos dicho que lo importante es pedir las cosas con fe, que el Señor te escucha y te concede lo que necesitas. Así que últimamente pide por tener este amiguito. Siempre, cuando vamos de camino al cole rezamos un avemaría por una intención especial. Y estos días es ese amiguito que necesita. Pues bien, lleva ya varios días que está jugando en alguna de las pausas con un niño de su clase que además le proteje de los otros que le molestaban. ¿No es estupendo? ¡Qué bueno es el Señor con nosotros, que nos permite ver su acción salvadora en nuestras vidas!

1 comentario:

SOLITARIO dijo...

Me encanta vuestra experiencia. ¿Me invitaríais a compartir con vosotros unos días?. Estoy atravesando unos momentos muy difíciles en mi vida y creo que me ayudaría.

El llanero solitario